Amos Oz, el siglo de Israel
Amos Oz
La editorial Siruela publicará en una nueva colección la obra completa del escritor israelí. En abril salen a la venta Quizás en otro lugar, Una historia de amor y oscuridad y La bicicleta de Sumji.
Pues bien. Lo mismo que hizo el pequeño Amos con sus primeras lecturas se podrá hacer a partir de ahora con los libros que ha escrito él. Y será gracias a la editorial Siruela, su sello en España desde 1998, que publicará su obra completa en una nueva colección. La editorial dirigida por Ofelia Grande eleva así al israelí a la altura de otros puntales de su catálogo, como Italo Calvino, Jostein Gaarder o Clarice Lispector. Y empieza ya, este mes, con la publicación de Quizás en otro lugar, su primera novela; Una historia de amor y oscuridad, su autobiografía novelada; y La bicicleta de Sumji, la historia de un niño israelí de once años que vive en el Jerusalén posterior a la Segunda Guerra Mundial. También este año, en noviembre, se publicará su último libro, Judas.
Oz es un escritor utilísimo para entender Israel, y más atrás, las décadas posteriores a la creación del Estado, las raíces de sus conflictos con los pueblos vecinos y las tensiones entre las diferentes comunidades hebreas. Ofelia Grande aconseja comenzar a leer su obra por Una historia de amor y oscuridad, en donde "están presentes todas las inquietudes personales y literarias del escritor". El libro recorre el último siglo de Israel a partir de la vida del escritor, parte de cuya familia de askenazíes emigró a Palestina, en circunstancias muy diversas, durante las primeras décadas del siglo XX.
El hogar de Amos Oz da la medida del pueblo que intentaron exterminar nazis: su casa estaba llena de libros; su padre, un bibliotecario que no consiguió acceder a la docencia universitaria, hablaba once idiomas y leía en diecisiete; su madre hablaba cuatro o cinco y leía en siete u ocho; y en las tertulias de su tío Yosef conoció, entre otros, a Shmuel Yosef Agnon, futuro Premio Nobel de Literatura. "Los judíos eran los únicos europeos en los años veinte y treinta", escribe el autor de La colina del Mal Consejo. Y sobre el proverbial antisemitismo en el viejo continente, apunta: "Hoy Europa ha cambiado mucho. Cuando mi padre era joven y vivía en Vilna, en las paredes de Europa ponía: "Judíos, marchaos a Palestina". Hace unos cincuenta años, cuando mi padre volvió a visitar Europa, las paredes le gritaron: "Judíos, marchaos de Palestina". Además de Una historia..., Raquel García Lozano, traductora y profesora de Lengua y Literatura Hebrea en la Complutense, recomienda Quizás en otro lugar, en donde ya aparecen algunos personajes, o tipos, presentes en el resto de su obra.
La literatura de Amos Oz debe tanto a la cultura patrimonial judía como a la nueva cultura israelí. "Es una literatura apegada a la tradición textual y cultural hebrea de miles y miles de años, y también apegada al lugar y al tiempo en el que surge. Pero, sobre todo, es una literatura personal, íntima y familiar", dice la traductora, para quien el sentido universal de la obra de Oz se debe, precisamente, a ese carácter íntimo, de círculo cerrado, en el que sitúa a sus personajes para "enfrentarlos a sus contradicciones".
Y aquí en España, ¿es valorada su obra? Amos Oz recibió el Premio Príncipe de Asturias en 2007, así que parece que, al menos oficialmente, sí. Según Ofelia Grande, el premio le dio un nuevo brillo a sus libros. De hecho, dice, un título del catálogo de Siruela que funcionó especialmente bien en 2014 fue Los judíos y las palabras, de Amos Oz y su hija, la historiadora Fania Oz-Salzberger. Raquel García Lozano, que actualmente trabaja en la traducción de Judas, lamenta que la influencia del escritor en España siga siendo "más política que literaria". "A la prensa y a la opinión pública españolas todavía les resulta difícil distinguir entre las opiniones políticas y la obra literaria de un autor cuando este procede de un país como Israel".
Amos Oz nunca ha evitado hablar de la realidad de su país, ha escrito varios ensayos sobre el dilema moral que vive su pueblo, además de cientos de artículos políticos, y muchas veces ha manifestado estar favor de un entendimiento entre judíos y palestinos. Lo hizo también durante el último verano de conflicto en la zona. Entonces calificó de "excesiva, pero justificada" la intervención militar israelí y volvió a apoyar la solución de los dos estados con "la coexistencia de Israel y Cisjordania: dos capitales en Jerusalén, una modificación territorial aceptada por ambas partes y retirada de la mayor parte de los asentamientos judíos en Cisjordania".