Image: La censura franquista manipuló las adaptaciones al cine de las novelas de Hemingway

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Letras

La censura franquista manipuló las adaptaciones al cine de las novelas de Hemingway

El profesor Douglas Laprade presenta en España sus estudios sobre los recortes practicados a la obra del escritor canadiense

13 mayo, 2009 02:00

Ernest Hemingway

EFE
La censura franquista tildó a Ernest Hemingway y sus obras como "una amenaza a la moral conservadora de España" y llegó a condicionar la adaptación de sus libros al cine por la industria estadounidense, ha afirmado hoy Douglas Laprade, profesor de la Universidad de Texas.

Laprade, que interviene hoy en Málaga en un encuentro internacional sobre Hemingway, ha publicado tres libros en los que ha recopilado los documentos de la censura acerca del escritor y las cartas de los embajadores y cónsules españoles en Estados Unidos que intentaron suprimir la producción de películas norteamericanas basadas en sus obras.

Así, en 1942 el cónsul de España en Los ángeles escribió en una carta al ministro español de Asuntos Exteriores que estaba revisando el guión de Por quién doblan las campanas, en el que se cambió la palabra "rebeldes" por "nacionales", mientras que "leales" se sustituyó por "republicanos".

"La industria del cine estadounidense fue cómplice de Franco en la censura a Hemingway", porque en 1942 "todo el mundo estaba contra Hitler, EEUU no quería tener otro enemigo en Franco y había que complacerle", según Laprade, que ha destacado que del guión original de la citada película se suprimió una escena "en la que los falangistas violaban a la protagonista, María".

Hemingway era "bien conocido por los políticos españoles mucho antes que sus libros por los lectores" y los informes de los censores le etiquetaban como "un propagandista rojo".

Además, se trataba de una "amenaza seria" para el régimen porque el escritor "tenía mucho que ver con la imagen de España en el extranjero", ha añadido Laprade.

Ello llevó a que se hablara de Hemingway "a los más altos niveles" de los gobiernos de ambos países, con cartas por ejemplo del embajador de España en Washington al subsecretario de Estado norteamericano para tratar sobre sus obras.

Los fragmentos de los libros que fueron tachados por la censura antes de su publicación en España hacían alusión casi siempre a conductas consideradas inmorales.

El vicio es maravilloso
En Adiós a las armas (1929), "había un lío entre el protagonista y una enfermera, que quedaba embarazada", y en un pasaje de la novela le decía "Ven a la cama. El vicio es una cosa maravillosa".

Ello no pasó desapercibido al censor, que escribió en su informe que "los protagonistas de la novela, como los extranjeros en general, no tienen un espíritu religioso", ha explicado Laprade.

Fruto de esa relación entre los protagonistas del libro nació un niño y Hemingway escribió sobre el sangriento parto con cesárea que "parecía una escena de la Inquisición", frase que fue tachada por la censura "por referirse a la leyenda negra de España".

En otra novela, Al otro lado del río y entre los árboles (1950), aparecía el nombre de Franco, que se suprimió, y se modificó la palabra "fascista".

Se da la circunstancia de que Por quién doblan las campanas no se publicó en España hasta 1968, casi treinta años después de editarse en inglés, pero cuando apareció en nuestro país fue "sin tachaduras", gracias a la Ley de Prensa e Imprenta conocida como Ley Fraga, que "suavizó la censura", según Laprade.

Estas tachaduras en sus libros contrastan con el hecho de que Hemingway viajó a España asiduamente desde 1953 y se convirtió en un emblema publicitario para divulgar las fiestas españolas, especialmente la de los toros.

"El Ministerio de Información y Turismo era esquizofrénico, porque por un lado hacía la censura y por otro lado promovía el turismo. El mismo ministro que censuraba a Hemingway colocó una estatua suya junto a la plaza de toros de Pamplona por haber propagado las fiestas de la ciudad", ha añadido Laprade.