Cuentos completos
Katherine Mansfield
20 febrero, 2000 01:00Hay que subrayar la belleza de estos cuentos y relatos, un género prácticamente ignorado en la Inglaterra del XIX, que Mansfield ayudó a perfilar y logró elevar a categoría literaria
P ocas veces fueron 34 años tan intensamente vividos como los de Katherine Mansfield [seudónimo de Kathleen Beauchamp, (Wellington, Nueva Zelanda, 1888-Fointanebleau, Francia, 1923)]. Desde su primer matrimonio con el cantante George Brown, quien la abandonó la misma noche de bodas (según otra versión fue ella quien decidió romper la relación el primer día de matrimonio), hasta la complicada y enrevesada relación con su último marido, el editor John Middleton Murray, después de haber mantenido numerosos escarceos amorosos con músicos, traductores, personalidades literarias..., la desbocada y bohemia vida de la hermosa Katherine Mansfield era objeto de comentarios y morbosas especulaciones en los círculos intelectuales londinenses, fundamentalmente entre algunos componentes del reputado grupo de Bloomsbury, con quienes se encontraba próxima (también ella estudió en el Queen"s College, como la mayoría de las pertenecientes al grupo), aunque muchos la consideraban la rival más directa de Virginia Woolf. La fascinación, al tiempo que la envidia y admiración, que su persona motivaba fue tal que autores de la talla de D. H. Lawrence, de quien era vecina en Cornwall, o Aldous Huxley, la utilizaron como modelo en el diseño de alguno de sus personajes. La propia autora, tal como recoge Ana María Moix en la "Introducción" del volumen afirmó: "Dado que no soy una intelectual, parece que siempre deba aprender las cosas arriesgando mi vida." Sea como fuere no es de extrañar que Mansfield sea considerada como la primera feminista que tuvo el coraje de intentar llevar, y en buena parte lo consiguió, la entonces quimérica "igualdad de sexos" hasta sus últimas consecuencias. En palabras de Elizabeth Bowen, "Katherine Mansfield no era una rebelde, era una innovadora."Pero todos estos detalles biográficos, pese a ser atractivos, no resultan sino meras anécdotas cuando nos acercamos a la belleza de sus cuentos y relatos, un género, prácticamente ignorado en la Inglaterra del XIX, que ella ayudó a perfilar y logró elevar a categoría literaria. Los lectores hispanohablantes tenemos ahora la suerte de contar con la traducción completa de todos sus cuentos, tanto los que publicó en vida como aquellos póstumos que fueron editados por su marido. En la disposición formal de esta publicación se ha respetado el orden cronológico de cada uno de los volúmenes que aparecieron por separado y la intervención de distintos traductores apenas si es perceptible para los lectores.
En un balneario alemán (1911) recogía los relatos publicados durante dos años en "The New Age". Aunque Katherine Mansfield rechazó tentadores contratos para nuevas reediciones, sobre todo tras la I Guerra Mundial debido a la aversión que se sentía hacia los alemanes, alegando que ni ella misma se reconocía en aquellos primeros cuentos, lo cierto es que ya en ellos podemos apreciar buena parte de los temas y preocupaciones que se repetirán en volúmenes futuros. Ello sin mencionar el estilo, exquisito y elegante hasta el infinito que será su definitiva marca de agua. Acomodadas familias de clase media, personajes caracterizados por una terrible soledad espiritual, complicadas relaciones amorosas, la dificultad de sus personajes para comunicar, para hacer partícipes a los demás de sus deseos y emociones, pequeños detalles que motivarán la concienciación de los personajes... Todo esto ya es posible encontrarlo en este primer volumen en relatos como "Frau Brechenmacher asiste a una boda", tal vez el mejor relato del volumen. Después de asistir a una boda los Brechenmacher regresan a casa cuando "Una fría ráfaga de viento le arrancó de un golpe la capucha, y ella, de pronto, recordó cómo habían vuelto a casa la primera noche. Ahora tenía cinco hijos y el doble de dinero; pero...".
En Felicidad y otros cuentos (1920) regresa a su Nueva Zelanda natal, donde es considerada la gran dama de las letras nuevozelandesas, y evoca su infancia junto a su hermano, muerto durante la Gran Guerra. Sin duda alguna, "Preludio", el primero de los cuentos, destaca poderosamente sobre el resto y apreciamos la clara influencia de Chejov, algo que suponía un motivo de orgullo para la propia autora. Pero si bien "Preludio" es uno de los grandes relatos de Katherine Mansfield (para numerosos críticos el mejor), esta colección en su conjunto queda un tanto ensombrecida si la comparamos con Fiesta en el jardín y otros cuentos (1922) publicado poco antes de morir y donde Katherine Mansfield se revela como una escritora tan sólida como madura mostrando un total y absoluto dominio de todos los resortes necesarios en el género. "En la bahía" es un relato de elaboración ciertamente compleja debida al elevado número de personajes protagonistas, toda la familia Burnell. "Fiesta en el jardín" es el más claro ejemplo de cómo cualquier incidente puede cambiar la vida de los personajes. Laura Sheridan tiene una pequeña fiesta en el jardín de su casa cuando un obrero sufre un accidente y muere dejando mujer y cinco hijos. El incidente motivará que Laura, hasta entonces un personaje anodino, trivial y pueril, adquiera una novedosa conciencia social: "¿Qué le importaban ya las fiestas, las canastillas de emparedados o los vestidos bordados? Se hallaba muy lejos de todas aquellas cosas. Y era espléndido, hermosísimo."
También incluye esta colección que se acaba de publicar los dos volúmenes de cuentos que editó su marido después de muerta. Se trata de El nido de la paloma y otros cuentos (1923), con más de la mitad de los relatos inacabados y Algo infantil y otros cuentos (1924), creo recordar que lo único conocido hasta ahora de Mansfield en nuestro país.