Image: Eutelequia o la editora que vino del este

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Letras

Eutelequia o la editora que vino del este

Clea Moreno Szypowska regresó desde Varsovia a sus orígenes madrileños con el convencimiento de crear un sello que aunara arte, filosofía y narrativa

6 octubre, 2010 02:00

La editora Clea Moreno Szypowska.

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La historia de Eutelequia es algo más compleja que la mera determinación de una persona para crear una empresa. En el caso de Clea Moreno Szypowska, fundar esta editorial significó además volver en solitario a sus raíces españolas y recuperar el paraíso perdido que en su memoria se correspondía con Madrid. Hija de un español y de una polaca, vivió hasta los nueve años en la capital española, pero luego se marchó a Varsovia, donde estudió Filosofía para más tarde completar su formación con un doctorado en Constanza. Durante aquellos años, también cuando era niña, vivió rodeada de libros. "Mi padre era ilustrador en Edelvives y mi madre trabajaba en la misma empresa como editora", recuerda la joven, que ha seguido los pasos familiares aunque algo más aventurados.

Antes de dejarlo todo para venir aquí, rememora cómo cualquier vínculo con lo español -escuchar flamenco, por ejemplo- le producía una tremenda nostalgia. "No me encontraba a gusto en Varsovia y quería vivir Madrid, recuperarlo, y lo cierto es que la ciudad me ha acogido muy bien". Justo ahora cumple un año de residencia en la capital y celebra la suerte que ha tenido en sus primeros pasos como editora, oficio al que se lanzó motivada por "crear libros propios", sobre todo de materias como las humanidades, el arte y también de narrativa. Estos dos campos conforman sus dos primeras colecciones. La tercera la dedicará a su vocación primera, la Filosofía, publicando además monográficos dedicados a distintos pensadores.

Además, Eutelequia (neologismo inventado por la editora que quiere decir "tener un buen propósito) inaugurará una colección especializada en literatura polaca, "cada vez más conocida en España", con una antología dedicada a un poeta polaco-ucraniano afincado desde el año 1943 en Madrid, Jozef Lobodowski. Pero también editará a autores como Wlodzimierz Odojowski, Stefan Chwin y Antoni Libera. Sin embargo, insiste, el objetivo primero de la editorial es apostar por escritores jóvenes o noveles de lengua castellana llegando a publicar una media de ocho o diez títulos por año.

"Algunas personas me dicen que la gente no lee en España, que si la crisis, que si el libro digital... pero yo me muevo en Metro y puedo decir que hay mucha gente que lee, y muchas nuevas editoriales. En cuanto al ebook, los libros tradicionales forman parte de nuestra personalidad y los necesitamos. Los que hemos vivido entre libros somos un poco coleccionistas y vamos a seguir comprándolos en papel", confía la editora, que actualmente compagina su labor de empresaria con un máster sobre psicoanálisis y otro en el Reina Sofía, ambos pensados para su labor de "encontrar libros para la editorial". Así lo explica: "Sé que en el mundo académico hay textos de calidad y, gracias a muchos profesores, estoy llegando a ensayos muy buenos que están ahí esperando ser editados. En cambio para la narrativa, tomo consejo de mis amigos españoles y me está asesorando también José Ángel Barrueco, que tiene un blog de literatura".

La teoría nietzscheana del conocimiento, la construcción del yo desde el teatro, el secreto creador de Dalí o el alpinismo son algunos de los variados temas que ocuparán las próximas publicaciones de Eutelequia, a los que seguirá Diario de un escritor delgado, la continuación del libro La cárcel de Jackson Pollock, de Germán San Nicasio, título que ya ha visto la luz con esta editorial.

Mientras tanto, su familia, hoy residente en Ucrania, vive con ilusión los pasos de Clea. Y también los de su hermano, que publicó su primer libro el pasado 22 de septiembre, cinco días antes de que ella inaugurase su editorial: "Madrid siempre me ha dicho que sí, en parte gracias a la huella de mis padres en esta ciudad. Por ejemplo, buscando distribuidores me recomendaron UDL Libros, y luego descubrí que la persona encargada, Javier, era un conocido de mi madre... ¡de hace 20 años! Son señales pequeñitas que te dicen ¡sí, sí!".