Letras

El teatro de Francisco Nieva

JUAN FRANCISCO PEÑA

3 octubre, 2001 02:00

UN. ALCALÁ/RESAD/ JUNTA CASTILLA-LA MANCHA, 2001. 2 TOMOS, 377 Y 550 PÁGS., 5.500 PTAS.

La obra teatral de Francisco Nieva (Valdepeñas, 1924) crece en autoridad conforme van cayendo las hojas de los calendarios. Al paso del tiempo, sus piezas se han ido editando adecuadamente y los estudios sobre las mismas dibujan la figura real de uno de los grandes creadores del siglo.

Decisiva fue la edición, en 1991, de su Teatro Completo, en dos volúmenes. Pero el estudioso, que no el lector, habría deseado que esa edición hubiera acogido notas y bibliografía. No fue así, y bien está.

Como si fuera el mejor complemento del Teatro Completo en el sentido académico apuntado, sale ahora El teatro de Francisco Nieva, un profundo estudio escrito por un buen conocedor del autor, Juan Francisco Peña. El trabajo es su tesis doctoral y fue dirigida por ángel Berenguer, veterano investigador de nuestro teatro que ya en 1972 presentó a Nieva en la Sorbona, junto a Arrabal, como uno de los arietes de un renovado teatro español.

La investigación tiene seis capítulos perfectamente estructurados. Comienza con una cronobiografía del escritor, para trazar después el marco teatral en el que surge la creación de Nieva. Los apartados siguientes recogen dos vertientes polémicas en torno al dramaturgo: la clasificación de su obra y la génesis e influencias de/en su producción. Peña apunta por un lado, las vanguardias y el teatro europeo y, por otro, la literatura española.

Los dos capítulos siguientes son la parte del león del libro. En primer lugar, se analizan los rasgos básicos del teatro de Nieva, recorriendo las muy diversas caras del gran poliedro que es su obra dramática: en su contenido -el sexo, la religión, los convencionalismos sociales, el humor, el mito, la ceremonia o la muerte-y en su continente -los personajes, la estructura, la escenografía, el tiempo, el espacio y su prodigioso lenguaje.

Y queda el último de los capítulos, el más amplio, referido al estudio de las obras. La treintena de piezas publicadas, estudiadas con la precisión del entomólogo: introducción de la obra, resumen de su argumento, personajes, el espacio, el tiempo, la estructura, los temas, la escenografía y la lengua.

Un sólido edificio el que ha construido Peña para que podamos comprender todavía mejor al "gran visionario y descubridor" que es Francisco Nieva. Un edificio en el que, frente a clasificaciones anteriores, ordena la obra de Nieva en tres únicos apartados: teatro gótico, teatro de la España negra y teatro de recreaciones histórico-literarias.

Menos afortunado está Peña en empeñarse en subrayar el expresionismo y el seguimiento brechtiano del dramaturgo; en no subrayar la decisiva influencia en el académico de un escritor como Jardiel Poncela, y en no hacer caso al propio Nieva, que en su día ya se definió como lo que es, un abanderado de la posmodernidad-emanación de su "postismo"-, encuadramiento clave para entender al formidable autor y a su más formidable obra, y perspectiva desde la que hay que contemplar, sin prejuicios, su creación.