Image: Esperando a los bárbaros

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Letras

Esperando a los bárbaros

Los intelectuales griegos toman la palabra ante la crisis que cuestiona Europa

10 julio, 2015 02:00

Manifestación en la Plaza Syntagma de Atenas contra las medidas de austeridad. Foto: Yannis Kolesidis

Constantin Kavafis describió en los versos de "Esperando a los bárbaros" la disyuntiva de una civilización que afronta su inminente derrumbe. Grecia vive desde hace años su propia caída asfixiada por la deuda y las convulsiones políticas que se agudizan cada día. Pero, ¿qué piensan sus intelectuales, sus novelistas y poetas? Es hora de que tomen la palabra. Y descifren el enigma final del poeta: "¿Qué va a pasar con nosotros si no llegan finalmente los bárbaros? Esa gente era, al cabo, una cierta solución".

Es difícil señalar con precisión el origen mismo de la crisis griega actual, que para algunos intelectuales estaría en el crack de 2010, para otros en el nacimiento del euro, en 2002, mientras que el poeta Yannis Yfantis (Raina, 1949), premio Kavafis, se remonta a la adhesión de Grecia a la Unión Europea, en 1981, cuando el país heleno se unió para defenderse del imperialismo turco "que acababa de hacer una intervención militar brutal en Chipre" y para olvidar definitivamente los años de la Dictadura, creyendo que "dentro de la UE tendríamos democracia protegida, prosperidad económica, y solidaridad...".

Mirar lejos

Con todo, hay quien mira aún más lejos, como la joven poeta, narradora y dramaturga Anguelikí Korré (Atenas, 1992), autora de El unicornio y el delirio, que acusa directamente a los políticos que en los años 70 aceptaron ayudas europeas para transformar las infraestructuras griegas: "Sí, y también se contrataron a miles de funcionarios para consolidar una nueva nación, próspera y fuerte. Pero no todo el dinero se empleó en este pequeño ‘renacimiento'. En realidad sólo fue un 30 por ciento: el resto se lo quedaron los políticos, pero a nadie le importaba, porque es difícil oponerse cuando uno promete una Nueva Grecia". Pero nada salió bien. Además, como destaca Yfantis, "el país se vió enredado en una escalada armamentística por los problemas estratégicos de esa zona del Mediterráneo que nos obligó a comprar armas costosímas e ineficaces, mientras unos pocos corruptos se enriquecían, hasta crear una deuda inmensa que ignoraba el pueblo griego, que estaba hipotecando su futuro sin saberlo". Sólo ahora, cuando la paciencia de los países acreedores parece agotada, es cuando un grupo numerosos de intelectuales reclama que Alemania devuelva el préstamo forzoso e ilegal que el gobierno nazi recibió de Grecia, o que indemnice al país por los pueblos arrasados durante la guerra, como hizo en gran parte de Europa.

Takis Fotopoulos (Quíos, 1940) es un intelectual muy respetado en Grecia. Filósofo, economista y promotor del movimiento por una "democracia inclusiva", vive en Londres desde 1966. Fotopoulos localiza la "causa última" de la "catástrofe económica y social" que sufre no sólo Grecia sino también, aunque en menor escala, España, Portugal o Italia, en el propio proceso de constitución de una Unión Europea formada por países en niveles muy desiguales de desarrollo económico. Razona Fotopoulos que "cuando la competitividad internacional es el máximo criterio de éxito (y de supervivencia) para cualquier empresa o país y, viceversa, la baja competitividad es la mayor maldición. Los países periféricos del Sur sufren de un problema estructural que no puede ser resuelto sin la construcción de una nueva base productiva. Por otra parte, la baja competitividad en los países avanzados del Norte, que ya han construido una economía competitiva con una alta productividad, depende de cambios en los precios relativos, que se pueden alterar para exprimir los salarios y los ingresos a través de las políticas de austeridad que por lo tanto son sólo un síntoma de la crisis no su causa. Sin embargo, el Norte que controla el poder económico en la UE impone severas políticas fiscales que indirectamente arruinan la productividad del Sur. Perdimos nuestra soberanía cuando nos unimos a la zona euro

