Image: Adiós a Francisco Ayala, decano de las letras españolas

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Letras

Adiós a Francisco Ayala, decano de las letras españolas

El Rey, los príncipes, Zapatero y representantes de la cultura despiden al escritor granadino, testigo del siglo XX y intelectual lúcido hasta los últimos días de su vida

3 noviembre, 2009 01:00

Arriba, el Rey da el pésame a la viuda del escritor (EFE). Abajo, Francisco Ayala en 1999. Foto: Silvia Rivas

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ELCULTURAL.es
El rey Juan Carlos, el príncipe Felipe y la princesa Letizia, el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, así como representantes del mundo de la cultura han dado este miércoles el último adiós al escritor español Francisco Ayala, fallecido el martes en Madrid a los 103 años. El rey acudió por la mañana a la capilla ardiente del autor y dió el pésame a su viuda, la hispanista estadounidense Carolyn Richmond, y a los demás familiares. La reina Sofía ya había hecho lo propio la noche del martes en el domicilio de Ayala en Madrid.

A la capilla ardiente se acercaron también Zapatero, acompañado por la ministra de Cultura, Angeles González-Sinde, y los príncipes de Asturias, así como los dos vicepresidentes del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega y Manuel Chaves. Los restos del autor de El jardín de las delicias, considerado un referente moral e intelectual de España, serán incinerados en un lugar que la familia no ha querido hacer público porque quiere que la ceremonia, cumpliendo la voluntad del escritor, se celebre en la más estricta intimidad.

Semblanza
El viaje literario de Francisco Ayala, de la tradición a la vanguardia, tiene mucho que ver con una necesaria huida de lo real hacia lo ajeno a la realidad. Nacido en Granada en 1906, en 1921 se traslada a Madrid, donde estudiará Filosofía y Letras y Derecho. En 1925, con tan sólo dieciocho años, publica su primera novela, Tragicomedia de un hombre sin espíritu, y al año siguiente aparece la segunda, Historia de un amanecer. En ese mismo año de 1926 comienza a colaborar con La Gaceta Literaria y Revista de Occidente y abandona una primera etapa, más tradicionalista, para dar paso a una segunda de corte vanguardista. En ese momento el afán vanguardista viene dado apenas por una necesidad estética; más tarde, con la llegada de la guerra y el exilio, esa necesidad será también huir de una realidad poco agradable. En 1929 se graduó en Derecho por la Universidad de Madrid, en la que llegaría a ser Catedrático en 1933, tras haber viajado a Alemania en 1930 con una beca para estudiar Filosofía Política y Sociológica. En Alemania conoce a Etelvina Silva, con quien se casará en 1931, año en que ingresa como letrado en el Congreso de los Diputados.

De España a Suramérica, y viceversa
Viaja por diversos países de Suramérica y regresa a España en cuanto estalla la guerra para ocupar diferentes cargos en el lado republicano. Tras exiliarse poco antes de la entrada en Barcelona de las tropas de Franco residió sucesivamente en Argentina, Brasil, Puerto Rico y Estados Unidos, país en el que enseñaría hasta su jubilación en 1976, año en el que regresa a Madrid (había vuelto a España por primera vez en 1960). En Buenos Aires fundó las revistas Realidad y Revista de Ideas. En 1969 varios periódicos españoles habían publicado un documento de Salutación a Francisco Ayala firmado, entre otros, por Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Buero Vallejo, José Luis Cano, Camilo José Cela, Miguel Delibes, Carmen Laforet, Pedro Laín Entralgo, Rafael Lapesa, Francisco Yndurain o Alonso Zamora Vicente. En La cabeza del cordero (1949) Ayala trató el tema del exilio insertándolo en el marco de exilios más remotos, como el de los moriscos. También ha escrito obras humorísticas, como Historia de macacos (1955), así como diversas obras sobre derecho, liberalismo, cine, traducción, sociología política o periodismo, que le convierten en el mejor ejemplo posible de intelectual orgánico.

Intelectualismo, ironía, deshumanización son las claves de su obra. Miembro de la Real Academia Española desde 1983, es Premio Nacional de Literatura (1983) y de las Letras Españolas (1988), Premio Miguel de Cervantes (1991) y Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1998).

Nombrado hijo predilecto de Granada en febrero de 2006, Ayala celebró su centenario con multitud de actos conmemorativos, que recordaron su trayectoria como la de un patriarca de las letras españolas y referente cultural del exilio español tras su paso por Argentina, Puerto Rico y EE.UU.