Las Reales Atarazanas, el astillero medieval más grande del país, construido en Sevilla hace cerca de 800 años por Alfonso X El Sabio, volverán a abrir sus puertas en 2024. El lugar que fue una industria naval propiedad de la Corona de Castilla, donde se construían las galeras, se convertirá en un centro cultural polivalente muy peculiar. Lo será tanto por sus dimensiones, su ubicación en pleno corazón de la ciudad, como por la historia que guardan sus muros y su vinculación con América.
Las 17 naves que lo conformaban estaban construidas en el barrio del Arenal, en sentido perpendicular al río Guadalquivir y adosadas a un fragmento de la muralla islámica de la ciudad. Concretamente, se trata de una zona ubicada entre la Torre del Oro, la Torre de la Plata y la puerta del Carbón y postigo del Aceite, a mitad de camino entre el río y el conjunto monumental de la Catedral, el Archivo de Indias y el Alcázar.
Con el paso de los años el espacio sufrió modificaciones y fue teniendo varios usos: almacenes reales y aduanas, fábrica y depósito de artillería y hasta morada del Ejército. Ahora, de la mano del arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra, el espacio volverá a llenarse de vida al reconvertirse en un punto de encuentro, de intercambio y de relación de todos los ciudadanos con el mundo del arte, la cultura y el conocimiento
Tras 30 años de desacuerdos y falta de inversión y de compromiso por parte de las instituciones, si no hay contratiempos, en 2024 la capital hispalense podría contar con este nuevo espacio.
20 millones de euros
El proyecto ha sido acordado con la Asociación para la Defensa del Patrimonio de Andalucía (Adepa) y cuenta con un presupuesto que supera los 20 millones de euros financiados por la Fundación La Caixa y la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, propietaria del edificio desde 1993.
Las Reales Atarazanas albergan tres edificaciones históricas concatenadas. Por un lado, el sector de las murallas islámicas, las siete naves de atarazanas en sí y un edificio construido como Maestranza de Artillería.
En concreto, el proyecto arquitectónico, muy respetuoso con el monumento, contempla una serie de actuaciones como la recuperación del lienzo de muralla almohade, la apertura visual del edificio en la calle Dos de Mayo y el mantenimiento del espacio medieval de la planta baja conformado por siete naves, que se destinará a sala de exposiciones principal.
Solo se excavarán las naves 6 y 7 hasta alcanzar su cota primitiva, una compleja y delicada intervención permitirá recuperar la escala de los antiguos astilleros, según han informado a este periódico desde el estudio de arquitectura encargado de la obra.
En esta misma línea de actuación, en la planta baja la propuesta contempla la restauración y rehabilitación integral de las arquerías medievales, las bóvedas del siglo XVIII y sus cubiertas metálicas, dotando al recinto del equipamiento técnico necesario para convertir este lugar en un activo espacio cultural polivalente.
Otros recintos destinados a la logística, librería, accesos a planta alta, administración o a la realización de talleres culturales complementan los servicios necesarios para el correcto funcionamiento de este centro cultural.
Las obras comenzaron a finales de diciembre, aunque fueron inauguradas de manera oficial en esta semana por el presidente de la Junta, Juama Moreno. Durante su intervención, puso en valor el desbloqueo de un proyecto emblemático gracias a la colaboración público-privada.
A su juicio, con la resurrección de este espacio la ciudad sale ganando en conocimiento, en uso público y cultural, al "recuperar un patrimonio excepcional, clave en su historia". Una vez concluidas las obras será la Fundación Cajasol la que, como cesionaria de la concesión, asuma la puesta en marcha del centro cultural.