Letras

El tiempo no lo cura todo

Olga Lucas

26 octubre, 2006 02:00

Plaza & Janés. Barcelona, 2006. 180 páginas, 17’50 euros

"Decir que el tiempo lo cura todo vale tanto como decir que todo lo traiciona" apunta la autora, marcando así la dirección de este volumen de relatos con las palabras de S. Ferlosio. En realidad, lo que en él se persigue no es hablar de los poderes cicatrizantes del tiempo sino de una mentalidad que ahí sigue, estrechando muchas miras y muchas vidas. Tal es el fin al que sirven las tres voces ocupantes de las respectivas posiciones, en realidad tres distintas maneras de mirar, desde una única perspectiva resuelta en tres historias que buscan explicarse a sí mismas exponiendo su caso. "Doble positivo" lleva al absurdo los convencionalismos que constriñen la educación de quienes no han nacido bajo el signo de la familia "estable". Una "madre" se dirige, en forma de carta, a su hijo, relatándole su vivencia del proceso de "culpas" en el que se vio involucrada por "distinguirle" con "dos padres" en un mundo estándar, sin cabida para esa clase de distinciones.

Esa caricatura, resuelta de regular manera y expuesta con escasa fuerza expresiva, atenúa su excentricidad en "Siempre a destiempo", donde rompe a hablar una mujer que, en un gesto drástico y sin dramatismos, decide buscarse a sí misma y acabar con su matrimonio tras quince años de resignación, vividos "sin vivir con él". También aquí abusa de términos y lugares comunes, aunque resulta más lograda por la fuerza de la verdad desnuda y una prosa nada afectada. "Con el mar de frente" ofrece otro ángulo: un psiquiatra relata su reencuentro con una paciente tomada por un mutismo impenetrable. En esta segunda oportunidad conocerá sus razones a través de la "carta final" a su marido muerto. Un gesto aparentemente inútil que busca reafirmar el poder de las palabras, de lo que son y expresan. Esa es la idea que refuerza el sentido global del libro: ráfagas de palabras que perfilan una personalidad y un estilo firmes -los de su autora- a la hora de desenmascarar prejuicios. No tanto en la solución literaria, más difícil y menos lograda.