Image: Y después de Cavafis, ¿qué?

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Letras

Y después de Cavafis, ¿qué? Grecia hoy, Olimpiadas ilustradas

29 julio, 2004 02:00

De izda a dcha y de arriba abajo: A. Mijalopulu, N. Panayotopulos y Petros Márkaris; Andreas Apostolidis, S. Sateli, S. Triandafilu, Nickos Themelis, Dimitris Nolas y Andreas Staikos

Cuando el 13 de agosto comiencen los Juegos Olímpicos en Atenas, el mundo entero volverá sus ojos a Grecia. Resonarán, una vez más, los versos de Homero y Cavafis, las tragedias de Sófocles, Eurípides, y las películas de Costa-Gavras volverán a conmovernos. Todos los caminos llevarán a ítaca. El Cultural quiere saber qué es Grecia hoy en Letras, Arte, Teatro, Cine, Música. Para empezar, porque en España, se desconoce casi todo de su literatura más actual. Esclavos, o al menos seducidos por la tradición, ignoramos una realidad vecina, casi hermana, de asombrosa vitalidad que confirma que sí, que hay vida después de Cavafis. En Arte, la presencia de Grecia como país invitado en Arco ha supuesto una gran oportunidad para conocer el panorama griego, un arte en vías de desarrollo de aperitivo para el público español.... En lo musical, Maria Callas ayudó a asociar a este país con el panorama clásico al que ha brindado otros nombres como la mezzo Agnes Baltsa, los compositores Xenakis o Theodorakis o el director Dimitri Mitropoulus. En la es-cena, continuando la obra de Sófocles, Esqui-lo y Eurípides se en-cuentra Iakovos Kam-banellis, el padre del nuevo teatro griego. Y después de él, autores como Skourtis y Matessis marcan la actualidad. Finalmente, el séptimo arte toma como referencia a Theo Angelopoulos. Sin olvidar su cénit con el Zorba de Cacoyannis, el cine griego resurge con nuevos nombres como Goritsas o Evangelakou.

