Por favor, sea breve 2
Clara Obligado (ed.)
5 marzo, 2010 01:00J. P. Aparicio, J. J. Millás y A. M. Shua
Entre los cultivadores del microrrelato en el siglo XX se cuentan autores de primera línea, como Rubén Darío, Borges, Cortázar y Augusto Monterroso, entre los hispanoamericanos, y J. R. Jiménez, R. Gómez de la Serna, Max Aub, Merino y L. M. Díez, entre los españoles. De estos y otros se ocupó Clara Obligado en su anterior antología publicada hace 9 años. Aquella selección estaba concebida bajo el imperio del célebre "Dinosaurio" de Monterroso. Ahora, con "El dinosaurio"ya en el Parnaso, Obligado nos ofrece en esta segunda antología un amplio muestrario de las tendencias actuales del microrrelato en la literatura española e hispanoamericana, con una nutrida selección de autores de diversas generaciones, algunos ya reconocidos como A. Pereira, Medardo Fraile, J. Tomeo, J. P. Aparicio, Eloy Tizón e Hipólito G. Navarro, además de los citados Merino y L. M. Díez, y los hispanoamericanos Macedonio Fernández, David Lagmanovich, Ana María Shua, Luisa Valenzuela, Juan Armando Epple y Andrés Neuman, y otros menos conocidos, hasta llegar a los 193 microrrelatos de 116 autores. En suma, una buena muestra de los más destacados autores del ayer cercano y de hoy en el arte del microrrelato y de las tendencias más importantes en la actualidad.
El libro lleva un ilustrativo prólogo de Francisca Noguerol, quien, como especialista en esta modalidad narrativa, traza los rasgos y las tendencias principales de estas "epifanías de momentos clave en nuestra existencia" (pág. 13), nacidas de la fantasía, el terror, la sugestión de una imagen, la poesía, los juegos metafictivos y lingüísticos (llegando incluso al palíndromo) o el compromiso, según los aspectos resaltados por la prologuista. Los textos están ordenados por su extensión, desde los menos breves, que nunca llegan a la página y media, encabezados por Rodrigo Soto y Juan José Millás, hasta los más breves, con una sola línea, incluso con una sola palabra, como el de Juan Pedro Aparicio, titulado "Luis XIV" y cuyo único texto es "Yo", o, en reto difícil de superar, con ninguna, como el de Guillermo Samperio, titulado "El fantasma" y, en consecuencia con dicho título, sin nada en el texto.