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Letras

La poesía de hoy

Editores, críticos y antólogos hacen su diagnóstico y dan nombres

12 junio, 2009 02:00

Juan Luis Panero, Manuel Borrás, Andrés Sánchez Robayna, Toni Marí, Chus Visor, Jesús Munárriz, Antonio Colinas, Luzmaría Jiménez Faro, Manuel Rico, F. Díaz de Castro y Sergio Gaspar

En este viejo país ineficiente el mundo poético está irreconocible, ahora que las guerritas entre los poetas de la experiencia, del silencio y de la diferencia son sólo un recuerdo. Nunca se ha publicado tanta poesía ni celebrado tantos encuentros poéticos, y las editoriales, las publicaciones y los premios literarios se multiplican aunque los lectores no lo hagan al mismo ritmo. Sólo en la última semana han aparecido dos antologías de referencia, Nuestra poesía en el tiempo, de Antonio Colinas (Siruela) y Veinte años de poesía, de Andrés Soria Olmedo (Tusquets). Pero, ¿cuál es la realidad, qué autores jóvenes son de verdad apuestas de futuro? Editores, críticos y antólogos ofrecen en El Cultural su diagnóstico.

1. ¿Se encuentra la nueva poesía en duermevela?

2. ¿Es excesivo el número de premios?

3. ¿Quién es el valor emergente?


Juan Luis Panero
Poeta

1 y 3. La verdad es que sigo muy poco la poesía joven que se hace en España, pero tengo la impresión de que en los últimos tiempos, desgraciadamente, no ha surgido ninguna voz notable que haya revolucionado ni convulsionado nada. En los últimos diez años no han irrumpido pidiendo paso, por ejemplo, un Claudio Rodríguez o un Pere Gimferrer. En general, reina cierta atonía.
2. Creo que sí, que hay demasiados premios, pero no sólo en poesía sino en todo, en novela, en ensayo... Existe una hiperinflación de premios y de autores premiados que luego no tienen repercusión alguna porque ni se venden ni se reseñan ni se leen. Me temo que en muchos casos lo único que cambia en la vida de los poetas galardonados es el dinero que puedan obtener. Y sí, el peso de los premios en el mundo literario es excesivo, abrumador.


Manuel Borrás
Editor
1. El saldo es magnífico, porque la situación de la poesía escrita en nuestra lengua no puede ser más óptima, desde la perspectiva de las dos orillas. Vivimos un momento privilegiado en el que disfrutamos de poetas casi centenarios y jóvenes de talento.
2. No sé si el problema son los premios o si lo es que existan más poetas que lectores. Es cierto que España supera con creces a los países de nuestro contexto europeo y tal vez del mundo en lo que a premios poéticos convocados se trata, pero en general no sólo no perjudican sino que son extremadamente útiles cuando sirven para descubrir y subrayar el talento de jovenes autores, o para que un desconocido abandone su anonimato. Lo importante, lo imprescindible, en realidad, es que cumplan con los códigos deontológicos elementales, que no estén amañados ni condiconados por intereses espurios.
3. De los jóvenes poetas no editados en Pre-Textos, me quedo con Juan Marqués.

Andrés Sánchez Robayna
Poeta
1. La nota más característica, me parece, es la diversidad o la pluralidad de lenguajes, sobre todo entre los más jóvenes. Esa pluralidad, tan deseable siempre, se observa desde hace algún tiempo tanto en los poetas españoles como en los hispanoamericanos. Entre éstos hay una mayor heterogeneidad. A pesar de la pluralidad de lenguajes, hay entre nosotros fuertes posturas normativas, en especial las relacionadas con el lenguaje comunicativo, el facilismo y la imitación de patrones expresivos. Para esta situación resultan válidas unas palabras de Jabès: "La singularidad es subversiva". Es esa singularidad lo que más echo en falta. La modernidad literaria es una constelación de excepciones a la norma.
2. Los premios vienen siendo casi la única salida para los poetas jóvenes. Yo lo lamento de veras cuando, como ocurre con frecuencia, los premios están concedidos de antemano. No hay transparencia en los jurados, que deberían cambiar en cada convocatoria. Los ejemplos son conocidos por todos.
3. No recuerdo ahora cuándo empezaron a publicar José Luis Rey o Juan Andrés García Román. Entre los que conozco, los leo con verdadero interés.

Toni Marí
Editor
1. Veo que las posiciones han cedido en su radicalidad. Tal vez porque habían llegado a un solipsismo insostenible que se agotó a sí mismo. En su lugar aparece una metafísica de nuevo cuño, un idealismo remozado y un grado de abstracción matemático y transparente.
2. No sé si hay tantos premios como poetas. Tampoco importa. Como no importa si se publican más libros, o no, y si hay editoriales que se mantienen a expensas de los premios o las ayudas que reciben. ésta es una pregunta retórica que lleva en si misma, la respuesta. La consecuencia de todo ello es que de entre tantísimos libros de poesía publicados resulta difícil seleccionar aquellos que realmente importan.
3. En los últimos 10 años no cabe la pregunta de quién es el único y mejor poeta posible y real, puesto que hay muchos poetas dignos de ser considerados poetas: Martín López-Vega, Vicente Valero, Javier Rodríguez Marcos.