¿Es posible que existan hoy en Grecia filósofos más interesantes que Sócrates, Platón, etc.? Sin remontarnos a los clásicos, ¿hay poetas comparables a Cafavis, Seferis o Elitis? Si el peso de la tradición se nota en todos los ámbitos de la cultura helena, ninguno aparece tan lastrado como la literatura. ¿Exageración? El protagonista literario de la Olimpiada Cultural que se celebra desde 2001 es Kazantzakis, muerto hace casi medio siglo. Y eso que el mercado del libro en Grecia vive desde la caída de la dictadura militar, en 1973, un crecimiento continuo: entre 1990 y 2000 el número de títulos publicados al año se ha duplicado, pasando de algo menos de 3.000 a 7.514... Cifras poco espectaculares si las comparamos con el mercado español y sus 71.000 títulos anuales, pero que dan cuenta del aumento del nivel de vida en Grecia, de la mejora de su nivel educativo y la extensión de la lectura. Con todo, el margen de mejora es aún grande, porque según las últimas estadísticas que maneja el Ministerio de Cultura griego, sólo un 38 por ciento de la población adulta se considera “lector”, apenas el 8’5 por ciento lee más de 10 libros al año, un 31’8 por ciento reconocía que sólo consultaba guías o libros profesionales, y un 30’4 por ciento admitía que no lee libros jamás. Y eso que las editoriales facturaron 399’4 millones de euros, frente a los 221’6 de 1994, los 39 millones del 88, o los 3’1 de 1974. La ficción ocupa el 40’1 por ciento de la producción, frente al 59’9 del ensayo; el 64’2 por ciento de las novelas son traducciones, pero sólo el 9 por ciento de la poesía lo es. También en Grecia la edición se concentra: los 5 principales sellos publican el 28 por ciento del total, que se distribuye en unas 2.000 librerías, así como en otros 1.500 puntos de venta (kioskos, grandes superficies...). Primero poetas, y griegos después El momento presente de la poesía griega es, según la crítica, el primero en el que los poetas griegos se sienten primero poetas y después, griegos. Aunque nunca han sido dados a agruparse o a firmar manifiestos, sino que siempre han buscado independencia, los nuevos poetas están preocupados por los mismos asuntos que sus contemporáneos de otros países europeos, una vez relegados a accesorios los temas patrióticos que cantaron los poetas que les precedieron, los de la generación del 70 (Manolis Anagnostakis, Miltos Sachturis, Tasos Livaditis, Takis Sinopoulos o Titos Patrikios, poetas del desarraigo), quienes sucedieron a los llamados “tres grandes”: Yorgos Seferis, Odyseas Elytis y Yannis Ritsos. Dos generaciones han pasado desde esa última edad de oro de la poesía griega, y la novedad más llamativa es la abundancia de mujeres entre los nombres más destacados: imposible no citar a Kiki Dimoula, Katherina Anghelaki (quien mezcla las influencias de Sylvia Plath y las filosofías orientales), Jenny Mastoraki (traductora, además, de Salinger, Kleist o Goldoni), Athena Papadaki (que traza un retrato fiel de las edades de la mujer: “¿Y si emprendiera la huida?/Mi ser entero me llama al orden./Las rosas me darían quizás la absolución,/aunque al cortarlas su perfume nos turbe”) o Dimitra Christodoulou (cercana a la poesía popular) junto a Dimitri Kraniotis (quien logra un difícil equilibrio entre el surrealismo y la poesía de la antigöedad: “Los demonios de la incertidumbre y de la duda/danzan al crepúsculo”), Costis Guimossoulis (postsurrealista), Thanassis Hadzopoulos (traductor de Valéry y Jaccottet) o Stratis Pascalis (uno de los pocos poetas herederos de Cavafis). Una incorporación a la modernidad poética que no ha supuesto el abandono de una de las más fecundas tradiciones de la lírica universal. El año de los crisantemos Marcada por la diversidad, la novela es el género literario por excelencia en Grecia. Y el gran éxito editorial de este año ha sido O kairos ton chrysanthemon (La edad de los crisantemos), del poeta y narrador Manos Eleftheriou, que ha vendido desde marzo más de 10.000 ejemplares, y encabeza todas las listas de bestsellers. Elefteriou, autor de muchos poemas musicados por Mikis Theodorakis, recrea en su novela, ambientada a finales del XIX y principios del XX, la vida de una actriz griega, Evangelia Paraskevopoulou. Pero si algo caracteriza hoy la narrativa helena es su heterogeneidad, ya que se pueden distinguir hasta seis tendencias dominantes, de la novela social al realismo mágico. La novela sociopolítica vive momentos de esplendor, con autores consagrados como Dimitris Nolas y Menis Kumandareas, y jovencísimos autores como Zanasis Jimonás, pero mientras los primeros recrean la vida política griega tras la II Guerra mundial, el último se pierde en la vida cotidiana. Los desencantos de los años 60 y la reconversión de la izquierda son tratados por Amanda Mijalopulu, Alki Zei, María Efstacidi y Takis Ceodoropoulos se caracterizan por un enfoque social, y la novela histórica triunfa de la mano de autores como Zanasis Valtinós, Rhea Galanaki, Nicos Thémelis, Tasos Jatsitatsis y Soti Triandafilu. Otras tendencias destacadas son el realismo mágico (Sirana Sateli, Pavlos Mátesis), la biografía novelada (Michel Fais, Yorgos Skarbardonis), la indagación en la identidad nacional y la diversidad étnica (Sotiris Dimitríu), la llamada “campus novel”, que combina el mundo universitario con dosis de erotismo y gastronomía (Eleni Yanakaki, Andreas Staikos) y la parodia de la vida cotidiana (Ersi Sotiropulu, Andonios Rusojatsakis). Son, según la crítica griega, algunos autores imprescindibles, pero sus novelas apenas han circulado fuera de Grecia porque, según apunta Irini Pitsaki, autora de una Antología del nuevo cuento griego (Páginas de Espuma) que aparece a mediados de agosto, los escritores griegos, “por expresarse en un idioma minoritario, alejado de las principales redes de la industria editorial internacional, no logran ser leídos por un público más amplio que el de su propia nación”. El traductor Vicente Fernández González, premio nacional de Traducción en dos ocasiones, aconseja la publicación en España de otros tres autores griegos “que ya no están con nosotros: Stratrís Tsircas, Aris Alexandru y Nicos Cajtitsis. Tsircas es autor de la maravillosa trilogía Ciudades a la deriva (la versión francesa obtuvo en Francia, en 1971, el Premio al mejor libro extranjero del año). Nadie, excepto Kafka, ha dibujado como Alexandru la pequeñez del individuo ante los aparatos burocráticos. La refinada obra de Cajtitsis nos propone una insospechada visión del mundo, que no deberíamos perdernos.” Como no nos hemos perdido ni a Apóstolos Doxiadis ni a Petros Márkaris, renovador del género policiaco del que se han traducido tres novelas en España. “Hay -insiste Vicente Fernández- otros autores de novela policíaca de altura (Andreas Apostolidis, Petros Martinidis, Neni Efcimiadi, Fílipos Filipu...) por descubrir. Yo diría que la obra -y el éxito- de Márkaris confirma la riqueza de la narrativa griega contemporánea. De entre los publicados en España, Costas Taktsis (La tercera boda), Pavlos Mátesis (Memorias de una hija de perra) y Ioanna Karystiani (Pequeña Inglaterra) dan cuenta de esa riqueza”. Pero Javier Azpeitia (Lengua de Trapo) recuerda que cuando publicó la novela de Karystiani, “ningún medio español se ocupó”. Quizá, apunta “por la saturación del mercado. A eso se suma una antiguo desdén en España por lo griego. He vivido un año en Grecia y he visto pasar a montones de españoles por el Partenón, por las islas, por Delfos... Nadie sabía nada de la Grecia actual”. El ensayo: lejos de ítaca Desaparecido Cornelius Castoriadis en 1997, el ensayo filosófico se debate entre el análisis de los clásicos (Vasilis Karosmanis, Menelaos Christopoulos, G. M. Sifákis), la reflexión sobre la filosofía contemporánea (Grigoris Molyvas) y nuevos planteamientos como los de Kostas Axelos y Costís Papayoryis (con un ensayo muy recomendable Sobre la ebriedad). De entre los más recientes,Vicente Fernández destaca también a Yorgos Jimonás (por sus indagaciones estéticas) y Efyenios Aranitsis (premio Nacional de Ensayo en 2000 con ¿A quién pertenece Corfú?, “expresión de la mejor prosa griega actual”). El ensayo literario cuenta con grandes especialistas como Thanatis Venetis, Yanis Varveris, Sotiris Thiviras, mientras que entre los historiadores es preciso destacar a Antonis Eleftheriadis, Vasilis Kyridis, Giorgos Mararitis y Konstantinos Paparrigopoulos, autor de una monumental Historia de Grecia en 15 volúmenes.