Image: La novela quinqui de Montero Glez

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Letras

La novela quinqui de Montero Glez

El escritor publica Talco y bronce, una novela negra que se ambienta en los barrios marginales de los años 80 y que denuncia la corrupción policial

21 mayo, 2015 02:00

Montero Glez

Santiago Corella, 'El Nani', fue el primer desaparecido de la democracia. Era un quinqui cualquiera, un delincuente en la línea de El Vaquilla o El Jaro. Un joven sin futuro y sin nada que perder, como tantos otros que poblaban los barrios marginales del extrarradio de las grandes ciudades a principios de los 80, en medio de una situación económica y social muy complicada para un país que se despertaba del letargo de la dictadura. El Nani se dedicaba a delinquir a punta de navaja o de pistola y llegó a participar en un palo en el que se afanaron 40 lingotes de oro. Como muchos jóvenes en su situación, sin un rumbo existencial claro, acabó en la heroína. La Brigada Antiatracos de la policía le arrestó como presunto responsable del golpe a una joyería de Lavapiés en el que murió el propietario y nunca más se supo de él. "A los policías se les fue de las manos en el interrogatorio", explica Montero Glez (Madrid, 1965) que imagina esta historia real en su última novela, Talco y bronce, VIII Premio Logroño de Novela.

"Esto ya se había contado en ensayos y reportajes pero nunca en ficción", continúa el escritor de Polvora negra. "Había una banda criminal articulada desde la propia policía en Madrid que se dedicaba a dar palos gordos y estaba organizada desde arriba, verticalmente". De hecho, fue la propia policía quien organizó el atraco a la joyería de Lavapies para endosárselo a Corella y así poder torturarle hasta que cantara el paradero de los lingotes de oro. De ahí el llamativo eslogan con el que se vende el libro: "¿Qué ocurre cuando la policía inspira menos confianza que los propios delincuentes?". "Siempre me preguntan porque tengo ese gato contra la policia... Para mi la policía y el delito vienen juntos a la vez", explica el escritor.

"Esto forma parte de la Transición", comenta un Montero Glez cuyo objetivo era revisitar una época que "en contra del discurso oficial no fue modélica ni ejemplar". "En 2011 me di cuenta de que la gente salía a la calle para, entre otras cosas, exigir el relato verdadero de la Transición y no aquel relato ficticio que nos han vendido nuestros padres", comenta el autor de Sed de Champán, que quiso poner su granito de arena en la corriente que desacredita los méritos del paso a la democracia con esta novela que presenta.

Pero Talco y bronce no es el relato de lo que le ocurrió a Corella, o al menos no solo eso. Los verdaderos protagonistas del libro son el Chuqueli y la Malata, el líder de la banda de quinquis y una princesa de barrio, en concreto, del madrileño barrio de La Elipa. En torno a ellos se construye una intensa historia de amor que tuvo su origen en un concierto en Cadiz. "El chispazo que dio lugar a la novela fue la interpretación que realizó Antonio Vega de la canción de amor gitana Me quedo contigo de Los Chunguitos", explica Montero Glez. "Me traspasó el corazón de punta a punta y de ahí surgieron estos dos personajes".

El universo quinqui que tan bien reflejaron y en el que incluso influyeron de manera activa los cineastas José Antonio de la Loma y Eloy de la Iglesia ("el Fassbinder español", según Montero Glez) se ve reflejado en un realismo muy sucio y en el lenguaje que destilan los diálogos, que navegan con fidelidad y soltura por la "jerga de germanía" de una época (se incluye un glosario como ayuda para el lector con el que el autor no está del todo de acuerdo). La novela, como si fuera una matrioska, también esconde un poderoso relato de genero negro, con delincuentes sin códigos morales y policías corruptos. "No he salido de los márgenes de la novela negra, de lo que es el realismo social...", explica el autor de Pistola y cuchillo. "He tratado de prender una cerilla y alumbrar los rincones oscuros de la sociedad".