Letras

La poesía de Francisco Brines

25 julio, 2001 02:00

José Olivio Jiménez
Renacimiento. Sevilla, 2001. 150 páginas, 2.000 pesetas

José Olivio Jimenez (uno de los mejores conocedores de nuestra poesía contemporánea) ya escribió de Brines cuando éste sólo se había estrenado -era el autor solamente de Las brasas- y le dedicó el apartado final de su gran libro Cinco poetas del tiempo (1964). Ahora José Olivio ha sintetizado muchos años de cercanía a la persona y a la labor de Brines (es también el autor y prologuista de su antología en Alianza) en este libro humildemente lleno de sabiduría y donde se recoge -diríamos como espléndida introducción al poeta de Oliva- su trayectoria íntegra hasta hoy. Desde el inaugural premio Adonais Las brasas (1960), hasta La última costa de 1995. Lamenta José Olivio en la introducción (y es otro sentimiento que comparto con él) que Brines dejara fuera de su poesía completa el tomito Poemas excluidos (1984) poemas varios pero, en general, nada desdeñables.

La poesía de Francisco Brines -como quien ha sabido donde iba- ha cambiado poco, y sin embargo está llena de múltiples distingos. Cuando se dice solo que es una poesía elegíaca -que lo es- se olvida que, muy a menudo, también es una poesía enormemente sensorial o sensual, y aún heterodoxa en ese sentir. Cuando se dice que es metafísica -que también lo es- se olvida que es asimismo una poesía que busca o que no desdeña la claridad y la lógica. Además ha tenido momentos satíricos y conceptistas (en Aún no) y ha llegado a sintetizar su pesimismo siempre vital en estampas de expresionismo tenebrista, como las de La última costa. Todo esto lo recorre José Olivio Jiménez en capítulos de apretada síntesis lúcida, en las tres partes que dividen su libro: desde lo que podría ser la poesía juvenil, que culmina en Palabras a la oscuridad (1966) hasta la plenitud que salva el instante (sus dos últimos libros), pasando por una primera madurez donde se da, en parte, la poesía más nihilista y seca (en cuanto a expresividad) de Brines: Insistencias en Luzbel de 1977.

No puedo sino estar de acuerdo, por lo demás, en los libros de Brines que José Olivio prefiere, los más ricos y plurales de su producción: Palabras a la oscuridad y El otoño de las rosas. Un libro de crítica excelente e imprescindible para los estudiosos de un poeta, académico hoy, que ya es un clásico.