Pessoa

Pessoa

Letras

Crítica: ensayos, artículos y entrevistas

2 octubre, 2003 02:00

Fernando Pessoa

Edición de F. Cabral Martins. Traducción de R. Villagrasa. Acantilado. Barcelona, 2003. 586 pags. 30 €

Sólo publicó un libro en vida -dejando de lado las plaquettes en inglés- y ese libro (Mensagem) salió un año antes de su muerte. Pero aunque hubo mucho Pessoa inédito, y por ello muy pocos en vida del poeta se percataron de la plural magnitud del personaje -enterrado hoy en los Jerónimos de Lisboa, como Camões, dando así parcial razón de ese supra-Camões del que hablara- lo cierto es que Pessoa publicó mucho en vida: poemas, artículos, eso sí en revistas literarias -para pocos- o - más tarde- en periódicos de amplia tirada...

Lo que sugiere en su epílogo el compilador portugués de este volumen, Fernando Cabral Martíns, es que la obra crítica de Pessoa -digamos la obra, a veces con delgadas fronteras, que tiene un talante ensayístico, o sea, que no es ni poesía ni narrativa, ni El libro del desasosiego -responde, en su pluralidad, a los mismos intereses del Pessoa ortónimo o heterónimo: agitación literaria y renovadora en la etapa vanguardista. Construcción del ideal portugués (desde el esteticismo o a la política) y búsqueda de un mundo de allendidad, que podría ir desde la heterominia que también se da en la crítica -Álvaro de Campos polemiza con Fernando Pessoa- hasta el neopaganismo, o el esoterismo, que tampoco alude sólo al Quinto Imperio de las llamadas profecías de Bandarra (un mito del nacionalismo lusitano) sino también a la Masonería que Pessoa defendió o a su relación con el peculiar poeta y mago inglés Aleister Crowley, que fue a visitar a Pessoa y desapareció en la Boca do Inferno, cerca de Lisboa, suceso del que Pessoa no dejó de sacar algún partido.

En medio de todo esto (a veces artículos que apenas son una nota, trivial como la dedicada a Poe o sutilísima como la que firma álvaro de Campos, “Nota al azar”; pero que otras son largos y documentados como los iniciales dedicados a la poesía portuguesa o el más largo de los que se refieren a António Botto) hallamos otro grupo de artículos escritos para la “Revista de Comercio e Contabilidade” (en los primeros años 20) que nos dan cuenta del Pessoa más aparentemente trivial: el oficinista, manera en la que habitualmente se ganó su oculta e interiorizada vida. Algunos de esos artículos casi son un manual para el buen empleado. Acaso este grupo de artículos resulte aburrido para el lector que busca literatura o crítica, pero no lo será para el que sepa ver en ellos un rasgo de esta personalidad caudal y fascinante.

Pues, en efecto, el hombre que defiende la masonería pero también una honesta dictadura militar (“El interregno: Defensa y justificación de la Dictadura Militar en Portugal”, un folleto de 1928 que se dice repudió más tarde) es el mismo que también defiende el paganismo homosexual de António Botto en su libro Canções, el que alienta la rebelión estética de Álvaro de Campos (siempre rupturista, siempre libérrima, siempre de vocación escandalosa) y el mismo que añoraba el Quinto Imperio que sería Portugal -la gloria de Portugal- tratando y traduciendo a un hombre, como Crowley, que se autodenominaba la Gran Bestia y era considerado por la prensa del momento el hombre más perverso del mundo... Ortónimo o heterónimo -aquí fundamentalmente ortónimo- es siempre Fernando Pessoa, amigo del gran vanguardista y suicida Mario de Sá-Carneiro.

Si ahora quisiéramos mirar como meros lectores estos ensayos y artículos (aparte de la personalidad proteica de Pessoa) también encontraríamos de todo. Hay notas y prefacios a libros que hoy son tan desconocidos como sus autores, así por ejemplo A Romaria, un poema del padre Vasco Reis. Hay artículos llenos de interés -por la teoría esteticista neopagana- que superan la calidad del autor al que defienden: la obra de Botto es menor, pero Pessoa no dejó nunca de defenderla. Hay espléndidos artículos de política regeneracionista y magníficas proclamas o clarines d’avantgarde (“Cómo organizar Portugal” o “Una réplica al señor Adolfo Coelho”) y también notas mínimas, atinadas como “El cuarteto popular”, o meras fichas como las dedicadas a Poe o Camões, aunque esta última tenga algo muy pessoano: la epopeya que Camões escribió pide que aguardemos la epopeya que él no pudo escribir.

Con lo que quiero decir que si -críticamente, literariamente- estamos ante una compilación desigual (abarca desde 1912 a 1935), en tanto que mejor manifestación cotidianizante del mundo de Pessoa, este tomo de Crítica -las entrevistas son pocas y breves- muestra y subraya con nuevos argumentos, lo que sabíamos: Fernando Pessoa fue una personalidad compleja y rica en esa complejidad. Pero en lugar de domeñar u ocultar tal pluralidad -como seguro que han hecho otros- quiso ser profundamente consciente de ella y darle salida y luz entreverada en todas sus contradicciones, en todas sus facetas, tan típicas del hombre que no se disminuye. Que además fuera un genio, lógicamente, es otra cosa.