Chus Visor
Editor
1. Después de la tempestad viene la calma. Y con la calma nos hemos encontrado la realidad: todas las voces que se oyen son de la tendencia que menos pataleaba porque desde el principio jugaban con ventaja. De sobra sabían que eran inferiores y así lo ha dejado demostrado el tiempo, que nunca se equivoca. No sé si rendidos o noqueados o aturdidos, pero lo cierto es que la espléndida salud que actualmente mantiene la poesía española se la debe en buena parte a los poetas que se definieron, aunque de manera equívoca, como de la experiencia.
2. En España hay considerablemente más poetas que premios. Gran parte de los premios son prescindibles por muchos motivos, pero no todos son iguales, ni parecidos. El exceso en su cantidad lógicamente conduce al aumento en los libros editados, que sin duda tiene sus partes positivas y otras no tanto. En el aspecto económico sí puedo asegurar que en absoluto la edición de los premios de Visor incide en que cuadren las cuentas.
3. Siempre he creído en la poesía de Juan Antonio González Iglesias. Una segunda opción sería José Luis Rey.

Jesús Munárriz
Editor
1. Yo no lo noto callado ni en duermevela. Se está escribiendo mucha poesía y, como siempre, la hay mala, regular y buena, que es la que importa. Y no falta la buena, en distintos tonos y con diversos propósitos. Lo que falla es la difusión, limitada a canales muy reducidos. ¿Cuántas televisiones tienen en cuenta a la poesía? ¿Cuántas librerías le dedican el espacio que se merece?
2. Sobran premios, y sobre todo sobran premios manipulados, teledirigidos, otorgados de antemano. En muchos casos se ha pervertido su función. Es verdad que gracias a ellos las editoriales obtienen ingresos que les permiten realizar su labor cultural y que gracias a ellos se publican muchos libros que, si no, no verían la luz, pero ¿todos lo merecen? ¿Y cuántos que lo merecen no son tenidos en consideración?
3. ¿Uno solo? Imposible. Dar un solo nombre me parece injusto y excluyente. De los publicados por otros, citaría a José Luis Rey, Elena Medel, Raquel Lanseros o Rafael Saravia, por ejemplo, pero estoy seguro de que me olvido de muchos que merecen ser tenidos en cuenta.

Antonio Colinas
Poeta y crítico
1. últimamente la poesía española parecía estar sometida al marasmo de lo plano y lo monocorde, al poema "fotográfico" y desprovisto de tensión expresiva; ahora, desde hace unos 5 ó 6 años, aprecio un notable cambio de estética en los poetas más jóvenes y en los nuevos libros: se vuelve a la cultura, a lo metafísico, a un lenguaje más rico e intenso, que es el que abre caminos nuevos. Los poetas están en la tarea de buscar caminos nuevos para la palabra, sin reiteraciones ni grisuras.
2. Un premio pude ser un alto honor, una gran ayuda, o una circunstancia anecdótica y publicitaria. Un premio concedido a un joven supone para éste un estímulo maravilloso. Uno que responde a criterios de influencias o amiguismo, no convence a nadie. Lo importante es la sinceridad y el esfuerzo con que se escribe. También el grado de vocación para la escritura.
3. Sería injusto si respondiera con un solo nombre, porque diez años no es tiempo suficiente para revelar la obra de un poeta con exclusividad y porque una obra excelente suele ser el fruto de una evolución en el tiempo. Pero voy a destacar a Ben Clark y Raquel Lanseros.

Luzmaría Jiménez Faro
Editora
1. No creo que estemos en un periodo de silencio. En estos momentos, sobre todo entre los jóvenes, hay tendencias poéticas dignas de tener en cuenta. Quizás se escribe y se publica demasiada poesía, con la correspondiente desorientación de los lectores.
2. Algunos premios sirven para que el autor/a pueda ver su libro publicado. Pero hay ciertas editoriales que, como medio de supervivencia fácil, intervienen en muchos de los premios convocados por Comunidades, Ayuntamientos e Instituciones culturales, asegurándose la publicación de los libros premiados. Esto puede dar lugar a lamentables irregularidades. El editor, de forma objetiva e independiente, debe ir en busca de sus autores, para después ir en busca de sus lectores.
3. Me parece injusto citar un solo poeta, pues han surgido voces de muy alta calidad, como la de Jorge de Arco. También habría que subrayar la aportación de bastantes mujeres poetas con libros muy innovadores.

