Caleidoscopio de La Movida
La profesora Magali Dumousseau-Lesquer presenta en Madrid el libro La Movida. En el nombre del padre y de los hijos del todo vale, prologado por Ágatha Ruiz de la Prada
5 febrero, 2013 01:00Ágatha Ruiz de la Prada y Magali Dumousseau-Lesquer durante la presentación del libro en París.
Cuando Magali Dumousseau-Lesquer se instaló en Madrid en 1992 esperando zambullirse en el todo vale de La Movida, de aquello no quedaban ni los postres. El movimiento contracultural, al menos en su vertiente auténtica y espontánea, se había agotado en 1986, diluido en la crisis económica y rematado con el fallecimiento de Tierno Galván. A la muerte del alcalde, cerraron muchos de los lugares en los que la insólita ola de arte y música había campado a sus anchas desde finales de los setenta. Así que la estudiante francesa, que había decidido escribir su tesis sobre aquellos años, fue a buscar a los que habían sido sus protagonistas. Su interés por esa época había nacido con el cine de Almodóvar, tras el éxito en su país de Mujeres al borde de un ataque de nervios, pero fue Ágatha Ruiz de la Prada quien le ayudó en los inicios: "Fui a verla y me acogió muy bien. Desde entonces, siempre me ha ayudado. Me quedé fascinada con su trabajo, que bebe del pop art, de Picasso, de Miró... lo suyo es una traducción de todo el patrimonio artístico a la moda, sus trajes son discursos, tienen un aspecto conceptual que se puede leer". Más de 20 años después, la amistad entre ambas ha desembocado en un libro que hoy se presenta en el Instituto Francés de Madrid con presencia de la autora y de la diseñadora, que lo prologa.Titulado La Movida. Au nom du Père, des Fils et du Todo vale (En el nombre del padre y de los hijos del todo vale), el ensayo, que más adelante se publicará en España, es un análisis a posteriori y escrito desde la distancia sobre el significado del movimiento y su relación con la coyuntura histórica: "Antes de descubrir La Movida, ya me había interesado por la contracultura francesa, pero no tenía nada que ver. Lo que pasó en España nace de unas circunstancias precisas entre las que están la muerte de Franco, la crisis de valores, la entrada en la sociedad de consumo y la ruptura con la herencia", enumera la hoy profesora de la Universidad de Aviñón. A pesar de la importancia del underground que emana de ese cóctel, en su país se conoce más el aspecto que lo liga a la vida nocturna, a los bares de Malasaña, por lo que la obra se descubre como un estudio cronológico y poliédrico del nacimiento y muerte de esa cultura y de sus personajes clave, como Ouka Leele, Alberto García Alix, Pablo Pérez Mínguez, Los Costus y la propia Ágatha Ruiz de la Prada.
Especializada en Civilización Contemporánea Española, Dumousseau-Lesquer considera que lo más interesante de este fenómeno es la capacidad de gestión del patrimonio cultural español que se desarrolló tras la muerte del dictador. "El ambiente permisivo de la Transición posibilitó que estos artistas crearan un patrimonio híbrido entre la cultura española y las nuevas influencias del extranjero, como el punk, el glam y el pop art. En el libro bordo toda esa corriente de libertades, el Madrid me mata, el sólo se vive una vez...", amplía la profesora, que durante los años posteriores a su paso por Madrid continuó trabajando sobre la posmovida y sobre lo que se hizo en los 90 en Madrid. Sin embargo, es justo ahora cuando está observando una nueva corriente artística que, por primera vez, reconcilia la creación con el pasado: "Noto que hay una nueva generación de artistas que se interesan por lo que sucedió en la guerra civil y que trabajan sobre imágenes de archivo. Creadores como Paula Rubio Infante, el grupo Boicot, Fernando Sánchez Castillo, Eugenio Merino... todos ellos vuelven sobre este pasado olvidado, superan esa especie de amnesia respecto a la historia reciente de España y es algo que tiene relación con la Ley de la Memoria Histórica".
Preguntada sobre la conversión de La Movida en marca a partir de libros gráficos, recopilatorios, homenajes... Dumousseau-Lesquer señala que se trata de una evolución normal, propia de cualquier movimiento de estas características, como el punk: "La movida sólo fue contracultural en sus orígenes a mediados de los 70 y hasta principios de los 80. La nueva ola inaugura un periodo más pop, más relacionado con el público. En el 82 el término ya aparece en la prensa y, desde ahí, asistimos a su parte más comercial. En el 86 todo se agota y se da un proceso de selección entre la abundancia de obras producidas en los años anteriores. En esa fecha hay ya también muchas víctimas de La Movida, así que el fenómeno pasa", expone. A pesar de la celeridad con la que caducó, la coyuntura sigue despertando interés a quien lo conoce, como le sucedió a esta francesa, que espera contagiar a sus paisanos de sus ritmos y colores en el que, resuelve, es el primer libro de carácter sociológico sobre el tema: "Quería demostrar que La Movida son muchas personas, es imposible concebirla a través de un solo personaje, no se entiende el movimiento si no se tiene en cuenta toda la factory de la Calle de la Palma".