"Europa", continúa Fotopoulos, "es un espacio geográfico y debe distinguirse de la UE, que es una unión económica, en la que ni siquiera se incluyen todos los países de este espacio. La propia UE ha cambiado radicalmente en los últimos 30 años. En la era de los estados-nación, el consenso democrático social y las políticas keynesianas prevalecieron en la antigua CEE, mientras que, en la actual era de globalización, la política neoliberal las ha reemplazado con todas las consecuencias económicas y sociales que he descrito".

De ahí a hablar, como hace el poeta y traductor Yorgos Blanas (Atenas, 1959), de la Europa de los ciudadanos frente a la de los mercaderes, sólo hay un paso. El mismo que lleva a Yfantis a rechazar la imagen de los griegos "como parásitos que exigen alimentarse a costa del contribuyente alemán. Eso es sólo una monstruosa falsificación de la realidad". Lo malo es que de todo este proceso Grecia no ha salido indemne pues si la crisis ha fracturado la sociedad entre partidarios y enemigos de las medidas populistas de Syriza, también lo está la cultura.

La derrota de Ulises

Otros dos creadores toman la palabra para defender estas dos posturas enfrentadas: el poeta y ensayista Dimitris Angelís (Atenas, 1973), premio de la Academia de Atenas y director de la revista Frear, y Yorgos Blanas. El primero lamenta que con la crisis el país "ha cambiado a peor". Y no se refiere sólo al apoyo popular al partido neonazi Amanecer Dorado, sino que ahora mismo en Grecia "domina la nostalgia por un pasado glorioso, y por eso nos gustan las respuestas y no las preguntas; nos hemos convertido en personas cerradas y sentimentales que atienden con credulidad las teorías de conspiración, hecho que ayuda a que surja el populismo". Los griegos, dice, se sienten víctimas de la situación, "sobre todo cuando, después de cinco años de sacrificios, la gente no ve resultados. Y prefiere una solución mágica que nos permita regresar a los años de prosperidad, más que trabajar duro para cambiar la situación. Por eso hoy la ‘ideología' dominante del país no ayuda a las reformas que necesitamos para mejorar nuestro futuro. La negación constante, el ‘no' en el referéndum que imaginamos como ‘resistencia', es sólo la derrota del espíritu aventurero de Ulises. Grecia nunca ha sido así".

La postura de Blanas es completamente contraria. Para él, el problema de Grecia es que "el sueño de la Unión Europea se convirtió en un instrumento de depresión en manos del capitalismo posmoderno. La Europa neoliberal quiere construir un Imperio del Libre Mercado, en el que los ciudadanos estén sometidos y sean tan sólo clientes. Destruyen un país tras otro. Hoy Grecia no está combatiendo en una guerra nacional, lucha por la democracia en Europa".

En medio queda la tercera vía, la que defiende el célebre novelista Yiannis Doukas (Atenas, 1981), para quien el gobierno de Tsipras, que apareció como alternativa al bipartidismo, "prometió más de lo que podía hacer; tampoco estaba preparado para asumir las complejas negociaciones con el Eurogrupo, lo que ha acabado arrastrandonos a un referéndum irrelevante, que refleja sobre todo símbolos y obsesiones".

Todos comparten en cambio una certeza: estos últimos días el pueblo griego vive sumido en el miedo, la incertidumbre y la ira. A. Korré admite que quien vea las imágenes actuales de Grecia pensará que la patria de Homero se ha convertido en el Infierno de Dante, ante la supuesta escasez de dinero, alimentos y gasolina, mientras "hordas de personas desesperadas tratan de abastecerse de algunos bienes básicos. Pero no hay nada de eso, sólo manipulación que busca aterrorizar a la población para que acepte el programa del FMI". Aunque, insiste el novelista Vangelis Raptopoulos (Atenas, 1959), autor de El soltero, "¡cómo nos podrían intimidar cuando la crisis ha arrodillado a la sociedad, el treinta por ciento de la población está hundido en el desempleo y tenemos miles de sintechos!". De ahí la cólera que Blanas descubre en muchos compatriotas, que "parecen tener que elegir entre democracia o pobreza. Y lo único que tenemos que perder es la pobreza".

