Image: En el jardín impresionista del Thyssen

Image: En el jardín impresionista del Thyssen

Letras

En el jardín impresionista del Thyssen

El museo madrileño recorre, en una exposición con de 130 cuadros, los jardines pintados por Manet, Monet, Pisarro, Klimt

15 noviembre, 2010 01:00

Joaquín Sorolla: La Alberca, Alcázar de Sevilla, 1910.

El Museo Thyssen-Bornemisza y la Fundación Caja Madrid han presentado esta mañana la exposición Jardines impresionistas, un vasto recorrido por el tema del jardín en la pintura desde mediados del siglo XIX hasta comienzos del XX. Se trata de un importante proyecto, realizado en colaboración con la National Gallery de Edimburgo y comisariado por el director de esta institución, Michael Clark; Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen Bornemisza, y Clare Willsdon, profesora de la Universidad de Glasgow y autora del libro In the Gardens of Impressionism (Thames and Hudson, 2004).

La muestra incluye una amplia representación de la pintura impresionista, con obras maestras de Manet, Monet, Pissarro, Renoir, Sisley, Caillebotte o Berthe Morisot, pero también de algunos precursores del impresionismo, como Delacroix y Corot, y de grandes pintores de la generación siguiente, como Cézanne, Van Gogh, Gauguin, Klimt, Munch y Nolde, entre muchos otros nombres. En conjunto, más de 130 obras maestras repartidas entre las salas del Museo Thyssen-Bornemisza y la Fundación Caja Madrid, con préstamos destacados de colecciones y museos de todo el mundo, como el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, la National Gallery of Art de Washington, el Musée d'Orsay de París, el Museum of Fine Arts de Houston, la Staatgalerie de Stuttgart, la Carlsberg Glyptotek de Copenhague o la Tate de Londres, entre otras instituciones y coleccionistas particulares.

Desde la década de 1860 los jardines fueron muy populares en Francia. La introducción y el cruce de cientos de plantas y especies de flores "nuevas" procedentes de Asia, África y América, así como la inauguración y apertura al público de los primeros parques reales, estimularon un gran "movimiento hortícola".

Cultivar y disfrutar de las flores en un jardín decorativo y de esparcimiento se había convertido en uno de los pasatiempos predilectos desde mediados del siglo XIX al que no fueron ajenos el grupo de pintores impresionistas; muchos compartieron esta afición, intercambiándose consejos de jardinería y experiencias, y creando sus propios "jardines de artista". Con su gusto por el color, el trabajo al aire libre, los efectos de la luz y los temas de la vida moderna, los impresionistas y sus seguidores tomaron de forma natural flores, parques y jardines como motivo artístico y fuente frecuente de inspiración.