Image: Cómo pensar (mejor)

Image: Cómo pensar (mejor)

Letras

Cómo pensar (mejor)

Un libro recoge las ideas para ser más inteligentes de los mejores científicos, como el psicólogo cognitivo Steven Pinker, el zoólogo Richard Dawkins o el Premio Nobel de Economía Daniel Kahneman

23 noviembre, 2012 01:00

Steven Pinker, Richard Dawkins y Daniel Kahneman


Una sola pregunta y 150 manos alzadas. El primero en responder es el astrofísico Martin Rees. Después toca el turno del genetista y primer descodificador de nuestro ADN Craig Venter. Y luego del zoólogo Richard Dawkins, los psicólogos Daniel Kahneman y Steven Pinker, los ingenieros informáticos Rudy Rucker y Jaron Lanier, la antropóloga Helen Fisher, el neurocientífico Sam Harris o el periodista Matt Ridley. Un brillante elenco que orbita en torno al laboratorio de ideas Edge.org, ágora virtual en la que se cruzan los mejores científicos de cada una de sus especialidades y que, cada año, los interpela con su ya clásica pregunta. La de 2011 fue: ¿Qué concepto científico podría venir a mejorar el instrumental cognitivo de las personas?

Los resultados acaban de recogerse en Este libro le hará más inteligente (Paidós, 2012), un tal vez desafortunado título con eco de autoayuda para un volumen que es todo lo contrario. Porque da exactamente lo que promete: inteligencia. Reunidos por el mecenas intelectual John Brockman, aquí hallaremos "un conjunto de moldes conceptuales de aplicación general", abstracciones que revolucionan la estructura de nuestra percepción, conceptos tormenta que ventilan tópicos, clichés y falsos arquetipos. ¿Pero de qué estamos hablando exactamente? A continuación seleccionamos, a modo de ejemplo, diez de esos 150 conceptos de otros tantos sabios.

1. Somos únicos. Marcelo Gleiser. Físico y astrónomo.

La noción que debiera revolucionar nuestra vida es que somos una especie, no sólo única, sino de relevancia única. A la singularidad de nuestro planeta se unió la azarosa y muy improbable generación de vida inteligente. Así que "mientras no encontremos a otros seres autoconscientes somos el medio por el que el universo piensa, de modo que haríamos bien en empezar a disfrutar de nuestra mutua compañía".

2. El principio de mediocridad. P.Z. Myers. Biólogo.

El principio de mediocridad, aparentemente contrario al anterior, sostiene que no es usted especial. Ni su existencia ni su país "y ese emparedado de atún que se ha comido no forma parte de una conjura pensada para producirle una indigestión". Salvaguarda contra nacionalismos, creacionismos y banderías, asumir que sólo somos producto del azar nos permite comprender todo lo demás: que no hay maldad ni benevolencia en el Universo, sólo unas determinadas leyes que la Ciencia puede comprender.

3. El doble ciego. Richard Dawkins. Zoólogo.

La mitad de los estadounidenses creen en fantasmas, tres cuartas partes en los ángeles, un tercio en la astrología y un 75% en el infierno. ¿Cómo es posible? ¿Cuál es la solución? Entender el principio del doble ciego. Esto es, que para que un experimento científico funcione debe realizarse a ciegas para evitar así el pernicioso efecto placebo. ¿Resultado? El sano hábito del pensamiento crítico, sin generalizaciones, sesgos ni charlatanerías.

4. El sesgo egoísta. David G. Myers. Psicólogo.

Todos nos sentimos más responsables de nuestros éxitos que de nuestros fracasos.Tal es el llamado sesgo egoísta. Como en el chiste de Freud: "Querida, si uno de los dos muere antes que el otro, creo que me iré a vivir a París". Constatar ese egoísmo es la condición para ejercer una verdadera modestia que localice nuestros verdaderos talentos. Y los de los demás.

5. La ilusión de foco. Daniel Kahneman Psicólogo y Nobel de Economía, 2002.

Imaginen que todos recibimos la misma y excelsa educación. La desigualdad económica apenas se reduciría en un 10%. Los ricos tienen mejor estado de ánimo que los pobres pero menos que lo que la mayoría de la gente piensa. Los parapléjicos no son tan infelices como imaginamos. "El desajuste surgido al poner la atención en el pensamiento de los condicionamientos de la vida y no en la vida propiamente dicha es la causa de la ilusión de foco". Vendedores y políticos la usan en su favor y es conveniente tenerla en cuenta y estar alerta.

6. Proxemia de la sexualidad. Stefano Boeri. Arquitecto.

"La más cálida y cohesionada de las comunidades puede terminar disolviéndose rápidamente en ausencia de tensión erótica". Una adecuada proxemia, esto es, el conocimiento del uso del espacio en la comunicación entre personas, no debe nunca obviar la persistencia del eros.

7. Juegos de suma positiva. Steven Pinker. Psicólogo

Late en todas las discusiones sobre la pobreza y la riqueza que, sin contar con ellos, encallan sin remisión. Los juegos de suma positiva parecen anti-intuitivos y, sin embargo, están por todas partes. El mejor ejemplo es el comercio, un juego en el que se enfrentan actores egoístas pero en el que todos ganan.

8. El error acumulativo. Jaron Lanier. Músico e informático.

¿Quién no ha jugado al teléfono estropeado?. Susurras una frase al oído de alguien que a su vez lo traslada a un tercero, que a su vez... El resultado poco tiene que ver con el original. En sólo un divertimento que, sin embargo, muestra un grave problema de la cognición humana: confiamos tanto en la fuente del discurso que olvidamos sus postreras transformaciones. Urge "diseñar unos sistemas de información pensados para reducir la presencia de errores acumulativos".

9. Perdidos en el pensamiento. Sam Harris. Neurocientífico.

"Le sería a usted imposible centrarse en algo durante unos cuantos segundos -ni siquiera en el frío cortante de un cuchillo en la garganta- antes de que su conciencia volviese a quedar sumergida en el incesante flujo del pensamiento". No se niega con esto la importancia de pensar pero sí se previene contra la identificación con el flujo de nuestros pensamientos, causa central del sufrimiento.

10. La inteligencia colectiva. Matt Ridley. Periodista científico.

Los frutos del progreso humano brotan de la inteligencia colectiva, de la cópula insaciable de las mentes. Entendamos que no son genios individuales lo que necesitamos sino trabajo en red. "Al dedicarse cada individuo a una sola cosa y acabar haciéndola muy bien, y al compartir más tarde con otros los resultados de su saber, la gente adquiere la capacidad de hacer cosas que ni siquiera comprende".