London Calling
Juan Pedro Aparicio
29 mayo, 2015 02:00Juan Pedro Aparicio. Foto: Juan Antúnez
El trío de escritores leoneses formado por Luis Mateo Díez, José María Merino y Juan Pedro Aparicio ha llevado con éxito por medio mundo el espectáculo de la narración oral representado en el Filandón, que ellos rescataron de la tradición popular de su tierra. Los tres son autores de reconocido prestigio en el arte de la narración corta. Aparicio reunió lo mejor de sus minificciones en el díptico La mitad del diablo y El juego del diábolo; y ahora ensancha con indudable acierto su cosecha de microrrelatos en esta excelente colección reunida en London Calling, con 83 minicuentos encadenados en una estructura con cierto entramado novelístico en la que se aúnan la tradición culta de un brillante Decamerón traído a nuestro tiempo y la oralidad y gracia popular de un elaborado Filandón renacido en espacios y lugares emblemáticos de Londres, ciudad donde Aparicio fue director del Instituto Cervantes.Los microrrelatos de London Calling, enriquecidos con ilustraciones de Fernando Vicente, están encadenados en diálogo plural con leve estructura novelesca que comienza con su composición según el modelo de cuentos con marco. Dicha composición queda establecida desde el comienzo, con la invitación del Embajador de España por los miembros británicos del singular Animal Lovers Club, los cuales, reunidos en la Oxymoron Room, encadenan sus minificciones narradas en otros tantos capítulos. Ya desde el primer microrrelato se ponderan algunos rasgos temáticos del conjunto, como adelantan estas palabras de Lord Wandsworth: "Y a un español no se le supone amante de los animales. Así que nos honra doblemente. Primero a nuestro club, luego a nuestra Oxymoron Room. Ya sabe que oxímoron es de alguna manera la contradictio in terminis del latín, y eso viene a ser la presencia de un español en el Animal Lovers" (pág. 14).
Creado el marco, a partir de ahí se van sucediendo microrrelatos, uno por capítulo, encadenados con naturalidad y fluidez gracias a una cuidada variedad de procedimientos, que van desde la concatenación textual consistente en recoger al comienzo del microrrelato siguiente alguna palabra o frase o idea del final del anterior, hasta el comienzo de muchos microrrelatos con una especie de réplica con la que uno de los reunidos contesta, apoya o refuta lo dicho por el contertulio narrador del anterior. Los narradores son varios Lores allí reunidos con el Embajador español y se van sucediendo con la frescura de la narración oral en el relato de las historias, contadas con elegancia y espontaneidad, haciendo gala de un exquisito humor e ironía de raigambre inglesa en sus variedades de ingenio con el juego de palabras, burla inteligente y humor negro. Lo cual envuelve de gracia y comicidad el relato de muchas historias de nuestro ayer aún cercano en tiempos del comienzo de la crisis que anidó en la City londinense.
Se repiten, pues, los narradores en esta animada conversación y también muchos personajes protagonistas de los microrrelatos e incluso algunos animales. Lo mismo se observa en los temas tratados, que se aglutinan en torno al amor y el sexo, el trato a los animales, la manipulación científica, el consumo, las tropelías producidas en el gran arte, la diplomacia y la política, la guerra, la historia de las naciones, la emigración, el contraste entre ingleses y españoles, entre otros asuntos de naturaleza realista, a los que se suman motivos de índole fantástica como los ángeles que pueblan el cielo londinense, las almas o las figuraciones de algún visionario. Realismo y fantasía, entrecruzados en este libro coral, de intensa narratividad, ironía y humor, entre otras virtudes del microrrelato, se proyectan en espacios y gentes que deambulan, se juntan o se esconden por lugares de Londres, de donde hasta el demonio se puede marchar dejando escrito: "Me voy. Vosotros no sois mejores que yo" (pág. 177).