Letras

Lang Lang se ve, se siente

19 octubre, 2010 02:00

Nunca el ruido mediático se había ceñido tanto al término. El "deber" había convocado a Lang Lang en la Escuela Superior de Música Reina Sofía para un concierto exprés de 20 minutos en el Auditorio Sony, con motivo del lanzamiento en España de Live in Vienna, su primer disco para la casa niponamericana, grabado durante una sobredosis de éxtasis en el Musikverein de la capital Austriaca.

Arrancó con el Cuaderno 1 de la Iberia albeniciana mientras cuatro cámaras de televisión y tres fotógrafos manipulaban impúdicamente sus aparatos. La magnitud del acontecimiento, "un chino tocando Albéniz", eludió la importancia musical para atender la urgencia "visual" entre ruidos de botones, puertas encajándose y siluetas que torpedearon el despliegue de virtuosismo. Daba igual el sentimiento que imprimía el chino a cada nota. Los "medios" pedían circo. ¡"Que saque la naranja"!

Sólo en las primeras filas del pequeño auditorio y en el anfiteatro, tomado por los estudiantes de la Escuela, reinaba la cordura. A ellos les brindó una portentosa interpretación de la Sonata n° 7 de Prokofiev y, para cerrar, el Gran Valse Brillante de Chopin, a quien viene dedicando todas las propinas de este año y una película de animación que se estrenará con bastante retraso la primavera próxima.

Dice John Cage que dondequiera que estemos lo que escuchamos es ruido. "Cuando lo ignoramos, nos perturba. Cuando los escuchamos, nos resulta fascinante", filosofea. Lang Lang no conoce (personalmente) a Cage, pero se codea con Tan Dun, que usa llantas de neumático como percusión en sus conciertos. Quizá por eso la cosa no fue a mayores. Consuela, al menos, que entre tanto ruido haya lugar para el susurro. Como las palabras que le dedicó off the record Josep Pons al pianista entre bambalinas, bajo la atenta mirada de Paloma O'Shea. O sea, que tenemos Lang para rato.