Image: El canon sentimental de la poesía

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Letras

El canon sentimental de la poesía

Se publica Amor de muchos días, una antología poética que profundiza en las formas de expresarse de los poetas del siglo XX

5 febrero, 2014 01:00

La poesía ha sido el antídoto de las penas de muchos escritores y eruditos a lo largo de la historia. Y el amor uno de los temas principales que acaparan las líneas y versos. Al parecer el ser humano necesita compartir sus días con esa otra alma tan similar y, a la vez, tan diferente que la complementa. Pero hay diferentes tipos de amor: el amor hacia un objeto de deseo, a un deseo en particular, hacia uno mismo o hacia otra persona, aunque esto pueda configurarse como un ente dañino y (auto)destructivo. Los griegos lo cambiaron todo: convirtieron el amor en algo universal, de culto social y el Romanticismo volvió a recomponer el esquema girando la mirada hacia la importancia no de lo que se dice sino cómo se dice y en la experiencia que de ello se traduce. La antología Amor de muchos días recaba exactamente en esto. En cómo los poetas han hablado sobre sus relaciones matrimoniales, amorosas y extramaritales. Desde los poemas de carácter homosexual de W.H. Auden pasando por el único poema feliz de T.S Eliot hasta las conversaciones de Hughes con la difunta Sylvia Plath. Todo ello hilvanado y configurado por Andreu Jaume, quien abre el volumen con un prólogo explicativo.

Decir que la concepción del Amor ha cambiado a lo largo de la historia no sorprende, pero ¿cómo lo ha hecho? Andreu sintetiza: "Para los griegos el amor era una fuerza atronadora, algo que se matizó un poco con los elegíacos latinos y que se transformó con los trovadores, de cuyos usos, maneras y léxico nos hemos beneficiado a lo largo de los últimos siglos". Ese cambio pasa por la evolución de los usos amorosos y, en consecuencia, la profundización en diferentes ámbitos que el día a día recrea en una relación que se prolonga en el tiempo: la soledad, la mezquindad, la cortesía, la felicidad, la ausencia, el dolor, el golpe, la ruptura, la muerte. Son todos ellos temas que se tratan en la Literatura y, a su vez, seguimos hablando de Amor.

De modo que llegamos al siglo XVIII aún con la preconcebida idea que nos dejaron los griegos de ese amor estático. Y entonces el Romanticismo "deja de abrazarse a una convención del Amor en mayúsculas y se sustituye por la expresión de la experiencia que el poema constituye y delimita". Incluso este cambio, intuye Jaume, comenzó a verse en los sonetos de 'la dama oscura' de Shakespeare. "Destruye la idea del amor cortés y, de paso, el canon sentimental en el que se había educado. Y se venga de Marlowe" (popularizó el verso blanco y es considerado el predecesor de William Shakespeare).

Esta antología está configurada mediante el gusto personal de Andreu Jaume. "Ella era joven, besé con los ojos cerrados y los abrí a sus arrugas", escribe R.S Thomas en Matrimonio, uno de los poemas recogidos en este volumen. Con tan solo una frase consigue recopilar ese sentimiento amoroso tan profundo y leal. Lo curioso en el caso de este poeta es que "no le dijo casi nada a su mujer durante 50 años". Resulta tan sorprendente como leer a un Auden poetizar un amor homosexual en una sociedad inglesa que penaba las relaciones entre personas del mismo sexo. Pero, "Auden no era gay como lo era Cavafy. Auden era tan pudoroso como T. S. Eliot y construía su poema teniendo muy en cuenta cuáles eran las especificidades morales de una relación homosexual".

Además, hay un tema que trata Gil de Biedma que la sociedad actual, o personas específicas, podrían celebrar. Habla sobre la ética de la infidelidad. No es que en otras épocas no se fuera infiel, pero los tiempos han cambiado y han surgido nuevas formas de relaciones. "En Pandémica y Celeste hace algo extraordinario, es decir, romper con el canon sentimental con el que toda su generación se había enamorado, que era el de Pedro Salinas. Y a su vez creó el canon sentimental fundamental en que se educó mi generación. Y debemos reconocer que hizo estragos".

