José Luis Montes: "El éxito y el fracaso son hermanos gemelos"
El autor de El hombre que tuvo la fortuna de fracasar recuerda cómo una derrota profesional le regaló el estímulo de un nuevo rumbo
20 julio, 2009 02:00José Luis Montes
Ivana SacconeEl fracaso, a veces, puede ser el acontecimiento que permite dar un golpe de timón a la vida. Un buen ejemplo es la experiencia personal de José Luis Montes, El hombre que tuvo la fortuna de fracasar (título de su libro, publicado por Plataforma Editorial). Empresario de éxito, después de 20 años trabajando como directivo en compañías multinacionales, instalado en la cresta de la ola, se estampó de bruces con la derrota. Una circunstancia inesperada para alguien acostumbrado a las mieles del triunfo. Tras vender su empresa y apartarse de los negocios, decidió escalar el Kilimanjaro e iniciar un nuevo camino. Esta vez hacia la felicidad.
Pregunta: De las múltiples enseñanzas que parece haberle regalado el fracaso, ¿cuál diría que es la más valiosa?
Respuesta: El fracaso, si tienes la valentía de mirarlo de frente, es un inmejorable espejo de nosotros mismos. Aquel que refleja nuestras carencias y debilidades, pero también nuestras fortalezas. Fracasar me ha enseñado a fijar bien los objetivos, a planificar mejor su consecución, a ser más fuerte porque entrenas el músculo del levantarse cuando caes y no cuando alcanzas las cimas, y fracasar me ha enseñado también lo que me falta para tener el éxito. Pero, por encima de todo, el fracaso me ha permitido conocerme mejor y, mediante eso, orientar cada vez más mi vida de acuerdo con mi yo interior, y eso es algo de un valor enorme.
P: ¿Hay alguna posibilidad de mantener un mínimo de 'salud espiritual' en mitad de la vorágine de los negocios? ¿Son mundos antagónicos?
R: Yo pienso que al contrario, que han de ser por fuerza no solo compatibles sino incluso sinérgicos. Separar las diferentes dimensiones de una persona como si no fueran un todo es tener una visión miope, parcial, errónea. Un individuo ha de ser en esencia lo mismo, con sus valores y sus objetivos vitales, su filosofía de vida o su espiritualidad, tanto cuando está con su familia como cuando conduce como cuando está en su trabajo. Y si no es así, si no vive como quien es en alguna de esas dimensiones de su día a día, va a tener problemas graves. Problemas personales pero también de resultados. Pero es que yo voy más allá de eso, y es que yo estoy profundamente convencido, y lo he vivido personalmente muchísimas veces durante más de veinte años, de que la ética en los negocios es rentable. Así de simple y así de poderoso: recibes lo que das. Y si tu espiritualidad o sistema de valores te dicta que debes hacer las cosas de una forma correcta y así te comportas también en los negocios aunque sea el camino difícil, yo he vivido en primera persona muchas veces que eso es la forma más rentable.
P: ¿Cuáles son los consejos que más insistentemente da a las ONGs a las que asesora?
R: Primero de todo, les hablo de que trabajan con el material más sensible del mundo: los sentimientos de las personas, y hay que saber estar a la altura. Así que hay dos reglas básicas que recomiendo: transparencia y trazabilidad. La primera permite que lo que haces sea visible, y la segunda que sea tangible. Eso construye relaciones de confianza, que son imprescindibles, pero también implicación y emocionalidad: retribuye de forma impagable a quien te apoya, y eso no solo es justo sino que también es inteligente y poderoso. Hacer una maravillosa escuela o un dispensario o un pozo de agua para regadío con cuatro cañas y cien euros, eso lo hacen de forma milagrosa y admirable, pero darle transparencia y trazabilidad a eso es una de sus asignaturas pendientes, y es una pena porque a la que rascas un poquito te embarga la emoción de ver lo que muchos miles de personas anónimas de éste pais están haciendo.
