Mauro Armiño ha querido librar a Rosalía de Castro, en esta ajustada muestra de lo mejor de su poesía, de la "sacralización simbólica" de su figura, que la ha convertido "en la nai, en la santiña, en la pradoeira de saudade, en una especie de madre de una tierra irredenta". Rosalía es todo eso, y más: una escritora consciente de su oficio, uno de los pocos poetas del siglo XIX que siguen siendo nuestros contemporáneos. Cuando creemos tenerla olvidada de tan sabida, conviene volver a sus versos en castellano y en gallego (admirablemente traducidos) para comprobar que no han perdido nada de su frescura ni de su amargura.