Sez Ner
Arno Camenisch
9 mayo, 2014 02:00En Sez Ner, Camenisch narra la vida cotidiana, durante un verano en el cantón suizo de los Grisones, del que es originario. Son apenas unas estampas carentes de argumento, pero acaban envenenando al lector con su ritmo, su poesía, la tristeza, la fuerza de sus imágenes y el desengaño de cuatro personajes sin nombre (el quesero, su ayudante, el porquero y el vaquero) que malviven entre animales y desesperanza, que sobreviven más bien, confundiendo trabajo y vida. Si la partida de quesos está podrida, se arroja al estiercol. Si mueren varios cerdos de la piara tampoco pasa nada, más aún, el porquero confía en que si desaparecen todos podrá empezar de nuevo en otra parte...Al ayudante le faltan dos dedos, pero no sabemos por qué. El pan está duro, mohoso; las manos, destrozadas. Los turistas, despistados, les contemplan como parte de una postal, y los campesinos y pastores, egoístas y mezquinos, aprecian más el licor que a su vecino. A fin de cuentas, como ha explicado el autor, "el único sol que hay en Tavanasa está en los vasos". En Sez Ner la tierra justifica y destruye a los personajes, juega con ellos, los hace vulnerables. La montaña es un personaje más, como el humor negro que tiñe algunos fragmentos, mientras el tiempo se desliza perezoso, y comienza un nuevo día.