Europa en ruina
Relatos de testigos oculares de los años 1944 a 1948
31 enero, 2014 01:00Hans Magnus Enzensberger. Foto: Jordi Soteras
Nadie osa poner en cuestión que Hans Magnus Enzensberger (Kaufbeuren, 1929) es no solo uno de los grandes escritores alemanes de nuestra época, sino uno de los más destacados intelectuales europeos del tiempo presente. Polifacético, inquieto, políglota, traductor, responsable editorial de múltiples iniciativas culturales, impulsor de variopintos proyectos literarios, poeta, novelista, autor teatral y ensayista político, la hiperactividad de Enzensberger se despliega de modo sorprendente y casi siempre original en los más variados campos del conocimiento a lo largo de más de medio siglo. No en vano su obra y su figura se han ganado un respeto casi unánime a lo largo y ancho del Viejo Continente, como atestiguan los prestigiosos premios obtenidos en los más diversos países europeos. Entre ellos, en España, donde se le concedió en 2002 el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, aparte de otros reconocimientos menores en estos últimos años. Por cierto, conviene subrayar que nuestro autor, aparte de hablar español y ser gran conocedor de la historia española, es un apasionado defensor de nuestra cultura, a la que ha dedicado luminosos ensayos. En este libro, Europa en ruinas, sin embargo, la autoría de Enzensberger pasa, si así puede decirse, a un segundo plano. Se limita a un breve prólogo de unas veinte páginas y, por encima de todo, a una labor de recopilación y ordenación de materiales ajenos, concretamente los informes y reportajes que elaboraron diversos periodistas o escritores que, siguiendo los pasos de las fuerzas aliadas, asistieron de forma directa a la "liberación" del continente europeo pero, sobre todo, contemplaron horrorizados el panorama de destrucción, miseria, venganza y exterminio que se adueñó de casi todas las naciones, de Italia a Hungría, de Grecia a Francia, en los terribles años del fin de la II Guerra Mundial y primera posguerra. Conviene por tanto advertir al lector incauto que, pese a que el nombre prestigioso de Enzensberger campee en la portada con un tamaño tipográfico superior al propio título, en realidad el volumen que comentamos responde más bien al subtítulo de "Relatos de testigos oculares de los años 1944 a 1948", hasta el punto de que puede decirse que son ellos los responsables de estas estremecedoras páginas: reporteros y autores como Martha Gellhorn, A. J. Liebling, Norman Lewis, Janet Flanner, R. T. Pell, Edmund Wilson, Alfred Döblin, Max Frisch, Stig Dagerman y John Gunther.Entiéndase lo anterior simplemente como un aviso que el crítico debe hacer para cumplir su papel de informar al lector. Porque, una vez expuesta esa advertencia, lo inmediato que debe consignarse es que el volumen merece la pena por sí mismo, sin necesidad de que lo respalde autoridad alguna o lo apadrine un nombre ilustre. Como se dice en las páginas iniciales, hoy día estamos acostumbrados por los medios a relacionar los reportajes más atroces con el mal llamado 'Tercer Mundo'. De este modo, los pillajes, violaciones masivas, saqueos, devastaciones, hambrunas, uso sistemático de la tortura, deportaciones, ejecuciones indiscriminadas y todo tipo de sevicias e infamias las asociamos con lugares como Luanda o Beirut, El Salvador o Sri Lanka, nunca con las refinadas capitales europeas, de Atenas a Roma. Pero son precisamente estas ciudades -y otras muchas, como París, Frankfurt, Varsovia o Praga- las que protagonizan estas páginas. Cuando en estas capitales y en sus naciones respectivas reinaban el caos y la desolación. Y no solo en términos materiales: por supuesto aquella Europa, después de seis años de guerra devastadora, era un montón de ruinas. Pero a la ruina material había que añadirle algo todavía peor en el fondo: una absoluta bancarrota política y moral.
El panorama que se dibuja en este libro nos recuerda punto por punto, pincelada a pincelada, al que trazaba Keith Lowe en Continente salvaje. Europa después de la Segunda Guerra mundial (Galaxia Gutenberg, 2012), reseñada no hace mucho en estas páginas, aunque esta era una obra más estructurada. Volviendo a Enzensberger, lo importante, como dice al final de su prólogo, es que esta Europa rica pero desnortada no pierda de vista esa otra "Europa en ruinas de la que apenas nos separan unos decenios".