Image: Trieste, una ciudad-escondite para Magris

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Letras

Trieste, una ciudad-escondite para Magris

El CCCB recrea en una exposición los lazos que unen al escritor italiano con su ciudad natal

9 marzo, 2011 01:00

Claudio Magris, asomado al Adriático, en Trieste. Abajo: La Librería Antiquaria (Alessandro Paderni)

En Trieste hubo un tiempo en que los viajeros que llegaban a la ciudad les costaba situarse. Por sus calles se entrecruzaban fraseos de las lenguas más dispares: italiano, alemán, turco, griego, serbio, croata, armenio... Una especie de no lugar en el que lo fronterizo era un concepto diluido. Esa realidad cosmopolita pervive hoy, agravada incluso por los flujos migratorios contemporáneos. El CCCB ha intentado atrapar ese espíritu en la muestra que dedica a esta urbe refinada y a uno de sus escritores más renombrados, el premio Príncipe de Asturias Claudio Magris, nacido en ella en 1939.

El Trieste de Magris, que así se titula la exposición (abierta hasta julio), es la última propuesta -hasta la fecha- que el centro cultural barcelonés dedica a su ciclo Las ciudades y sus escritores. Ya entrelazó el paisaje urbano de Lisboa con Pessoa, el de Praga con Kafka, el de Buenos Aires con Borges. Ahora le ha toca el turno a Trieste y a Magris, un escritor que es "al mismo tiempo, hijo y padre de la ciudad", según Giorgio Pressburger, director teatral, amigo suyo desde hace más de tres décadas y comisario de la muestra, para la que ha rodado -ex professo- la película Dietro il buio (Detrás de la oscuridad), basada en el libro de Magris Así que usted comprenderá. "También ocurre a la inversa, Trieste es madre e hija de Magris", remata.

Bajo el diluvio de la historia
Para el propio Magris, el Trieste recreado en el CCCB "tampoco es un lugar, sino más bien la hipótesis, la nostalgia, la profecía, la ficción de un lugar: es un arca que recoge, recompone y salva los añicos del gran sueño que fue, sepultado bajo el diluvio de la historia". Esa agua torrencial dio forma a la ciudad y la muestra pretende ser una microrepresentación de sus moldes. De los estrictamente metereológicos y orográficos, por un lado: en la primera sala se siente el viento marino azotando tu cara, como si uno estuviera a pie del puerto de Trieste; también están las piedras del Carso, la piedras calizas que rodean la ciudad y que han sido traídas expresamente para la exposición.

Luego están los hitos sociales e intelectuales que han hecho de Trieste un espacio de vanguardia. Allí Franco Basaglia, director del Hospital Psiquiátrico de San Giovanni en los años 70, dinamitó la psiquiatría tradicional, asentada en la institución represiva del manicomio. Este doctor devolvió a sus pacientes la cualidad de ciudadanos y les libró de clausuras y electroshocks. También allí el psicoanálisis empezó a implantarse en la vida cívica. "Vino del brazo de Edoardo Weiss, discípulo especialmente entregado de Sigmund Freud, que aplicó esta técnica a artistas e intelectuales triestinos como Arturo Nathan y Umberto Saba", explica Pressburguer.

Y por último asoma el sustrato profundamente literario de la ciudad. En ella vivió a principios del siglo XX James Joyce, el autor de Ulises, que coincidió con otro triestino ilustre en la república de las letras, Italo Svevo. Entre ambos nació una intensa amistad. Magris es heredero de esa Trieste ilustrada, que tiene como epicentros lugares como el Caffé San Marco, la Librería Antiquaria y la propia casa de autor de El Danubio, cuyo cuarto de estar ha sido recreado en el CCCB.

Esa cartografía urbana es en la que se mimetiza Magris. Él mismo lo confiesa: "Aquella grandeza de Trieste, por la que me deslizo como un paseante entre la multitud, se convierte así para mí en un escondite, un biombo, una lente de aumento que dilata mi medida". El viajero debe abrir bien los ojos para descubrirle.