Image: Antología poética del rock

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Letras

Antología poética del rock

Selección y traducción Alberto Manzano

22 mayo, 2015 02:00

Bob Dylan. Foto: Carlos García

Hiperión. Madrid, 2015. 664 páginas, 25€

El poeta Alberto Manzano (Barcelona, 1955) ha publicado más de cien libros con letras de canciones escritas por músicos de rock. Reconocido traductor, es asimismo biógrafo de Leonard Cohen. Antología poética del rock cuenta con un prólogo de siete páginas esclarecedoras. El primer acierto de Manzano consiste en no olvidar los orígenes del rock ni las palabras que lo anunciaron. Así incluye una canción de finales del siglo XIX que tuvo versiones de Leadbelly, Ry Cooder o Tom Waits. También elige un tema clásico de Ma Rainey, mentora de Bessie Smith y Billie Holiday. O "Fruta extraña", himno de Abel Meeropol contra los linchamientos que sufría la población negra en EEUU. Sobre esta base, que aúna el blues y el country, los roqueros han sido cronistas de los siglos XX y XXI.

  ¿Cuál es la crónica? A un comienzo de esclavitud, cañaverales, homicidios, carromatos y viento seco le siguen los paisajes urbanos de estatuas heladas. Seres tambaleantes huyen en trenes de carga. Los solitarios merodean en la noche y comparten la impresión de ser extranjeros en el mundo. Desfilan yonquis con un bate de béisbol, madres de brazos militares, burgueses que dialogan con sus clones favoritos. Los guetos arden frente a policías de gatillo fácil. Las letras hablan de autopistas, de muchachos de pelo ondulado con gomina, de limusinas, de una lluvia torrencial. Pero, sobre todo, de búsquedas: visiones, bailes mentales, sentidos afilados y contestaciones políticas. "El cerebro me dolía como un almacén", canta David Bowie. Su compañero David McComb, que rastrea alguna huella de divinidad, escribe: "El negro trapo del sol borra su nombre".

En mi opinión, destacan Leonard Cohen, Peter Sinfield, Jim Morrison, Bob Dylan, Patti Smith, Lou Reed, Tom Waits y Jim Carroll. Cohen, amigo personal del antólogo desde 1980, ha tenido siempre una habilidad admirable. Cambia de tono literario al escribir los textos de sus canciones. Lo hace con el objetivo de que la poesía no se esfume en su traslado a la música. Es decir, transforma su expresión para seguir siendo poeta. Sinfield aporta un mundo inesperado, con imágenes preciosistas, a los cuatro álbumes iniciales de King Crimson. Morrison 2 muestra su nihilismo en "El fin". Manzano resume con perspicacia los méritos de Dylan. Con algunas referencias bíblicas, el cantante funde el inconformismo y la profecía. Su rebelión no puede ser limitada por ningún credo político. De ahí que haya desorientado a quienes quisieron simplificarla con una etiqueta. Me parece pertinente el texto escogido para la antología. No es de extrañar que Allen Ginsberg llorase de emoción al escuchar por primera vez a Dylan. Percibió un relevo: el espíritu beat expandido con guitarras. Smith, guiada por los poetas simbolistas franceses, mezcla los presagios con un erotismo explícito. Reed explora en los callejones de la droga y en el sexo ambiguo. Aquí encontramos sus dos canciones emblemáticas: "Heroína" y "Pasea por el lado salvaje". Waits exhibe su ingenio surrealista en "El piano ha estado bebiendo". Carroll comunica con exquisitez su angustia: "Oigo tu sombra al otro lado de la puerta / Estás perfilada en mi persiana / Como el mapa de un extraño litoral".

  Otros músicos con menor potencia verbal terminan de definir el ambiente de la época. Hallamos los mensajes de The Beatles, The Rolling Stones, Pink Floyd, Sonic Youth, etc. Sin olvidar la inteligencia cáustica de Frank Zappa. Ni el humor fino de Rufus Wainwright, que nos anuncia la venida de un Mesías gay. "No, no seré yo", advierte. Existe un dato que los melómanos conocen; confirmado por la antología, produce una sensación grata: numerosas mujeres ocupan un lugar relevante en el rock. Sutilmente, sin ni siquiera mencionarla en el prólogo, Alberto Manzano celebra dicha realidad. Junto a las ya citadas Ma Rainey y Patti Smith, sobresalen la psicodélica Grace Slick, la refinada Joni Mitchell, la misteriosa Nico, la experimental Laurie Anderson, la rotunda PJ Harvey, la imprevisible Björk. Todavía minoritarias, su influencia crece. Casi una veintena de compositoras figura en el libro.

Antología poética del rock contiene, en versión bilingüe, doscientas doce canciones. Todas ellas fechadas y con los nombres de los principales intérpretes. Unos jóvenes contestatarios decidieron cantar sus versos, y sus palabras unen a varias generaciones de creadores y oyentes. El trabajo serio de Alberto Manzano demuestra que la poesía puede superar los formatos habituales.

