Image: Jorge Volpi: ¿Amar y ser libre? Digamos que es muy difícil

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Letras

Jorge Volpi: "¿Amar y ser libre? Digamos que es muy difícil"

El escritor mexicano gana el Premio Planeta-Casa de América con La tejedora de sombras, un historia amor 'retorcida' por el psicoanálisis

14 febrero, 2012 01:00

Jorge Volpi junto a la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, y el vicepresidente de Planeta, José Crehueras.

Una mujer que no quiso dejarse sin rastrear ni un solo rincón de su mente. Ese fue el propósito vital de Christiana Morgan. Un propósito ya de por sí arriesgado (hurgar en los sótanos de la conciencia puede despertar los monstruos que todos llevamos dentro). Pero a ese objetivo, la artista y psicoanalista norteamericana (Boston, 1897) le dio todavía una vuelta de tuerca más. Su verdadera intención era explorarse a sí misma en conjunción con su marido, el experto en teoría de la personalidad de la Universidad de Harvard Henry Murray. Juntos iniciaron un experimento que duró 42 años. La idea, para resumir, era comprobar algo que tantos nos preguntamos: ¿es posible compatibilizar el amor entregado con la libertad individual?

Jorge Volpi (México, 1968) se topó con esta historia en la Universidad de Cornell por primera vez. El encuentro resultó muy oportuno. El escritor mexicano quería escribir una historia de amor y se dio de bruces con ella. A partir de ese momento empezó una especie de fijación, coronoda hoy de forma extremadamente grata para Volpi. Un jurado presidido por Alberto Manguel y compuesto por las escritoras Carmen Posadas y Clara Sánchez, además de por Imma Turbau (directora general de Casa de América), Carlos Revés (director editorial del Grupo Planeta) y Ricardo Sabanes (División Internacional del Grupo Planeta), le han concedido el V Premio Iberoamericano Planeta-Casa de América. Un galardón que lleva aparajedo 200.000 dólares y la publicación en España y en otros 19 países de Iberoamérica (de entrada, el 16 de marzo se lanza simultáneamente en México y España).

La tejedora de sombras, que así se titula la novela, reconstruye el largo proceso de ese experimento que denominaron 'Diada' (por su vertiente dual). "Fui tirando del hilo de los fragmentos que dejaron escritos ambos y que iban a convertirse en un libro titulado La proposición. En ellos iban documentando los resultados de sus ensayos", explica Volpi a elcultural.es poco después de recoger el premio de manos de Ana Botella (la sonrisa todavía no se ha desdibujado en su rostro). Los textos se encuentran en la Universidad de Harvard. Allí acudía el autor de En busca de Klingsor para picotear en esos retazos dispersos. Poco a poco fue absorbido por un extravío psicoanalítico, en el que Carl Jung fue una escala crucial.

"Christiana Morgan y su marido estuvieron en Zurich con él. Durante varios meses ella se sometió a la técnica de la 'Imaginación activa', que consistía en desencadenar visiones muy vívidas en su inconsciente, que luego pintaba en láminas", cuenta Volpi. Ella fue la paciente con la que más lejos llegó en estos descensos hacia los abismos de la psique humana. También pudieron llegar bastante lejos en otros territorios más íntimos. "Es una sospecha que puede ser cierta, sobre todo si tenemos en cuenta las disipadas costumbres sexuales de Jung".

A la vuelta de ese viaje, pusieron en marcha su plan, que no era otra cosa que "alcanzar el autoconocimiento absoluto pero en compañía". "Ambos crearon una religión de su propio amor, una religión privada con sus ceremonias y sus ritos específicos". Todo había empezado una noche en la ópera de Nueva York en 1925, donde se conocieron, cuando él era un médico en Harvard ya con la intención de revolucionar la psicología, y ella una estudiante depresiva que buscaba en las bellas artes expresar sus tormentos. La atracción fue tan intensa que el hecho de que ambos estuvieran casados (él con una rica heredera de Boston y ella con un veterano de guerra) no fue un obstáculo para entregarse el uno al otro.

Llegaron a firmar incluso algunas otras juntos (de las que, posteriormente, fue eliminado el nombre de Christiana). Fueron tiempos de colaboración estrecha, en el plano intelectual y sentimental. Los avances alcanzados pueden considerarse hoy como "precursores de la sentimentalidad contemporánea, aunque es cierto que ella no se propuso librar una lucha colectiva sino íntima". Pero el tiempo (ay, el tiempo) fue empozoñando aquellos días felices. Y el experimento acabó en "tragedia" (léase suicidio) (a Volpi no le importa adelantarlo porque ambos personajes son historia, accesible a cualquiera que tenga interés en conocerla).

El fracaso de Morgan y Murray parece dejar claro que la compatibilidad que pretendieron ejercitar juntos (la del amor y la libertad) es inviable. ¿Podemos concluirlo así? Volpi no quiere ser categórico, pero su respuesta final está a un milímetro de serlo: "Digamos que es muy difícil".

Un escritor latinoamericano muy europeo

Jorge Volpi es autor de las novelas La paz de los sepulcros y El temperamento melancólico. Con En busca de Klingsor (premios Biblioteca Breve y Deux Océans-Grinzane Cavour) inició una "Trilogía del siglo XX", cuya siguientes partes son El fin de la locura y No será la Tierra. También ha escrito las novelas cortas reunidas en el volumen Días de ira, así como Sanar tu piel amarga, El jardín devastado y Oscuro bosque oscuro. Es autor de los ensayos La imaginación y el poder, La guerra y las palabras, Mentiras contagiosas (Premio Mazatán al mejor libro del año 2008), El insomnio de Bolívar (Premio Debate-Casa de América, 2009) y Leer la mente. En 2009 obtuvo el Premio José Donoso de Chile por el conjunto de su obra. Ha sido profesor en las universidades de Emory, Cornell, Las Américas de Puebla, Pau, Católica de Chile, Nacional Autónoma de México y Princeton. Ha sido becario de la Fundación Guggenheim y miembro del Sistema Nacional de Creadores de México. Ha sido condecorado como Caballero de la Orden de Artes y Letras de Francia y con la Orden de Isabel la Católica de España. Es colaborador en diversos periódicos y en la revista The Nation. Sus libros han sido traducidos a veinticinco idiomas.