El fabuloso Gastón Baquero
Fundación Banco Santander homenajea al poeta cubano en el centenario de su nacimiento a través de Fabulaciones en prosa, un volumen de ensayos y artículos que resaltan su humanismo
16 enero, 2014 01:00Gastón Baquero
Para celebrar el centenario del nacimiento de un cronista universal como Gastón Baquero (Cuba, 1914 - Madrid, 1997), se ha conformado el volumen de Cuadernos de Obra Fundamental del humanista y fabulador cubano. Está compuesto por artículos, ensayos y cartas inéditas que descubren la personalidad general del poeta del exilio. Editado por Fundación Banco Santander, Fabulaciones en prosa, se presenta este jueves en el Instituto Cervantes de mano del escritor Luis Antonio Villena, Alberto Díaz-Díaz, antólogo y prologuista de la obra y Borja Baselga, director de la Fundación.El poeta, que se quejó de la pérdida de conexión con el cosmos, fue uno de los intelectuales más importantes del siglo XX. Senador del dictador Batista y con origen en la pobreza, se fue forjando su persona hasta convertirse en uno de los primeros exiliados cubanos. Tuvo que huir en 1959, buscó refugio en España y nunca más volvió a su país de origen. Pese a su mentalidad conservadora siempre quiso la unión de las dos Cubas, "nunca tuvo fronteras mentales", sostiene Villena mientras que Javier Expósito, responsable literario de Fundación Banco Santander, alega que "la literatura está más allá de las ideologías".
La composición de esta obra empezó a gestarse en 1995 con el volumen Obras Completas de Gastón. "Antes de esto Baquero era un desconocido y a partir del impulso de la Fundación se empieza a hablar de él. No obstante, aún queda mucha difusión que hacerle. Conocemos parcialmente su figura, es un humanista de muchos quilates y esperamos que sirva para abrir el apetito a otros editores", comenta Díaz-Díaz.
Fabulaciones en prosa se configura como la recuperación de una voz poética y humanista a través de sus ensayos y artículos. "Hace de todo un poema, es un artista que podemos emparentar con aquellos hombres del Renacimiento que encabezaron el Humanismo", profundiza el prologuista. Además, la erudición de Baquero queda patente en este volumen a través de sus textos literarios de diversa índole como en Simposio a Paul Valery, Palabras ante el busto de Víctor Hugo, su homenaje a Farinelli, su vocación histórica, "contada con el aderezo fabulador", apunta Díaz-Díaz, en La batalla de Carabobo incluso su espiritualidad en Santa Teresa, doctora de la Hispanidad.
Uno de los apartados inéditos está es Sobre Auntoantología o autoselección de poemas, en el que una petición del poeta José Olivio Jiménez para la revista El Cardo de Bronce, le hace preguntarse sobre la elección de poemas. A esto le siguen varios comentarios literarios sobre escritores como Guillermo Cabrera Infante, Dominique Bona, Rafael Heliodoro Valle, Vicente Gerbasi, Gore Vidal, Michael Benton, Patrick Leigh Fermor, Cecil Beaton, Neruda, Ramiro Dávila Grijalba e Iván van Sertima. Los ensayos históricos De San Salvador a Ayacucho (1974), Carta a Simone Lerch (1990) y como colofón poético, Cartas a Gerardo Diego (1968) donde se capta al fabulador Baquero del que Diego decía que es un "hombre capaz de albergar en sí mismo varios hombres, varias almas disimuladas en el habitual repliegue de su vida vulgar".
Otro de los pasajes a destacar es una visita que hace a Julián Marías con su consiguiente crítica a la mezquindad: "Despreciar a María Zambrano o a Menéndez Pidal, debería estar castigado". Se lamenta Díaz-Díaz de que hoy en día la figura de Gastón Baquero en Cuba no esté considerada. "Se ha manipulado mucho, se sacó una antología pero la mayoría de los cubanos no lo conocen".
Al fin y al cabo, Baquero fue poeta de tres mundos, de América, África y Europa. Tres espíritus, tres culturas, tres mundos que conforman lo que es Cuba. Por eso, hay dos etapas en la escritura del humanista. La cubana y la española. Se muestran diferencias lingüísticas y desde su estancia en España "mejora en su torrencial, deja de ser tan trascendental para ser más universal, más cosmopolita, concluye Díaz-Díaz.