Image: Otras formas de contar historias: literatura digital y narrativa transmedia

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Letras

Otras formas de contar historias: literatura digital y narrativa transmedia

Nos asomamos a dos modalidades de narración que apuestan por la interacción del usuario y la multiplicidad de formatos

11 enero, 2017 01:00

Vista de la exposición Palabras pixeladas en el centro Arts Santa Mònica de Barcelona

Para contar historias, lo más habitual es que un autor trace un camino (lineal o no) desde el punto A hasta el punto B en un solo medio (oral, escrito o audiovisual) para que el lector o espectador lo consuma sin más. La inmensa mayoría de las novelas, de las obras de teatro y de las películas siguen esta fórmula, pero además del videojuego, rey de la interactividad, hay otros tipos de narrativa que subvierten el clásico modelo unidireccional y de formato único. Dos de estas formas alternativas de contar historias son la literatura digital y la narrativa transmedia. En primer lugar, conviene aclarar que los libros electrónicos no son literatura digital, sino digitalizada, ya que son textos que pueden editarse indistintamente en papel o en formato digital sin que varíe sustancialmente su contenido. La auténtica literatura digital, en cambio, es "aquella que nace de procedimientos digitales y se consume plenamente en los medios digitales", explica Laura Borrás, profesora de la Universidad de Barcelona. Ella es la fundadora y directora de Hermeneia, un grupo de investigación dedicado a esta forma de literatura desde 1999 -fue pionero en Europa- y en el que participan unos 20 investigadores de distintos países. Por tanto, la literatura digital no podría trasvasarse al papel sin perder por el camino buena parte de su sentido.

Literatura digital, historias que se expanden

Los orígenes de la literatura digital se encuentran en el hipertexto, cuyos fragmentos se relacionan entre sí y con contenidos externos mediante hipervínculos. Después evolucionó a lo que se conoce como hipermedia, enlazando contenidos no solo textuales, sino en forma de imágenes, vídeos, archivos sonoros, etc, dificultando cada vez más su clasificación debido a la gran variedad de combinaciones posibles. Actualmente, buena parte de la literatura digital ha evolucionado hacia un híbrido entre literatura y artes visuales. "El objetivo de Hermeneia es comprender mejor el fenómeno de la literatura digital y proyectar sobre él una mirada crítica desde distintas disciplinas", explica Borràs. La página web del grupo ofrece ejemplos de obras literarias digitales, y entre las distintas tendencias destaca la llamada ciberpoesía, con un componente más lírico que narrativo y que, en opinión de la investigadora, supone una evolución de la poesía concreta y de los caligramas de Apollinaire. Entre los autores que practican la literatura digital en español, la experta destaca a Isaías Herrero, a Eugenio Tisselli y a Doménico Chiappe, también reconocido en el mundo de la literatura analógica. El escritor peruano-venezolano ha publicado obras de literatura digital como Tierra de extracción y Hotel Minotauro.

Hotel Minotauro, de Doménico Chiappe

La interactividad es uno de los atributos más importantes de la literatura digital y el que más la diferencia de la literatura "analógica". Hablamos de hiperficción exploratoria si el lector puede elegir el orden de los contenidos, a la manera de los libros del tipo Elige tu propia aventura o de Rayuela, antecedente claro de la narrativa hipertextual. En otros casos se emplea el término hiperficción colaborativa si el usuario puede modificar o enriquecer el contenido de la obra. Es en estos casos donde el concepto de autoría se difumina. Un ejemplo cercano de este tipo de literatura es el proyecto Pop-pins, de Luisa Miñana, escritora y profesora de la Universidad de Zaragoza que lleva años indagando las formas interactivas de la narración. Pop-pins es un rompecabezas que puede armarse de muchas maneras diferentes. Puede leerse por capítulos en diferente orden: cronológico, por escenarios, por personajes, por etiquetas, o incluso por sonidos asociados. También puede oírse una precuela en forma de radioteatro, consultar las notas de la propia autora sobre el proceso de documentación y escritura. Los lectores tienen una sección para dejar su opinión sobre la obra y sugerir maneras de continuar los textos de esta novela en marcha. Existen ejemplos de literatura digital anteriores a la popularización de Internet (Borràs recuerda algunas obras que se distribuían en disquetes entre los iniciados), y el fenómeno pronto despertó interés en el ámbito académico, principalmente anglosajón. En continuo cambio a medida que avanzan las tecnologías que la nutren, la definición de literatura digital y los conceptos relacionados con ella aún no están asentados. En el ámbito angloparlante se prefiere el término "literatura electrónica"; en el hispanohablante, "literatura digital" o “ciberliteratura”; y en el francófono, "littérature numérique", explica Borràs, que reconoce haber detectado junto a sus compañeros hasta 75 definiciones de hipertexto. Para aunar esfuerzos entre los autores y estudiosos del fenómeno y para preservar estas obras de naturaleza volátil, en 1999 se fundó en Estados Unidos la Electronic Literature Organization. Hasta la fecha han publicado tres compilaciones, llamadas Electronic Literature Collection. La propia Borràs, considerada una de las mayores expertas en el tema a nivel internacional, fue una de las antólogas de la segunda edición, ampliando al ámbito hispanohablante un corpus que hasta ese momento adolecía de un marcado anglocentrismo. Borràs reconoce que la literatura digital "continúa siendo un reducto de especialistas, sobre todo vinculado a las universidades". El gran público no consume este tipo de literatura porque está fuera del sistema de producción literaria convencional. No sigue la clásica cadena del libro, sino que "todo ocurre en un espacio virtual que es un totum revolutum". Con el objetivo de visibilizar estas prácticas literarias alternativas, hace un año Borràs y otra investigadora, Giovanna di Rosario, fueron las comisarias de la exposición Palabras pixeladas en el centro Arts Santa Mònica de Barcelona, la primera de gran formato organizada en el mundo sobre esta materia.

