Image: El carmín y la sangre

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Letras

El carmín y la sangre

Montero Glez

2 diciembre, 2016 01:00

Montero Glez. Foto: Jesús Marchamalo

Premio Ateneo de Sevilla. Algaida. Sevilla, 2016. 336 páginas, 20E, Ebook: 8'99E

Montero Glez (Madrid, 1965), autor de libros de cuentos y más de media docena de novelas, ha cosechado importantes premios, como el Azorín, con Pólvora negra (2008), y el Logroño de Novela, concedido a Talco y bronce (2015). En El carmín y la sangre, distinguida con el Ateneo de Sevilla, el autor ha creado una trama novelesca en la que se combinan acontecimientos reales sucedidos en Gibraltar y la bahía de Cádiz durante la Segunda Guerra Mundial con historias de sexo y espionaje protagonizadas por militares, agentes dobles, políticos y personajes populares en aquel sur de España que era retaguardia de Gran Bretaña amenazada por el ejército alemán.

A Gibraltar es destinado el comandante Ian Fleming, el mismo que después será el creador de James Bond. A este militar convertido en agente secreto al servicio de Inglaterra se le encarga la misión de organizar una red de espionaje en el Estrecho para neutralizar al ejército alemán y detener el sabotaje al que eran sometidos los buques ingleses que lo cruzaban. En su aventura gibraltareña, con incursiones por Estoril y Nueva York encaminadas a comprometer a Estados Unidos en la guerra, más el recuerdo de episodios pasados en Londres, Fleming vive una historia de sexo e intriga con La Petenera, bailarina gitana que en el ritmo de su taconeo transmite informaciones secretas cifradas en código morse. Con ello la guerra y el sexo aparecen unidos por sus aspectos comunes en experiencias y reflexiones entre los personajes.

La novela está compuesta en tres partes. La primera y la última transcurren fuera de Gibraltar, en la gaditana Venta de Vargas. En la primera, localizada en octubre de 1941, se espera la llegada de La Petenera, con presencia de los tipos habituales que la acompañan en su actuación. Y en la última se desarrolla la situación esbozada al principio hasta concluir en un final grotesco en la venta, donde una vez más el sexo y la guerra vuelven a coincidir en sus componentes más degradados, y en el desenlace de la engañosa relación entre Fleming y La Petenera.

La parte central, más extensa, constituye una analepsis con extensa retrospección temporal en la que se cuenta la peripecia de Fleming en Gibraltar, desde su llegada en febrero de 1941 hasta lo anterior a lo contado en las partes I y III. En las tres partes hechos y situaciones están referidos y presentados por un narrador omnisciente que cuenta en tercera persona con una actitud lúdica que le permite desplegar, de manera controlada, su afán de juego con los materiales narrados, comentando la oportunidad de recordar episodios del pasado necesarios para comprender la historia o adelantar otros del futuro en prolepsis nunca largas, además de justificar su modo de proceder en rápidas consideraciones metanarrativas.

Montero Glez completa así una interesante novela en la que tanto el alcance colectivo de la guerra como la dimensión individual de los personajes que intervienen en ella, con sus relaciones sexuales, venganzas y ajustes de cuentas, resultan sometidos a una visión deformante que se vale de procedimientos de animalización y cosificación que constituyen un rasgo estilístico muy querido del autor.