Muere el Nobel Tomas Tranströmer
Tomas Transtömer
El poeta de 83 años, que apenas podía hablar desde que en 1990 sufrió un ataque de aplopejía, recibió el máximo galardón de las Letras en 2011.
El poeta tenía dificultades para hablar desde que en 1990 sufrió un ataque de apoplejía, aunque eso no le impidió seguir escribiendo. En su dictamen del Nobel, la academia sueca destacó que, "a través de sus imágenes condensadas y traslúcidas, nos ha dado un acceso fresco a la realidad".
En octubre de 2012, la Cátedra Vargas Llosa y la Embajada de Suecia homenajearon al poeta sueco en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. En el Salón de Columnas de la institución, diversos poetas españoles, como Caballero Bonald, Juan Antonio González Iglesias y Carlos Pardo, leyeron algunos de sus versos, mientras Tranströmer escuchaba sentado en su silla de ruedas, de la que colgaba un bastón.
Ese día, el autor de Descrédito del héroe mostró su admiración por el poeta nórdico: "Siempre me ha parecido muy atractivo su sistema reflexivo sobre el que arma los poemas, que le permite penetrar en la experiencia con una gran profundidad, hasta encontrar muchos de sus secretos", dijo, para añadir que era "un hombre que ha vivido al margen de las alharacas y los cenáculos literarios", lo cual es "síntoma de poeta verdadero".
Nacido en Estocolmo en 1931, Tranströmer era, además de escritor, traductor y psicólogo. Traducido a más de 50 lenguas, entre sus obras destacan Los recuerdos me miran, Para vivos y muertos, La góndola fúnebre y Gran Enigma. Posee además otros reconocimientos como el Premio Bonnier Para la Poesía, el Premio Internacional Neudstadt, el Petrach de Alemania y el galardón que concede el Foro Internacional de la Poesía de Suecia, entre otros.
Antonio Colinas, en la crítica de Deshielo a mediodía (2011), publicada días antes de que le dieran el Nobel, escribió de él: "Tranströmer convence por su ausencia de artificio, al conducir sus poemas a ese original hermetismo en el que precisamente radica cuanto le distingue. Hay quizá en él una leve conexión con ciertos poetas contemporáneos del área anglosajona; pero a la vez, por su edad, ya ha dejado atrás los años marcados por la Segunda Guerra Mundial, que tanto condicionaron una buena parte de la poesía de los que habían nacido años antes".
La poesía de Tranströmer nacía de la cotidianeidad y de la querencia por la naturaleza. La crítica ha destacado que, con retratos aparentemente simples a partir de la vida diaria y de la naturaleza en detalle, el poeta era capaz de revelar una penetración mística en cuanto a los aspectos universales de la mente humana. Su poesía destaca también por su fuerza y sus hondas raíces, y por la presencia perenne del mundo de la psicología y de los sueños. En el estilo, se apoya en un lenguaje modernista, expresionista y a veces relacionada por cierta parte de la crítica con una tendencia surrealista.