Imágenes de la serie y del cómic Águila roja

Narrativa transmedia, saltando entre pantallas

La literatura digital se mueve en ese territorio difuso donde conviven la hipertextualidad, los gráficos, el vídeo y la interacción con el usuario, que es el mismo en el que se sitúa otro fenómeno en alza: la narrativa transmedia. El término trasciende la literatura y hace referencia a aquellas obras narrativas cuyas partes se transmiten de manera sucesiva o simultánea no solo en distintos formatos, sino por diferentes canales de comunicación. Aquí las combinaciones posibles son prácticamente infinitas. Podemos encontrarnos con historias que se desarrollan de manera paralela en forma de película, libro, serie, videojuego, web interactiva o incluso en forma de espectáculo en vivo, pero no computan en esta categoría las adaptaciones de libro a película o similares, puesto que estas presentan diferentes versiones de una misma trama. Por tanto, la narrativa transmedia obliga al receptor a acudir a diferentes medios para obtener la historia completa, en los casos más extremos, o para enriquecer un mismo universo narrativo con historias complementaria, que suele ser lo habitual. Un ejemplo pionero y a gran escala es Star Wars, una de las primeras sagas de películas que ha expandido su universo ficcional a multitud de formatos -videojuegos, juguetes electrónicos, películas complementarias de animación, libros...-, una estrategia transmedia donde cobra un inmenso protagonismo el marketing, como en la mayoría de los casos. Para Miñana, Walking dead es otro buen ejemplo de transmedia, puesto que comenzó siendo una serie de cómics y después ha tenido una versión televisiva con tramas propias. En el ámbito español, pone como ejemplo la popular serie de televisión Águila roja, que también cuenta con película, videojuego, cómics y libros que profundizan en los personajes o presentan tramas y escenarios complementarios. Miñana participó en noviembre en el cuarto Salón de Literatura Transmedia de Zaragoza, un evento que trata de acercar el mundo del libro tradicional a este nuevo ámbito de la narrativa transmedia, que según la autora está en plena consonancia con la forma actual que tenemos de consumir información: “Es complicado que nos centremos en varios días en un solo objeto de atención. Saltamos de un trozo de un libro a una web, y luego a las redes sociales o a un capítulo de una serie. El transmedia nos ofrece es una plataforma acorde a nuestra nueva manera de comunicarnos, y puede ayudar a la literatura a evolucionar fuera de los márgenes del libro”. @FDQuijano

La programación informática como lenguaje creativo

En la literatura digital y sobre todo en la narrativa transmedia juega un papel muy importante la programación informática. A Pelayo Méndez, que se dedica a ello y también partició en el Salón de Literatura Transmedia, le cuesta explicar su profesión en pocas palabras. Si tiene que hacerlo, se define como "artista digital y programador creativo". Su herramienta narrativa es el código informático, y colabora habitualmente en la puesta en escena de los apoteósicos espectáculos de la Fura dels Baus, donde se combinan la generación de gráficos en tiempo real, el texto animado o, incluso, las aplicaciones móviles. En M.U.R.S., una parodia de los excesos tecnológicos de las 'ciudades inteligentes', los espectadores participaban en el espectáculo enviando y recibiendo órdenes mediante una app instalada en sus teléfonos. En El ciclo de la vida, transformó en tiempo real el audio de la voz de una soprano y las notas MIDI tocadas por un pianista en imágenes generadas mediante código y proyectadas sobre la fachada de un edificio histórico, en el marco del primer Festival Internacional de Mapping de Gerona.
"Para mí escribir código informático es un proceso creativo muy similar al de escribir un texto literario", asegura Méndez. "Mediante la programación creativa el código toma forma y, finalmente, se puede proyectar al espacio físico mediante diferentes procedimientos". En la misma línea, Borràs señala que la programación se asemeja al lenguaje humano en la medida en que también se rige por una gramática, una sintaxis y una morfología. La profesora de la Universidad de Barcelona destaca también que buena parte de los autores de literatura digital son informáticos de profesión que se han interesado por esta nueva forma de expresión literaria y artística.