Una confusión en un balcón de La Habana sembrará de incertidumbre el reciente matrimonio de Juan Ranz, traductor e hijo improbable que sólo irrumpió en el mundo tras sucesivos fracasos conyugales. Su disposición de no saber no le impedirá conocer la experiencia del amor frustrado o la perplejidad ante la imposibilidad de acceder a la intimidad ajena. La recepción de la novela en Alemania sólo corrobora la excelencia de una escritura extraordinariamente perspicaz para recrear las grandes tensiones del alma humana: la culpabilidad, la necesidad de la confesión, la inutilidad del arrepentimiento.