Si no vuelven los bárbaros

También es evidente un sentimiento generalizado de incertidumbre. "Sí -confirma Doukas-, nadie puede planificar nada para el futuro, ni siquiera para la próxima semana. El mercado está, más o menos, muerto. El miedo abunda, acompañado de disturbios, división y acalorados debates".

El problema es ése, el día después, qué pasaría si Grecia es expulsada de la Unión Europea. Para el poeta Anghelís, lo más terrible no sería la posibilidad de perder el euro, "al contrario, quizás nuestra vida mejoraría más rápido con una moneda nacional. Pero Europa asegura un marco institucional para proteger nuestra democracia, sin eso sería muy fácil caer en las tentaciones de un régimen autoritario. Suena paradójico, pero el actual gobierno de la izquierda es propenso a este tipo de comportamiento antidemocrático y populista. Además, una Grecia sin Europa sería un país de Oriente Medio, no quiero pensar en esa posibilidad".

Tampoco Europa quedaría indemne. A fin de cuentas, como señala Yannis Yfantis, una Europa sin Grecia significa una Europa sin la mitología griega, sin Homero, Safo, Hesíodo, Heródoto, Tucídides, Tales, Arquímedes, Esculapio, Sócrates, Aristóteles, Platón, Epicuro, Aristófanes, Esquilo, Sófocles, Eurípides..., sin Alejandro el Grande y sin El Greco, sin el arte bizantino, sin la escultura griega y la pintura griega dispersas en todos los museos de Europa..., sin la lengua griega, "una Europa sin Grecia no es Europa. No puede siquiera ser llamado así, porque incluso ese nombre es griego".

Mientras llega el momento y se reanudan las negociaciones, novelistas, poetas y filósofos están volcando con mayor o menor fortuna lo vivido estos años. Vangelis Raptopoulos recuerda ahora que "en los años anteriores de la falsa prosperidad, la Literatura y el Arte en general se habían transformado en elementos decorativos, en simples mercancías. El único valor que existía para nuestras sociedades parecía ser el Dinero". La crisis, sin embargo, creó la necesidad de nuevos valores que sólo podían ser espirituales, y propició la aparición de obras politizadas con inquietudes sociales e incluso obras que tratan la crisis económica. "Pero -afirma el novelista-, aunque se hayan destacado, no han conocido un gran éxito. En cualquier caso, es todavía temprano. Las semillas están sembradas pero no están todavía germinadas. Como dice un dicho griego, lo bueno se demora".

La cultura como enmienda

Y el filósofo Fotopoulos propone, finalmente, reservar una tarea fundamental de enmienda a la crisis actual a la cultura: "Puede jugar hoy el papel crucial de la desmitificación, es decir, poner de relieve las causas reales de los problemas actuales. Para ello urge una nueva "cultura desde abajo" real, en oposición a la cultura impuesta "desde arriba".

A fin de cuentas, como subraya Anghelís, "para el poeta o el artista no es necesario participar en manifestaciones, firmar peticiones contra el sistema político o escribir poemas militantes repitiendo su ritual de duelo. Solo tiene la obligación de ser fiel a su forma de ser y estar abierto al mundo actual. Hay una receta fácil que permite a cualquiera subir rápido y ganar mucha publicidad, pero eso no tiene nada que ver con la gran poesía o la poesía que perdura. Yo tengo confianza en la generosidad de la palabra, en su riqueza simbólica y ética. Dar sentido a nuestras pobres vidas, ese es el deber de la literatura en las épocas de crisis y en cualquier época".

