Premio Nacional de Ensayo 1982, con una prosa cercana al periodismo y la literatura, Fernando Savater plantea una ética de la acción lejos de cualquier complacencia con el romanticismo del fracaso. Con una perspectiva próxima a la filosofía moral de Sartre y no sin ciertas resonancias spinozistas, interpreta la identidad individual como el producto del quehacer efectivo y no como un quimérico haz de posibilidades. El ser y el hacer se corresponden en la constitución de un proyecto orientado a la realización personal. La ética es una cuestión de poder. El héroe es el que supera la impotencia e incide con sus actos en la transformación política y social.