Alberto Chimal. Foto: Dushka Barranco

Alberto Chimal. Foto: Dushka Barranco

Letras

'Las estancias secretas' del insólito Alberto Chimal: de la violencia al folklore mexicano

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Una parte de la literatura de nuestra posmodernidad se gesta al margen del denominado arte clásico, al menos por lo que atañe al concepto aristotélico de imitación. Carmen Alemany acuñó las expresiones "literatura de lo insólito" y "narrativa de lo inusual" para referirse a esa forma de escritura en la que la realidad se mezcla con lo onírico, lo fantasmagórico y/o lo extraño.

Las estancias secretas

Alberto Chimal

Atalanta, 2024. 229 páginas. 22 €

Aunque esta caracterización es necesariamente reductora por aparecer en el preludio a una crítica no académica (por lo tanto, breve), bastará añadir que se trata de una corriente muy fructífera en el ámbito hispanoamericano y que la frecuentan autores (más específicamente autoras) como Mariana Enriquez, José Luis Zárate, Liliana Colanzi, Samantha Schweblin, Fernanda Ampuero, Naief Yehia, Daniela Tarazona, Cecilia Eudave, o Alberto Chimal (Toluca, México, 1970), a quien debemos Las estancias secretas. Eudave es, precisamente, la firmante del prólogo "La imaginación y los senderos que se bifurcan" que antecede a esta obra.

Se trata de una antología en la que se reúnen diecisiete cuentos de variada índole, que han ido apareciendo en distintos lugares y que se fijan aquí para siempre, según manifiesta el propio Chimal. Algunos como "Variación sobre un tema de Coleridge", "La partida" o "Álbum" son muy breves, y otros como "La Pasión según la Sombra" o "Shanté" tienen una mayor entidad.

Por lo que respecta a los contenidos, la prologuista da en la clave cuando afirma que en ella lo real "se fractura, se dispersa, se renueva, se aniquila, se desmorona, se fragmenta [y] se vuelve imaginación pura". Es decir, que aquí lo real se observa desde puntos de vista no usados para ofrecer una imagen distinta, a menudo relacionada con el componente mexicano del escritor en el que la violencia es consustancial a la existencia.

Así sucede en "La mujer que camina para atrás", que rescata el terremoto de 1985 y la leyenda de la Llorona, un relato trágico del folclore mexicano. Otra característica es la intertextualidad, especialmente acusada en "La Pasión según la Sombra", un cuento en parte construido con fragmentos literarios de todos los tiempos y culturas.

Los argumentos son variados. En "Marina", un preadolescente decide hipnotizar a su prima aprovechando una celebración familiar, aunque al final él es el más burlado. En "Shanté" se aprovecha la falta de información al lector para dar cuerpo a un mensaje ambiguo en el que se juega con las adicciones, con la atracción entre dos mujeres y con el sentido de un extraño objeto que algunos denominan escoto y otros escroto y del que no se sabe cuál es su poder. En "Veinte de robots" se recrea el universo de autómatas, androides y humanos.

Al protagonista de "Cuerpo", que se jacta de teclear con los diez dedos, le brota de repente una especie de espina en el meñique derecho, y esta circunstancia insólita cambia para siempre su manera de ser y de entender el mundo. "Álbum", todo un alarde de contención y sencillez, cuenta una historia de locura infantil con frases cortas y sin apenas verbos. En "El tesoro" se recupera el mito del rey Midas, mientras "¿Cuál es el nombre del mal?" se inscribe en el conjunto de textos surgidos tras la Covid y las teorías conspirativas que suscitó. Para terminar, en "Ciudad X" se recogen cien microrrelatos con elementos comunes. Un libro insólito, agrio, extraño.