Image: La música de Umbral sigue sonando

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Letras

La música de Umbral sigue sonando

La fundación del escritor reúne en el Espacio CentroCentro a sus amigos del mundo de la literatura y el periodismo para recordarle

22 octubre, 2012 02:00

Francisco Umbral. Foto: Funación Francisco Umbral.


La sinfonía de su prosa continúa sonando al leer sus columnas o sus libros | España, su viuda, Raúl del Pozo y Javier Villán recuerdan los motivos que hicieron de él un autor único | La fundación del escritor reúne esta tarde en el espacio CentroCentro a varias personalidades de la cultura para homenajearlo cinco años después de su muerte


A Francisco Umbral la muerte le pilló de sorpresa. Es cierto que una neumonía casi le había tumbado en 2003. Pero salió adelante. Aunque mermado en sus facultades físicas. Ya no podía escribir a máquina y dictaba sus columnas a su mujer España. Tres días antes de morir había comunicado a Pedro J. Ramírez, director de El Mundo, su disposición para seguir entintando con su prosa inconfundible la contra del periódico, como hacía desde 1989. La parca tenía otros planes. Fue a una revisión médica y ya no le dejaron volver a su casa. El 28 de agosto de 2007 fallecía por una insuficiencia cardiorrespiratoria en el hospital Montepríncipe de Boadilla del Monte. Tenía 72 años.

Han pasado más de cinco años pero su sombra esbelta y aristocrática todavía recorre el recuerdo de sus amigos y familiares, y de muchos que dedican (o pretenden dedicar) su vida a la literatura y al periodismo, que le guardan intensa memoria. De su actual vigencia es culpable su singularidad y su genialidad, única en su especie, pero también la fundación que nació poco tiempo después de su despedida. Homenajes, conferencias, congresos, publicaciones... "También charlas en centros de enseñanza, para que las nuevas generaciones puedan tener acceso a la maestría lingüística de Umbral", añade a elcultural.es Leticia Espinosa de los Monteros, directora de la fundación. Son las iniciativas impulsadas para conjurar el olvido.

Una más se oficiará este lunes en el espacio CentroCentro, situado en la planta baja del Ayuntamiento de Madrid (Plaza de Cibeles). Arranca a las 19.30 y reúne a una pléyade de personalidades vinculadas al periodismo, el teatro, la política... Enrique Múgica, Sara Montiel, Carmen Rigalt, Raúl del Pozo, Inés Oriol... Además, varios actores (Carlos Hipólito, Silvia Marsó y Pedro Casablanc) leerán algunos textos umbralianos: columnas y fragmentos de Larra, anatomía de un dandy, de Trilogía de Madrid y Carta a mi mujer (esta última publicada póstumamente en 2008).

A Raúl del Pozo le correspondió el honor y la responsabilidad de ocupar "el rodal" que Umbral dejó en el periódico El Mundo. Entre ambos existía una amistad de décadas, adensada con los humos y las tertulias del Café Gijón, de donde salieron -ellos dos y otros tres contertulios más- escopetados en un taxi hacia un piso de Ríos Rosas, donde se encontraba de cuerpo presente González Ruano. "No nos divertiremos tanto hasta que se muera Azorín", siempre recordaba Umbral que había dicho en trayecto Raúl del Pozo. "Umbral inventó el lenguaje de nuestra generación, su prosa tiene una música en la que si te adentras un poco te encuentras con una sinfonía. Fue un turbión de vocablos, un verdadero ladrón de oído. Yo le admiro mucho, pero no quiero convertirme en un insecto necrófago de él, ni en un imitador. Voy a mi aire y escribo mi columna con la mayor dignidad que puedo, sin copiarlo".

Javier Villán, poeta y crítico taurino y teatral de El Mundo y El Cultural, tuvo, durante temporadas, una relación también muy cercana con Umbral. Él no duda en situarlo en el mismo estrato de Valle Inclán: "Junto con él, es la mejor y más creativa prosa española del siglo XX. Es una huella, además, inimitable. Umbral es un depredador; todo el que intenta o ha intentado imitar el estilo umbraliano se destruye a sí mismo". Es su aviso para navegantes. "Umbral daba primacía al estilo, pero al final, en Un ser de lejanías, el más hondo y melancólico libro de Umbral, reconoció que el estilo puede ser una trampa. Dijo, 'han alabado mi estilo quienes quieren ocultar mi pensamiento'. Algunos lo habíamos dicho y escrito hacía tiempo. Pero Umbral acabó por atribuírselo al filósofo Marina que lo dijo bastante después". El autor de Mortal y rosa, ganador del Premio Cervantes en el 2000, prologó, en el año 71, su libro de poemas Contra el muro, "al cual", afirma con sano sentido de la autoparodia, "sólo puedo ponerle una objeción: que nunca he podido ponerme a la altura de ese prólogo".

Y es que Umbral estaba muy arriba. Bueno, el personaje, porque la persona "siempre fue muy generosa y atenta", advierte Espinosa de los Monteros. "Hubo mucha gente a la que ayudó". Pero quien mejor lo conoció en la distancia corta, muy corta, fue España, su compañera durante décadas. "Ahora lo echo mucho más de menos que cuando murió. En aquel momento no me di cuenta de todo lo que perdía. Supongo que el paso de los años me hace más débil frente a su ausencia". Es el lamento de España, que también perdió a 'Pincho', el hijo de ambos, cuando éste sólo contaba seis años (el dolor desgarrado de Umbral manó en Mortal y rosa, su canto fúnebre al vástago que le arrebató la leucemia). "Él ahora estaría conmigo, con su mujer y sus nietos".

España se duele todavía. En este tiempo su principal consuelo, no obstante, es la labor de la fundación: llevar la palabra de Umbral al mayor número de lugares posibles. "Es muy gratificante ver su influencia en tantos jóvenes periodistas hoy. Él tuvo muchísimos amigos escritores, artistas, todos con mucho talento, que una vez muertos, sin embargo, nadie les presta atención ni les reivindica. Eso es muy triste". Con Umbral eso no ha ocurrido: a los congresos sobre su figura peregrinan cada vez más investigadores, algunos de ellos con tesis doctorales en marcha en torno a su obra. Buena señal: la música de Umbral sigue sonando.