El nacionalismo surgió como una fuerza emancipadora y democrática, pero ese impulso apenas se mantuvo. De inmediato surgieron las tendencias xenófobas e imperialistas. Fusi entiende que el nacionalismo actuó como motor de importantes cambios sociales y políticos, caracterizados por sus efectos negativos. Las dos guerras mundiales no se habrían producido sin ese nacionalismo que opuso los derechos de la comunidad a los del individuo. El proyecto de una Europa unida debilitó el nacionalismo, pero el hundimiento de la Unión Soviética reavivó viejos conflictos en el Cáucaso y los Balcanes. La masacre de Srebrenica muestra el verdadero rostro del nacionalismo.