J. L. García Martín
Crítico y poeta
1. La poesía, tras la algarada mediática, sigue su camino. La poesía verdadera, que no sabe de edades, escrita ayer mismo por un joven de 80 años o de 20 años, o hace siglos. ¿Mi diagnóstico de urgencia? Que los aficionados a la poesía siguen estando de enhorabuena. Entre la verbosa hojarasca, siguen apareciendo cuando menos lo esperamos el asombro de unas pocas palabras verdaderas. Para encontrarlas solo hace falta un poco de intuición, un poco de paciencia y hacer poco caso de las reseñas y ninguno de los premios.
2. Aunque parezca increíble, lo cierto es que hay más poetas que premios. Por lo menos, tres o cuatro (o quizá media docena más). Sin los premios no se publicaría ni la mitad de la mala poesía que se publica, pero tampoco la mitad de la buena poesía. Completamente cierto que las ayudas oficiales y los premios resultan imprescindibles para que a las editoriales les cuadren las cuentas, pero no hay que lamentarlo demasiado, porque a veces unas y otros recaen en buenos libros.
3. Difícil pregunta. A bote pronto, se me ocurren varios. ¿Uno solo? Enrique García-Máiquez. Pero he perdido el gusto por estar a la caza de novedades.

Manuel Rico
Crítico y poeta
1. Creo que se ha instalado la racionalidad y se ha normalizado el pluralismo realmente existente. Pero las diferencias que se apuntaron en la década pasada persisten. Ahora, de forma soterrada, sin confrontación. En la práctica, los poetas que se identifican con una estética determinada (sea realista, experiencial, vanguardista o del silencio) tienden a configurar su propio microcosmos, a publicar en editoriales más cercanas a su visión de la poesía. A esta situación de "tolerancia" quizá ha ayudado una cierta tendencia al mestizaje: no pocos poetas antes realistas en sentido estricto han comenzado a incorporar elementos más imaginativos en sus poemas y poetas más cercanos a lo órfico han hecho lo propio con ingrediente realistas... Pero en cualquier momento salta la chispa: y no por culpa de los poetas más jóvenes. Ahí tenemos la reciente polémica con Gamoneda a propósito de su juicio estético sobre Benedetti.
2. Creo que hay muchos premios, en efecto. Pero el problema esencial es que, con raras excepciones, sus galardonados suelen ser poetas acordes con las preferencias de la editorial que los publica. Es una forma muy rentable de publicar con el menor costo posible para la editorial (incluso ganancias) y con un beneficio económico significativo para el poeta. Nada más.
3. La elección es difícil. Habría media docena a la que podría nombrar. En todo caso, elijo una poeta: Miriam Reyes.

F Díaz de Castro
Crítico y poeta
1. Yo hablaría más bien de una calma aparente, porque el conflicto depende de las personas más que de las poéticas, por difíciles de conciliar que estas sean, y las envidias y frustraciones no duermen, aunque al refugiarse en los blogs parezcan menos ruidosas. Los mejores se dedican a tratar de escribir buenos poemas, cada cual por su camino. Eso es lo que me hace ser optimista respecto a la generación más joven, que se mueve mucho y cuenta con individualidades muy interesantes que no se integran en la secta o en el sindicato. En la antología Deshabitados, preparada por Juan Carlos Abril para la colección poética de la Diputación de Granada, hay una veintena de nombres valiosos, aunque no están todos los que son.
2. Sí.
3. Lo cierto es que me resulta verdaderamente difícil reducir mis preferencias a un nombre: Miriam Reyes y Juan Antonio Bernier me parecen indudables, pero tengo varios más de primera.

Sergio Gaspar
Editor
1. Entre los poetas de mediana edad se han debilitado los enfrentamientos de estética o de grupo, y no han surgido grupos compactos con deseo de disputa entre los poetas más jóvenes. El panorama es básicamente tranquilo y se acepta la aventura individual y el escalafón poético-militar con bastante disciplina. Por otra parte, la voluntad de polémica reflexiva gana terreno en el mundo digital (véase el blog "Crítica poética y contracrítica") y resucita en el ensayo Postpoesía de Fernández Mallo. Me parece positivo: una poesía sin confrontación empobrece la creación de poesía.
2. Existen muchísimos más poetas que premios. En cambio, existen tantos compradores de poesía española de riesgo como premios, es decir, pocos. Precisamente por la debilidad del mercado, no es fácil publicar poesía española de riesgo. Los premios ayudan a las editoriales, a los poetas y a los lectores, cumplen una función de fortalecimiento poético, en ocasiones de descubrimiento. Destinar dinero público a la poesía es un buen negocio para la cultura y la economía de este país.
3. Si respondes a esta pregunta, te equivocas. Si no respondes, también. Me equivocaré. Ana Gorría, entre otros.