¿Hacia qué tipo de relaciones está caminando nuestra sociedad? El amor es uno de los ingredientes principales del día a día del ser humano. Pero hay que entender que existen muchos tipos de amor, que no solo nos configuramos con el tradicional punto de vista monógamo. Se puede hablar de poliamor, de relaciones extramatrimoniales, de relaciones abiertas, liberales o, incluso, tan cerradas y arcaicas que se engendran a través de los celos malignos y enfermizos. Pero hay algo que no cambia y es el sentimiento de querer, inmutable y que, de una manera u otra, permanece. Aun así, tampoco debemos dejarnos engañar, ya lo decía W.H. Auden: "Que nadie diga te quiero hasta que sepa qué cantidad de recursos se necesitan para cuidar una mota dañada, un diminuto pelo que proyecta una sombra en el universo".

Selección de poemas de Amor de muchos días

T.S Eliot - Dedicado a mi mujer

A quien debo el sobresaltado goce
que acelera mis sentidos en nuestros despertar
y el ritmo que gobierna nuestro sueño,
la respiración al unísono

de amantes cuyos cuerpos huelen a ellos mismos,
que tienen los mismo pensamientos sin tener que hablar
y balbucean lo mismo sin necesidad de sentido.

Ningún molesto viento de invierno helará,
ningún espectral sol del trópico marchitará
las rosas en el jardín de rosas que es nuestro y nuestro tan solo.

Pero esta dedicatoria es para que la lean otros:
estas son las palabras privadas dirigidas a ti en público.

Miguel de Unamuno - Veré por ti

'Me desconozco' dices, mas mira, ten por cierto
Que a conocerse empieza el hombre cuando clama
'me desconozco' y llora;
Entonces a sus ojos el corazón abierto
Descubre su vida la verdadera trama;
Entonces es su aurora.

No, nadie se conoce hasta que no le toca
La luz de un alma hermana que de lo eterno llega
Y el fondo le ilumina;
Tus íntimos sentires florecen en mi boca,
Tu vista está en mis ojos, mira por mí, mi ciega,
Mira por mí y camina.

'Estoy ciega', me dices; apóyate en mi brazo
Y alumbra con tus ojos nuestra escabrosa senda
Perdida en lo futuro:
Veré por ti, confía; tu visita es este lazo
Que a ti me ató, mis ojos son para ti la prenda de un camino a seguir.

¿Qué importa que los tuyos no vean el camino
Si dan a luz a los míos y me lo alumbran todo
con su tranquila lumbre?

Apóyate en mis hombros, confíate al Destino,
Veré por ti, mi ciega, te apartaré del lodo,
Te llevaré a la cumbre.

Y allí en la luz envuelta, se te abrirán los ojos,
Verás cómo esta senda tras de nosotros, lejos,
Se pierde en la lontananza
Y en ella de esta vida los míseros despojos,
Y abrírsenos radiante del celo a los reflejos
Lo que hoy es esperanza.

R.S. Thomas - Un matrimonio

Nos conocimos
bajo una cascada
de notas de pájaro.
Pasaron cincuenta años,
el momento de amor
en un mundo
al servicio del tiempo.
Ella era joven;
besé con los ojos
cerrados y los abrí
a sus arrugas.
"Ven", dijo la muerte
escogiéndola
como pareja
para el último baile. Y ella
que en vida
lo había hecho todo
con la gracia de un pájaro,
abrió de pronto el pico
para exhalar
un suspiro no más pensado
que una pluma.

Philip Larkin - Hablar en la cama

Hablar en la cama debería ser tan fácil
después de tanto tiempo durmiendo juntos,
emblema de dos personas viviendo con honestidad.

Pero cada vez pasamos más tiempo en silencio.
Fuera, la incompleta desazón del viento
reúne y dispersa nubes por el cielo,

y oscuras poblaciones se apiñan en el horizonte.
A todo eso le somos indiferentes. Nada explica por qué,
a esta singular distancia de la soledad,

cada vez es más difícil encontrar
palabras que sean sinceras y agradables,
o no insinceras y desagradables.

W.H. Auden - En la salud y en la enfermedad

Que esta redonda O de felicidad que juramos
nunca se marchite en una vacía nada
ni se petrifique en una plaza,
meros hábitos de afecto refresquen nuestra mente
en su inerte sociedad, para que no burlemos
la virtud con su parodia piadosa
y demos nuestro amor pro sentado, Amor, permite
que las tentaciones siempre lo pongan en peligro.

[...]

Oh que nadie diga te quiero hasta que sepa
qué cantidad de recursos se necesitan para cuidar
una mota dañada, un diminuto pelo
que proyecta una sombra en el universo:
somos los sordos amurallados en un estruendoso
y extranjero lenguaje de revuelta, una masa
de manos y bocas hirviendo que por miedo hemos aprendido
una vida más segura de lo que podemos soportar.