El desastre de la guerra: Paz perpetua
por Jacobo Muñoz
23 enero, 2003 01:00En un famoso opúsculo publicado en 1795 Kant se pronunció con rara intensidad moral a favor de la "paz perpetua". Esto es, a favor del establecimiento de un derecho internacional sólido, por él calificado como "cosmopolita", que en el marco de una federación de naciones democráticas dejará definitivamente atrás incluso el viejo derecho de gentes, que contemplaba y teorizaba a la vez, con apreciable solidez, la posibilidad de unas "guerras justas". Esto es, las que tienen causas justas, como la defensa ante un ataque o el castigo de un crimen de gran envergadura. Decidida la humanidad a caminar por la senda de la paz perpetua, incluso tales guerras serían, ciertamente, innecesarias.
Es evidente que la memorable propuesta kantiana ha tenido poco éxito en el terreno de los hechos. Ahí está, entre tantos otros datos posibles, el fracaso de las órdenes de alto al fuego de las Naciones Unidas en la segunda mitad del siglo XX. Que circunstancias excepcionales, marcadas por los execrables y crueles atentados contra las Torres Gemelas, hayan conferido al presidente de la nación más poderosa de la tierra un cheque en blanco no sólo para ordenar la persecución de delitos sin garantías ni procesos, e incluso con una "licencia para matar" que convierte al propio aparato del Estado en productor de técnicas terroristas, sino incluso para hacer la guerra como y cuando quiera, es el mayor y más inquietante signo de la oscuridad de los tiempos que corren. Muchas son desde luego las razones que mueven a desear que los iraquíes sean liberados de un déspota como Sadam Husein. Pero eso no justifica una guerra, unilateralmente decidida, que causaría padecimientos terribles a muchos inocentes, desestabilizaría una zona "caliente" y sería inequívocamente rechazada por la mayor parte de los ciudadanos, como ya se lo ha sido por voces de muy alta significación moral y religiosa. La política no puede convertirse en el arte siniestro de llevar a los pueblos donde no quieren ir.