@nmazancot / @DaniArjo

Breve antología de poetas griegos

Yannis Ritsos (1909-1990)

A modo de epílogo

Acordaos de mí, dijo. He andado miles de kilómetros
sin pan, sin agua, sobre piedras y espinas,
para traeros pan y agua y rosas. La belleza
jamás la he traicionado. Todos mis bienes los he repartido de modo equitativo.
Ni una parte he conservado yo. Paupérrimo. Con un lirio del campo he iluminado
nuestras noches más duras. Acordaos de mí.
Y perdonadme esta tristeza última: Querría
una vez más segar con la pequeña hoz de la luna
una espiga madura; quedarme en el umbral, mirar
y masticar grano a grano el trigo con mis dientes delanteros
admirando y bendiciendo este mundo que dejo,
admirando también Aquél que sube la ladera en el crepúsculo
dorado. Miradlo:
En su manga izquierda tiene un remiendo cuadrado y purpúreo. Esto
no se distingue con mucha claridad. Ante todo, quería mostraros esto.
Y quizás por esto, sobre todo, merecería que os acordarais de mí.

Eleni Vakaló (1921-2001)

Cómo un hombre se volvió malo

Os diré cómo ocurrió,
paso a paso.

Un hombre pequeño y bueno encontró en su camino a
Otro al que habían golpeado
Estaba tumbado tan lejos de él que le dio pena

Tanta pena le dio
que después tuvo miedo.

Antes de acercarse a él para agacharse a cogerlo,
lo pensó mejor

Pero ¿por qué? ¿Qué haces?

Otro de tantos que haya por aquí se compadecerá
del pobre.

Y mejor que diga
que ni lo he visto

Y asustado,
pensó:

¿Acaso no es culpable? ¿A quién golpean sin tener la culpa?
Bien merecido le está, quería jugar con los amos.

Entonces empezó él también
a golpearle

Principio del cuento, buenos días.

Yannis Kondós (1943-2015)

Peligro en la ciudad

Esta noche no se escriben poemas.

El loco se escapó con un arma
y dispara a la carne.
Todo lo señala - pero
nadie lo ve.

Corro - corremos.
Tropiezo conmigo mismo.

El poeta finge ser
árbol frutal para
evitar al leñador.

Kostas Sofianos (1945)

No hablen griego

No
hablen griego:
ladren
berreen
bramen
No hablen nada.

No
lean griego:
lean los discursos de sus políticos
lean las «arengas» de sus organizaciones
lean su prensa y su revista del día.
No lean nada.

No
escriban en griego:
escriban en la «norma purista» del Estado Mayor General
escriban en el «griego normativo» del Ministerio de «Cultura»
escriban como escriben en su prensa y su revista diarias.
No escriban nada.

Y
No
bajen al mar:
es verles y se pone malo:
se le revuelven las entrañas

espumea
vomita bolsas
chancletas
compresas
Vomita petróleo y chapapote

No
bajen al mar

No
suban a las montañas:
es sentirles y se mueren;
pierden sus bosques y aves
pierden su humedad y su fragancia
pierden sus nieves y sus aguas.

No
suban a las montañas
confórmense con sus áticos.

No
restauren monumentos:
es H i b r i s.
cojan unos picos y derrúmbenlos
traigan excavadoras y devástenlos
arrojen gasolina y quémenlos.

Es
el penúltimo honor que pueden hacer a la Patria.

El último es:
Que se vayan
con sus mujeres y sus hijos
con sus salones y sus perros
con su Greciasquerosidad y su mezquindad.

Y
no se las den de…
que aguardan a los bárbaros:
Ustedes son los bárbaros
y tienen que i r s e.

Yannis Yfantís (1949)

Eliot a las afueras de Munich

«Starnbergersee, Hofgarten», son palabras
que te encuentras mientras bajas por la primera de las laderas
del que Thomas Eliot llamó
«tierra baldía» (The Waste Land).
«Allí te sientes libre», nos dice, «in the mountains» (en las montañas).
Y quizá la muchedumbre al ver los lagos alpinos
hable de «yermo de espejos».

