Image: El fundamentalista reticente

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Letras

El fundamentalista reticente

Moshin Hamid

5 junio, 2008 02:00

Moshin Hamid. Foto: Archivo

Mohsin Hamid

Traducción Juan de Sola Llovet. Tusquets. Barcelona 2008. 196 páginas, 16 €

Sólo el desconocimiento de la realidad política puede asociar el perfil del fundamentalista islámico al fanatismo ignorante. Los atentados en Nueva York y Londres pusieron de manifiesto que emigrantes de segunda generación, con estudios universitarios y perfectamente asimilados, podían convertir-se en terroristas. Comprender este fenómeno exigía combinar el análisis político, cultural y sociológico con el estudio de las emociones individuales. La literatura es el campo más propicio para realizar estas piruetas. El paquistaní Mohsin Hamid (Lahore, 1971) ha escrito una novela que utiliza datos autobiográficos para explicar el tránsito de la integración a la disidencia. Al igual el propio Hamid, Changez procede de Lahore, ha estudiado en Princenton y ha trabajado en Nueva York como asesor financiero. A partir de ahí, la ficción se escinde de la realidad.

El relato es una prolongada conversación entre Changez y un desconocido norteamericano. Ambos se encuentran en Anarkali, un barrio de Lahore, con todas las señas de identidad de Pakistán: bullicio, hospitalidad, refinamiento, impaciencia, orgullo, miseria. Aparentemente, la reunión es producto del azar. No es un diálogo, sino un monólogo, pero en esta ocasión prevalece la voz de un país maltratado por la historia. Pakistán, supuesto refugio de Osama Bin Laden, escenario del reciente asesinato de Benazir Buttho, potencia nuclear y democracia imperfecta, refleja la complejidad del Islam, una religión que adquiere formas diferentes, de acuerdo con el marco histórico y geográfico. La historia de Changez -poco creíble en su idilo con Erica, una muchacha hermosa, neurótica y vulnerable- muestra con elocuencia las causas de una transformación moral y psicológica, que podría servir de referencia como ejemplo del fracaso de la cultura occidental en su relación con otras tradiciones. La arrogancia de una política exterior que se reserva el derecho de intervenir en cualquier punto del planeta sólo ha estimulado la frustración y el resentimiento. Las agresiones basadas en intereses económicos y geoestratégicos han empujado a muchos países hacia un pasado en el que la política obtenía su legitimidad de la religión. Changez recuperará la dignidad perdida en el activismo antinorteamericano.

Moshin Hamid se muestra implacable con la economía de mercado. La ambición material es incompatible con la compasión. Hay seres humanos improductivos, condenados a la exclusión social. Esa ferocidad se hace más evidente en las relaciones internacionales. Estados Unidos emplea la tortura y el asesinato para defender sus privilegios. Hamid no menciona la corrupción de los sistemas políticos de los países en vías de desarrollo.

El fundamentalista reticente es una novela valiente, con la fluidez de un relato policial y una notable clarividencia política. El fundamentalismo no es un brote envenenado de países reacios a las libertades democráticos, sino el tramo final de la guerra fría, que estableció la prioridad de la seguridad nacional sobre los derechos humanos. Changez podría ser cualquier joven musulmán, universitario y de familia acomodada, que resuelve sus conflictos de identidad, regresando a unos orígenes míticos, que justifican la violencia. La lucha armada y el fundamentalismo religioso aparecen cada vez que las naciones renuncian a la negociación y a la diplomacia. Los pactos y los acuerdos siempre llegan demasiado tarde para los muertos.