P: ¿Qué supuso su viaje hacia el Kilimanjaro?
R: Además de lo que en el terreno montañero pudiera suponer a nivel personal, supuso un cierre de etapa y apertura de la siguiente. Una especie de celebración al tiempo que un símbolo, y un paréntesis entre dos etapas vitales muy diferenciadas que requerían ese espacio de reflexión y de diferenciación. Fue, también, una metáfora de todo lo que en la vida supone fijarse metas, cumbres, y pasito a pasito, 'pole-pole' como se dice en swahili, conseguirlas.
P: ¿Es el fracaso una etapa previa e indispensable en el camino hacia una cierta felicidad?
R: Yo pienso que la felicidad es vivir de acuerdo con nuestro ser interior, con nosotros mismos, ser mejor personas cada día y que todo eso nos lleve a hacer felices a los demás. Es un ecosistema simple, aunque no sea ni fácil ni rápido de conseguir. Y se aprende más del error que del éxito, porque éste oculta lo que el fracaso te muestra de ti mismo. Así que fracasar es parte del aprendizaje, de ese camino hacia la felicidad... y es más parte de ello, incluso, que el éxito.
P: ¿Le ha perdido todo temor al fracaso?
R: No se debe tener miedo a nada más que al propio miedo, porque el miedo nos paraliza, nos quita la libertad y nos aleja del camino de la felicidad. El miedo es una cosa y la prudencia es otra. Miedo o temor es inacción o huida ante las posibles consecuencias, mientras que la prudencia es la medición de posibilidades, la planificación por escenarios y la ejecución asumiendo riesgos y sabiendo reaccionar ante ellos. Así que no, no le temo en absoluto a fracasar. Lo que no quiere decir que lo desee, claro! Pero con temor no vas a ninguna parte.
P: ¿Conviene con Rudyard Kipling en que tanto el éxito como el fracaso son dos impostores, y que como tal hay tratarlos?
R: He oído esa cita muchas veces, y me parece no solo brillante como frase sino bastante cierta. Yo creo que ambos no son solo impostores sino hermanos gemelos. Tener éxito o fracasar no son estaciones de término de nada, ni la cima final ni la sima insondable de la vida. Son pasos del camino, resultados de planificar y ejecutar bien o mal, son oportunidades de aprender, lecciones ... y ambos son trampolines hacia delante si sabemos tratarlos a ambos comola misma cara de la misma moneda.
P: Cuéntenos en qué consiste Wikihappinnes...
R: Bueno, yo digo que es un arma de construcción masiva. Se trata de un movimiento ciudadano sin ánimo de lucro que he fundado hace apenas cinco meses y que ya reúne a unas 3.500 personas y que crece semanalmente de forma importante. Nosotros decimos que somos gente ordinaria que, junta, hacemos cosas extraordinarias, así de simple y así de poderoso. Pensamos que hay que dejar a los héroes en paro, que las personas como la Madre Teresa de Calcuta o nuestro admirado Vicente Ferrer son maravillosos pero es una pena que tengan tanto trabajo, que si un buen día 7.000 millones de personas nos ponemos a hacer cositas pequeñitas que no nos cuestan nada o muy poco, el mundo mejorará radicalmente. Y es que el mundo no es más que la suma de nuestras acciones y de nuestras inacciones. Así que sin necesidad de convertirnos en héroes somos capaces, juntos, de sumar granitos de arena que formen un verdadero cambio. En estos pocos meses de vida hemos iniciado proyectos todavía inmaduros pero que ya proporcionan voluntarios a varias ONGs en éste país y en otros, ofrecen becas a niños sin recursos en Latinoamérica e India, apadrinan guarderías en India, proporcionan microcréditos que permiten no solo vivir sino ser independientes a decenas de familias... y bastantes cosas más en fase de proyecto, como el 1º Forum de las MicroONGs que se celebrará el 20, 21 y 22 de Noviembre en Barcelona.