Y con justicia
cualquiera preguntaría: En lugares semejantes,
preciosos, ¿dónde viste, poeta,
aquella «tierra» que tildas de «baldía»?

En otra parte nos dará la respuesta, en los coros de «La roca»:
«El yermo», nos dice, «no se halla en los trópicos meridionales
sino en el corazón de tu hermano».

Ilías Kefalas (1951)

¡Qué aurora ésta!

Buenos días, señor Filópulos
¡Qué aurora ésta!
El alba asomó de repente por un camino equivocado
La lluvia pasó con podaderas de acero
El día tragó nubes y follajes
Y tú desconcertado tomaste las pendientes de la niebla
Flotando sobre barriles y viejas cajas de madera
¿Me oye, señor Filópulos?
¿Llueve aún, señor Filópulos?
Al final, displicente vecino, ¿es o no es un hombre?

Esta mañana no contesta a nadie.

Jaris Vlavianós (1957)

Guía poética

1. Si vives con un poema, morirás solo.
2. Si vives con dos poemas, te verás obligado al final a traicionar a uno.
3. Si en el momento en que escribes llevas corona,
los otros se burlarán de ti.
4. Si en el momento en que escribes no llevas corona,
te engañarás a ti mismo.
5. Si elogias tus poemas, te querrán los tontos.
6. Si elogias tus poemas y amas a los tontos,
dejarás de escribir.
7. Si escribes un poema y elogias el poema de otro,
se enamorará de ti una bella mujer.
8. Si escribes un poema y elogias exageradamente
el poema de otro,
te traicionará una bella mujer.
9. Si dejas tus poemas desnudos,
te obsesionará el miedo a la muerte.
10. Si te obsesiona el miedo a la muerte,
tus poemas te dirán la verdad
la fama es una mentira.

P.D. Si reniegas de tus poemas por la prosa,
saldrás seguramente ganando.
La poesía aguantará también sin ti.

Yorgos Blanas (1959)

Un héroe de J. L. Borges logró escenificar la vida

Cada niño muerto abre un agujero en los escenarios de la vida.
Por allí caen las pertenencias del Paraíso:
decorados rotos, espadas de cartón,
trajes de ángeles desempleados.

Las almas de los niños las recogen
las llevan puestas y son perseguidas
en las superficies de las lágrimas maternas.

Dimitris Angelís (1973)

Donde Don Quijote decide morir

Aquel día lo distinguí de los otros
Lo llevé conmigo desde por la mañana, lo arrastré hasta mis embarrados
lugares que antes eran bosques.
Le tiré con desprecio piedras como si fuera un perro callejero,
lo ahogué dos veces en el río
Y lo dejé tendido en las ramas desnudas de un árbol para que
goteara su ira sobre la noche.
¿Qué noche? Pues una que corresponda al triste
Ropaje del infeliz, del hombre peor formado
Que sigue delirando mientras anda, sabiendo que realiza
una hazaña
Y abraza las rodillas de los transeúntes y emborracha su día para
olvidar
Los molinos de viento del día anterior, la promesa de una ínsula propia,
sus risas tras las puertas;
Cerradas con llave siempre e inaccesibles a mí las puertas
del paraíso, por eso a este día
Lo subí a la ventana y le pedí que se tirara del tercero a la calle
Que no sirve ya vivir si no hay
Sueños destinados al fuego, un foso blando de arena para
tus caídas y las cartas diarias
Al Padre.

Kostas Vrachnós (1975)

Cómo quiero que me llaméis

Quiero que me llaméis limón podrido
o lombriz de tierra y encima impaciente,
en la arena de la Clepsidra interminable.
Quiero que me llaméis marioneta
o espantapájaros o si queréis terracota.
Si queréis, llamadme hedonista, entra en razón.
Quiero que me llaméis Faraón o esclavo de Faraón
o desgraciado.
Quiero que me llaméis volcánico o traslúcido,
quiero que me llaméis cómplice o incoherente,
o si queréis conejillo de Indias,
febrero o, mejor, enero.
Nos une el peor guion.