Image: Un momento, una ilustración

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Letras

Un momento, una ilustración

La editorial Lunwerg publica en español el libro 50 años de ilustración, un recorrido retrospectivo que reúne a más 200 ilustradores y más de 700 obras

22 octubre, 2014 02:00

Detalle de la portada del disco de Los Beatles Revolver de 1966 por Klaus Voormann

Algunas ilustraciones son ya parte de nuestra retina. Una especie de 'arte de la gente' que refleja y critica los momentos que vive cada sociedad. Durante las últimas cinco décadas de vida de esta disciplina, cada generación ha plasmado lo que le ha tocado vivir. Así, los años 60 muestran los cambios sociales y esa cultura de sexo, drogas y rock&roll, los 70 dan paso a la cultura punk, los 80 muestra la ambición de la gente adinerada, en los 90 se ve la evolución hacia el diseño digital y ya en la década del 2000 se abre paso a la nueva ola con la vivencia de la caída de las Torres Gemelas, un nuevo mundo globalizado en el que los artistas tienen que distinguirse y despuntar. Todo esto se resume en el libro 50 años de ilustración que publica Lunwerg en español. Un recorrido por algunas de las ilustraciones más importantes e impactantes que se han visto en todo el mundo. Algunas de ellas tan conocidas como el cartel de Barack Obama para las elecciones o la portada de la película La naranja mecánica.

Cada obra que se presenta en el libro se mueve y se entiende en un contexto sociológico y cultural diferente. Se analiza el momento en el que fueron creadas dando voz a lo que ocurría culturalmente en cada disciplina durante las diferentes épocas. Así, a través de más de 200 ilustradores, tanto consagrados como emergentes, y más de 700 obras, se viaja y se entiende la sociedad cambiante en la que residimos. Desde Robert Crumb a Fritz Eichenberg y Russell Mills pasando por Jeff Mills y Alex Trocut. Todo un imaginario que muestra las diferentes vertientes de un mismo arte que ha ido ganando terreno en nuestra sociedad.

Pegatina del disco Wish You Were Here de Pink Floyd diseñada por George Hardie, 1975

La ilustración de los años 60 está marcada por un fuerte carácter positivo en el que los hijos del baby boom inauguran la filosofía de vida del sexo, drogas y rock&roll. Es el momento en el que estalla la revolución cultural en China así como Occidente comienza a ver los primeros rayos de un desarrollo similar. Comienza, también, el movimiento feminista que ya había inaugurado Simone de Beauvoir con su obra El segundo sexo en el año 1949. Al mismo tiempo comienzan a surgir los primeros movimientos juveniles, como los hippies, con su ideología paz y amor, o los mods, con una filosofía de vida propia. Los Beatles se convierten de esta manera en el grupo de moda y modelo a seguir por una juventud que ve, por primera vez, que hay un movimiento para ellos. El arraigo de todas estas novedades viene con la prensa contracultural en la que los artistas se sienten libres de publicar sus creaciones más allá de los intereses comerciales. Destacan varias portadas de discos como Revolver de los Beatles, una obra de Klaus Voormamm o el retrato de Bob Dylan de Milton Glases.

Pero para finales de la década y principios de los 70 se da un giro de tuerca que desemboca en una crisis económica que acecha los Estados Unidos y el Reino Unido. El hedonismo de la etapa anterior da paso a un pesimismo que se convierte en un realismo sombrío. El glam da paso ahora al punk, a la época dorada de la diseñadora británica Viviente Westwood y la ilustración vive un momento de expansión en diferentes puntos del globo. Con una misma característica: lo sombrío. Buen ejemplo de ello es la portada del disco Diamond Dogs de David Bowie, diseño de Guy Peellaert al tiempo que en Inglaterra la sátira iba asentando caderas.

Danusia, collage de Andrezej Klimowski, 1987

Ya con la llegada de los 80 el mundo vuelve a revolucionarse y la fiesta es constante. Los que salieron triunfantes y con dinero en sus arcas de los 70, ven en las marcas la manera de mostrar sus estatus. Y todo gira en torno a aparentar como manera de diferenciarse. Triunfa el nihilismo, lo superficial y la ilustración se vuelve primordial. Sobre todo cuando aparece en el año 1984 el primer Mac. George Orwell ya lo había avisado. La revolución ya había dado comienzo en la era digital pero había grandes contradicciones que marcaban hitos. Una sociedad que ve expandirse pero que vive desgracias como Chernóbil o el descubrimiento del sida. Y, a su vez, Michael Jackson despunta con Thriller. Una sociedad marcada por los grandes contrastes y contradicciones.

Así damos entrada a un amanecer digital. El lápiz da paso al ratón aunque los ilustradores old school se niegan a ello y se aferran a la mina a principios de la década de los 90. Pero lo cierto es que los ordenadores se empiezan a colar en las casas y aparece MTV, cadena de televisión que ve el nacimiento y la consiguiente muerte del britpop, o rock alternativo, encabezado por bandas emblemáticas como Oasis, Placebo, Suede o Radiohead. ¿Quién no recuerda los acordes de Girls and Boys de Blur? La sociedad vive momentos de esplendor y de desgracias. Por un lado está el final del apartheid liderado por el carismático Nelson Mandela que se contrapone a los disturbios raciales de Los Angeles, triunfa el tratado de paz de Irlanda del Norte y la Unión Soviética se desestabiliza. En general una nueva hornada de aire fresco, momentos para poder respirar y la entrada en un mundo global gracias a internet. Esto se traduce en diseños que mezclan el lápiz a mano con el trazo digital, una cohesión en la que destacan Jeff Fisher, Andy Martin, Mariscal y Sara Fanelli.

Atardecer en Santa Mónica de Jeremyville, 2011

Poco a poco nos acercamos a nuestro tiempo, una nueva generación a merced de la tecnología. Adicciones a las redes sociales, la necesidad de ser parte de un colectivo en un mundo globalizado. Un hito importante marcó un antes y un después en el rumbo y el devenir de todos: el atentado sobre las Torres Gemelas. Pero hay más, mucho más. El desastre climático, el deshielo, las guerras en Oriente. La llegada de Barack Obama ya anunciaba un cambio importante y aquella ilustración de su rostro que hizo Shepard Fairey bautizada con la palabra Hope auguraba esa distopía. Ahora, la ilustración sigue su escalada hacia los montes y las cimas más altas e intentan impactarnos y llegar a nuestro cerebelo. Y todo desde casa con la ayuda de un ordenador.

¿Qué haríamos ahora sin esa tecnología? ¿Hacia dónde se dirige la ilustración? Lo cierto es que se trata un arte tan antiguo como el ser humano. Los primeros hombres ya pintaron en sus cavernas su tiempo, su época, sus miedos.