Letras

Max Aub: ¿Te acuerdas, Elena?

Del Centro Editores publica una edición facsímil con cartas inéditas, postales y fotografías del escritor enviadas a su hija | Publicamos una de esas misivas, en la que le habla de la importancia del estudio

19 noviembre, 2013 01:00


Fografía de Max Aub y su hija Elena en La Habana, 1968

Tienen los aniversarios de los escritores esa cosa escandalosa de traerlos a gritos al presente, con una vastedad de actos, conmemoraciones, ediciones, congresos, inéditos repentinos y papeles oportunamente encontrados en un cajón. Hace diez años, el centenario de Max Aub logró situar al autor en el lugar al que pertenecía por derecho, el de clásico, paliando así un olvido demasiado largo. Aunque hoy existe una fundación para salvaguardar su nombre y estudiar su figura, es cierto que agotado el aniversario, agotado el homenajeado: el nombre que tanto sonó durante un año empieza enseguida a perderse en el aire, y así sucede casi siempre. Ahora se cumplen 110 años del nacimiento de este intelectual moral y comprometido, uno de los nombres fundamentales del exilio. Con discreción pero con excelencia, el siempre activo Centro de Arte Moderno de Madrid dedica un homenaje al autor de Laberinto mágico, la publicación del libro Cartas a mi hija Elena.

Su responsable, Claudio Pérez Mínguez, un verdadero militante de la literatura y la persona detrás del Museo del Escritor, conocía desde hacía tiempo a Elena Aub Barjau, una de las hijas del novelista, dramaturgo y poeta, que ya había donado a su museo la corbata con la que se casó su progenitor. Una tarde, en el transcurso de una charla, ella le habló de una cajita de madera en la que conservaba las cartas que su padre le había enviado desde que era pequeña hasta entrados los años 70, un buen puñado de postales y escritos que encierran los consejos del escritor a sus hijas, las preocupaciones de un hombre preso en el extranjero, de un escritor en el exilio angustiado por reunir dinero para su familia o de un padre orgulloso por las buenas notas de su descendencia ("Tan lejos de ti, Chatita, es el mejor regalo que le podías hacer a tu papá", le felicita en una de las cartas).

Conservan estos documentos la huella de la persona que se escondía tras la erudición de Aub, una faceta en la que suele indagar Del Centro Editores: "Nos interesa la memoria de los escritores en cuanto a personas, no sólo su obra, para cuyo estudio ya están las universidades. Lo que queremos rescatar es el conocimiento personal de figuras como la de Aub, no con un ánimo cotilla, sino con el que reconoce que los escritores son amigos que nos acompañan durante años", distingue Pérez Mínguez, que ha realizado experimentos similares con Borges, Cortázar, Onetti, Piglia...

Cuando vio todo aquel material, le propuso a Elena publicar una edición facsimilar, una reproducción artesanal y exacta que repitiera incluso las arrugas de las hojas. Es el padre y no el escritor el que aquí habla, desde luego, pero la inteligencia y el estilo literario de Aub salen a relucir entre estas misivas: "Es un material muy enriquecedor para su conocimiento, las cartas de una persona que pasó por muchas dificultades sin perder el sentido del humor ni la capacidad afectiva", amplía Pérez Mínguez.

La publicación, de la que se han editado sólo cien ejemplares firmados y numerados por el editor, incluye 19 postales, dos dedicatorias en libros, dos obras de teatro (una escrita para Elena), cinco cartas, un grabado dedicado, el poema Te acuerdas, Elena..., escrito en el campo de concentración de Djelfa, del que se reproduce la primera versión manuscrita con muchas correcciones, un segundo autógrafo que incluye en el mismo folio una carta a Elena, fechada en Djelfa, el 11 de febrero de 1942, y una tercera versión mecanografiada, así como una foto de Elena con su madre, Perpetua Barjau, en Valencia en el año 1938. Además, la edición contiene una fotografía de Aub en el campo de concentración Djelfa, otra del escritor y su esposa en México en 1950, y una más con su hija Elena en La Habana, de 1968. Asimismo, presenta la trascripción de todos los textos y una nota del editor.

A continuación, reproducimos una de las cartas enviadas a sus hijas, en la que les habla de la importancia del estudio y del conocimiento:

Casa 3-7-42

Querida Elena:

Me escriben los abuelitos que fuiste por tu "tableau d'honeur". Me alegra como no tienes idea. Tan lejos de ti, Chatita, es el mejor regalo que le podías hacer a tu papá. Ya sabés que espero mucho de ti y que tengo la seguridad de que serás una estudiante muy aprovechada y que harás honor a tus padres. El estudio es lo más bonito que hay. Lo que sucede es que a veces los maestros no saben explicar bien las cosas y a veces los caminos para llegar a saber parecen muy difíciles, pero cuando se llega a saberlos ¡qué regalo! Ten en cuenta que cuanto más cosas sepas más cosas son como si fuesen tuyas. ¿Te acuerdas cómo le gustaban a Mimin las historias de griegos y romanos? Fíjate: si tu - o Mimin sabe historia - o geografía, o matemáticas - es como si esa parte del mundo fuese tuya y los que no lo saben se quedan sin ello. Los tontos dirán que eso no son pasteles, o sortijas, o casas o panquemados; bueno, allá ellos: pero no importa el saber para tener también panquemados, y aún más fácilmente. Es igual que los idiomas. Si tu vienes a Francia y sabes francés ¿verdad que verás más cosas, te enterarás mejor de cuanto hay, que no el que no lo sabe y necesita ir a remolque de otro que todo se lo traduzca? Pues así es un poco toda la vida. Cuando se más se sabe menos intermediarios se necesitan y mejor se aprecian y gozan las cosas. El c'est tout, mon chou. (mira que llamarte col!)Y ya que me ido por las ramas sea esta carta también para Mimin, que me ha prometido una explicando su fin de curso que esperaba junto con la de la mamá pero que no he visto. Entre las dos le vais a dar cuatro besos muy grandes grandes, a Carmen, de mi parte. En el café moro donde estoy dan un té con menta que es buenísimo. Parece hierbaluisa, o poleo, con mucho azúcar. Muchísimos besos para las dos mis muy preciosas de vuestro

Papá.


Carta manuscrita de Max Aub a su hija Elena