Fruta extraña

Los árboles sureños dan una fruta extraña
Sangre en las hojas y sangre en la raíz
Cuerpos negros balanceándose en la brisa sureña
Extraña fruta cuelga de los álamos

Escena pastoral del galante sur
Ojos saltones y boca torcida
Fragancia de magnolias, dulce y fresca
De pronto, el olor a carne quemada

He aquí una fruta para que los cuervos la arranquen
La lluvia la recoja, el viento la absorba
Para que el sol la pudra, y caiga del árbol
He aquí una extraña y amarga cosecha

Abel Meeropol (1939)




La lluvia que caerá va a ser muy fuerte

¿Dónde has estado, hijo mío de ojos azules?
¿Dónde has estado, querido mío?
Tropecé con la falda de doce montañas brumosas
Anduve y me arrastré por seis carreteras sinuosas
Me interné en el corazón de siete tristes bosques
Me detuve frente a una docena de océanos muertos
Me adentré diez mil kilómetros en la boca de un cementerio
Y va a ser muy fuerte, muy fuerte, va a ser muy fuerte, muy fuerte,
La lluvia que caerá va a ser muy fuerte

¿Qué viste, hijo mío de ojos azules?
¿Qué viste, querido mío?
Vi a un recién nacido rodeado de lobos salvajes
Vi una autopista de diamantes donde no había nadie
Vi una rama negra de la que goteaba sangre
Vi una habitación llena de hombres con martillos ensangrentados
Vi una escalera blanca cubierta de agua
Vi diez mil oradores con las lenguas rotas
Vi pistolas y espadas afiladas en manos de niños
Y va a ser muy fuerte, muy fuerte, va a ser muy fuerte, muy fuerte,
La lluvia que caerá va a ser muy fuerte

¿Qué oíste, hijo mío de ojos azules?
¿Qué oíste, querido mío?
Oí el sonido de un trueno que rugió como un aviso
Oí el estruendo de una ola que podría inundar el mundo
Oí cien tamborileros con manos resplandecientes
Oí diez mil susurros que nadie escuchaba
Oí a una persona muriendo de hambre, oí a mucha gente riendo
Oí la canción de un poeta que había muerto en la cuneta
Oí a un payaso llorando en un callejón
Y va a ser muy fuerte, muy fuerte, va a ser muy fuerte, muy fuerte,
La lluvia que caerá va a ser muy fuerte

¿A quién encontraste, hijo mío de ojos azules?
¿A quién encontraste, querido mío?
Encontré a un muchacho junto a un pony muerto
Encontré a un hombre blanco paseando un perro negro
Encontré a una mujer con el cuerpo ardiendo
Encontré a una chica, me dio un arco iris
Encontré a un hombre herido de amor
Encontré a otro hombre herido de odio
Y va a ser muy fuerte, muy fuerte, va a ser muy fuerte, muy fuerte,
La lluvia que caerá va a ser muy fuerte

¿Qué harás ahora, hijo mío de ojos azules?
¿Qué harás ahora, querido mío?
Me pondré en marcha antes de que empiece la lluvia
Caminaré hasta las profundidades del bosque más oscuro
Donde hay mucha gente y sus manos están vacías
Donde bolas de veneno inundan sus aguas
Donde el hogar en el valle acaba en la sucia y húmeda cárcel
Y el rostro del verdugo está siempre oculto
Donde el hambre es horrible, donde las almas son olvidadas
Donde negro es el color, donde ninguno es el número
Y lo diré y lo explicaré, lo pensaré y lo susurraré
Y la montaña le dará eco para que todas las almas lo oigan
Después me pondré de pie en el océano hasta que empiece a hundirme
Pero sabré bien mi canción antes de empezar a cantarla
Y va a ser muy fuerte, muy fuerte, va a ser muy fuerte, muy fuerte,
La lluvia que caerá va a ser muy fuerte

Bob Dylan (1963)




Suzanne

Suzanne te lleva
a su casa junto al río
puedes oír cómo pasan los barcos
puedes quedarte toda la noche con ella
Y sabes que está medio loca
pero por eso quieres estar ahí
y te sirve té y naranjas
que vienen de la China
Y justo cuando vas a decirle
que no tienes amor para darle
ella te pone en su onda
y deja que el río responda
que tú siempre has sido su amante

Y tú quieres viajar con ella
quieres viajar a ciegas
y sabes que confiará en ti
porque has tocado su cuerpo perfecto
con tu pensamiento

Y Jesús fue un marinero
cuando anduvo sobre las aguas
pasó mucho tiempo observando
desde su solitaria torre de madera
y cuando estuvo seguro
de que sólo los hombres que se ahogaban podían verle
dijo: 'Todos los hombres serán marineros
hasta que el mar los libere'
pero incluso él estaba destrozado
mucho antes de que se abrieran los cielos
abandonado, casi humano
se hundió bajo tu sabiduría
como una piedra

Y tú quieres viajar con él
quieres viajar a ciegas
y piensas que quizá puedas confiar en él
porque ha tocado tu cuerpo perfecto
con su pensamiento

Ahora Suzanne coge tu mano
y te lleva hasta el río
viste plumas y harapos
de los mostradores del Ejército de Salvación
El sol se derrama como miel
sobre Nuestra Señora del Puerto
y te dice dónde mirar
entre la basura y las flores
Hay héroes en las algas
hay niños en la mañana
que se asoman buscando amor
que se asomarán así por siempre
mientras Suzanne sostenga el espejo

Y tú quieres viajar con ella
quieres viajar a ciegas
y sabes que puedes confiar en ella
porque ha tocado tu cuerpo perfecto
con su pensamiento

Leonard Cohen (1967)