Jostein Gaarder: "Sofía es hoy una treintañera preocupada por el cambio climático"
El escritor noruego presenta en Madrid su novela El castillo en los pirineos, pensada sólo para "lectores muy especiales"
12 noviembre, 2009 01:00Jostein Gaarder. Foto: Rebeca Yanke
Marta CaballeroSteinn y Solrun, ex amantes y residentes en Oslo. Steinn y Solrun, jóvenes setenteros ayer y acostumbrados seres humanos hoy, en el siglo XXI. Steinn y Solrun, protagonistas del último libro de Jostein Gaarder, El castillo en los Pirineos y, en cuanto a tales, la representación de dos polos opuestos para definir el mundo: el espíritu frente a la razón. Este es el punto de partida del autor de El mundo de Sofía, que adapta aquí el género epistolar a los emails que corren para dar vida a una historia de amor que supone otro de sus acercamientos a su curiosidad primera como escritor y como hombre: "¿Qué es esto de ser humano?". Editada por Siruela en español (dentro de su Biblioteca Gaarder) y por Cruïlla en catalán, el autor noruego la presentó ayer en Madrid.
PREGUNTA.- La historia de Steinn y Solrun, los protagonistas de El Castillo en los Pirineos, es la historia de un gran amor. Pero este es un libro de Gaarder, no sólo es eso.
RESPUESTA.- Es un libro que cuenta la relación de dos personas de mi edad. Que se conocieron y vivieron juntos hace 30 años, como mi mujer y yo. Y que se inventaron la historia de amor del siglo, pero tuvieron una interpretación tan diferente del mundo que no pudieron seguir compartiendo sus vidas. Ella representa el planteamiento espiritualista, y él la parte racional, la perspectiva de las ciencias. Cuando vuelven a encontrarse, en el mismo sitio, más de 30 años después, se dan cuenta de que el tiempo que no han vivido juntos los ha separado aún más, y empiezan a discutir de aquello que han experimentado durante la distancia. Así que, sí, es una historia de amor, pero también de fantasmas, y es una road movie. Pero además (y sobre todo) es un libro que aborda el enfrentamiento entre la experiencia y la ciencia, una novela sumamente híbrida, extremadamente rara, que no todo el mundo debe leer, sólo personas muy especiales.
P.- ¿A qué se refiere con personas especiales?
R.- Sólo a aquellas que de verdad, de verdad, de verdad quieran investigar sobre lo que es este mundo, sobre este asunto del ser humano. Esas personas son las especiales.
P.- Por esa regla de tres, y puesto que todos sus libros abordan la cuestión de qué es ser humano, debe pensar que sus millones de lectores son muy especiales.
R.- Sí, pero de alguna forma creo que esta obra no es tan fácil de digerir como el resto de mis libros. Dicho esto, yo la recomiendo, claro, aunque advirtiéndoles de que no es mi novela más fácil. No obstante, insisto en que es una historia de amor.
P.- Aunque este que presenta no es el caso, con varios de sus títulos usted consiguió que muchas personas se olvidaran de las fronteras entre la literatura juvenil y la literatura para adultos...
R.- No fue intencionado, la historia es la que decide cuándo un libro es para adultos y cuándo es para niños. ¿Es El principito un libro para niños? No está claro. ¿Es El castillo en los Pirineos un libro para niños? De ninguna manera, porque si bien todos los adultos conservan un niño en su interior, ningún niño posee un espíritu adulto, porque es una edad que no han vivido. Yo lo que hago es pensar el mensaje y luego en cómo mandarlo.
P.- Su historia de amor es la de dos personas que fueron jóvenes en los setenta y que hoy se comunican -a lo largo de todo el libro- por correo electrónico. ¿No resta este asunto algo de romanticismo a la cuestión?
R.- Es la forma en que nos comunicamos hoy. En el siglo XVIII y XIX había novelas epistolares. Las cartas no podían ser cortas, porque mediaba una semana desde el momento del envío hasta que el destinatario la recibía. Ahora tardas un segundo en enviar un correo. Puedes arrepentirte enseguida de haber mandado lo escrito y exclamar, "aaaayy, ojalá pudiera volver atrás". Pero la gran diferencia es que hoy todo puede resumirse en apenas unas palabras como "¿Por qué?" o "¿estás ahí?" Esto puede ser muy sensual y, si tienes la respuesta en un segundo, por ejemplo, "Sí", seguida de unos puntos suspensivos, el mensaje llega a rozar lo erótico.
P.- Así que sus protagonistas, y los que hoy usamos el mail, somos menos románticos pero más sexuales.
R.- Tenemos buenas herramientas de sensualidad. Los SMS también pueden serlo. Escribir una carta con su "Hola, cómo estás, pienso en ti cada día, etcétera" exigía alcanzar cimas muy complicadas. Pero en un SMS, con un simple "estoy pensando en ti", todo resulta más fluido. Uno se atreve a expresarse con mayor claridad y sinceridad. Por eso los matrimonios siempre están espiándose los móviles. Ese es el lado malo (risas).
P.- Su Sofía imaginaria debe andar ahora rondando la treintena. ¿Qué tal le ha tratado la vida? ¿Son sus reflexiones válidas para los adolescentes de hoy?
R.- No he pensado mucho sobre Sofía hoy. Conozco a muchas mujeres de 30 años que reconocen que el libro les influyó mucho en sus vidas y en su forma de pensar. La Sofía de hoy tendría que atender una pregunta muy importante: si podrá conservar sus condiciones de vida en este mundo, en este momento. Es una pregunta fundamental y absolutamente relevante para países como España, porque pronto veremos la desertificación de Andalucía, por ejemplo. Todos hemos leído sobre los refugiados climáticos viniendo de áfrica hacia Canarias. Es imposible decir lo que va a pasar, pero esto irá a más. Así que muchas de las cuestiones de Sofía serán más desesperadas en la actualidad. Se preguntará: ¿Por qué la generación de mis padres es tan estúpida? ¿Por qué nuestros abuelos nos odiaron tanto? Nos están robando todos los valores, y me refiero a valores como los peces en el mar, la fruta en la huerta, los bosques, el Amazonas... Así que, en fin, puede tenga que asumir una segunda parte de El mundo de Sofía.
P.- ¿Se siente orgulloso y partícipe del boom de la literatura nórdica?
R.- Mucho, sobre todo porque allí, como somos pocos, todos nos conocemos. La novela negra no es mi favorita, pero igualmente me agrada que se venda tan bien. Y me voy muy contento de España porque he visto en las librerías el libro Beatles, de mi gran amigo Lars Saabye Christensen.