Image: Este libro te curará

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Letras

Este libro te curará

28 abril, 2017 02:00

Ella Berthoud y Susan Elderkin, autoras de Manual de remedios literarios (Siruela), han apeado del estante de la autoayuda a la "literatura terapéutica". No recomiendan libros hechos para "ayudar" al lector, sino literatura seria -también clásicos inmortales- pero leída de otra manera: como un bálsamo o una medicina.

¿Tienes la tensión alta? Entonces lee Las olas, de Virginia Woolf. ¿No soportas cumplir años? Hijos de la medianoche, de Salman Rushdie, te ayudará seguro. ¿Has perdido tu trabajo? Échale un ojo a Bartleby, el escribiente. ¿Estás intentado dejar el alcohol? Has de revisar Adiós, muñeca, de Raymond Chandler o El resplandor, de Stephen King o Bajo el volcán, de Malcolm Lowry. ¿Acoso escolar? Prueba con Ojo de gato, de Margaret Atwood, o con Tomás Brown en la escuela, de Thomas Hughes. Si lo que te ocurre es, en cambio, que tienes miedo al compromiso, Ensayo sobre la ceguera, de Saramago, puede ser la solución.

Corría 1916 cuando en la revista norteamericana The Atlantic Monthly alguien escribió por primera vez la palabra "biblioterapia". Se sugería allí que no sólo los textos religiosos podían ser edificantes; también ciertas novelas, ensayos o libros de poesía podían servir para curar a los enfermos, sobre todo mentales, y a los veteranos de guerra, de cuyas neurosis se sabía entonces más bien poco.

Más tarde, y hasta nuestro tiempo, la "biblioterapia" quedó arrinconada en los estantes de autoayuda, de tan dudosa calidad. Y de ahí la han sacado Ella Berthoud y Susan Elderkin, autoras de Manual de remedios literarios (Siruela), que llega estos días a las librerías españolas.

La literatura como bálsamo o medicina estará sin embargo siempre bajo sospecha. ¿Deben los buenos libros "servir" para algo? Berthoud y Elderkin, licenciadas ambas en Literatura por la Universidad de Cambridge, creen que sí. Pero tuvieron que enfrentarse a los recelos de sus colegas. "Al principio, también éramos muy escépticas sobre la literatura como terapia", cuenta Elderkin a El Cultural. "Pero entonces intentamos responder una pregunta: ¿Por qué leemos? Uno lee porque le atrae una historia, por amor al lenguaje, a las ideas o para olvidar el mundo real, es cierto, pero sobre todo lee porque desea entenderse mejor a sí mismo. Claro que la lectura es terapéutica; el que diga lo contrario miente. Todos los lectores hacemos biblioterapia sin darnos cuenta". Identificarse con los textos Su manual, además de "recetar" obras concretas, está salpicado de consejos sobre la lectura, sobre cómo aprovechar las horas en el sillón de orejas o cómo asimilar bien cada frase por la que pasamos los ojos. No se apartan, dicen, de la crítica literaria. Su libro es el resultado de un proyecto integrado en The School of Life in London, una institución educativa fundada en 2008 por el filósofo Alain de Botton. "Tratamos de ayudar y de dar respuestas desde la cultura y la filosofía", explica Elderkin.

La biblioterapia es una rama más de esta "escuela de vida". Uno puede reservar sesión en Londres, pero también en las sedes de Melbourne o Sydney. Se comienza con un cuestionario sobre gustos y hábitos literarios. "Hacemos que el paciente piense en su relación con los libros: cómo era antes, cómo es ahora y como le gustaría que fuese", afirma. "También les preguntamos sobre su vida, pues a menudo acuden a nosotros personas en una encrucijada vital". Las sesiones son en persona o por Skipe, duran cuarenta minutos y terminan con una prescripción de seis o siete libros.

"Los estudios demuestran que la lectura puede reducir las pulsaciones, relajar los músculos y mitigar el estrés"

En una escena muy citada de Tierras de penumbra, un alumno le dice a C. S. Lewis, al que interpreta Anthony Hopkins: "Leemos para saber que no estamos solos". Según las autoras del Manual de remedios literarios, por ahí se explica el poder benéfico de la literatura. "Sea cual sea tu dolor, puedes estar seguro de que un escritor lo ha tratado antes -comenta Elderkin-. Los novelistas suelen ocuparse de temas de los que al resto nos cuesta hablar: preocupaciones inconfesables, como el deseo de herir a alguien que amamos, o nuestros temores más hondos, como el miedo a la muerte o a la incomprensión". Es así, añade, como la literatura se convierte en "una invitación a reflexionar sobre uno mismo".

Elderkin sostiene que siempre buscamos identificarnos con los textos. "Uno resiste mejor a una adversidad tras leer El viejo y el mar. Y cualquiera que haya tenido que afrontar la muerte de un niño pequeño sentirá que, después de leer Llanto por la tierra amada, de Alan Paton, será pronto capaz de sonreír de nuevo". Las autoras aseguran que, al investigar para su libro, descubrieron que las personas con depresión, por ejemplo, se sentían atraídas por libros como La campana de cristal, de Sylvia Plath, cuya protagonista padece esa misma dolencia emocional.

Elderkin y Berthoud aseguran que a veces lo que cura es el ritmo de la prosa. La literatura operaría así en nosotros como lo hace la música. "Una novela de tono optimista, hecha de frases enérgicas, puede ayudar a superar un sentimiento de parálisis o una falta de motivación. Las primeras páginas de El Quijote, por ejemplo, son una maravillosa motivación y una forma perfecta para superar el letargo matutino", asegura la autora. Lo mismo ocurre con las "frases cortas y excitantes" de On the road, de Jack Kerouac.

Y al contrario: "Hay estudios que demuestran que ciertas lecturas pueden reducir tus pulsaciones, relajar tus músculos y mitigar tu estrés más que salir a dar un paseo o beber una infusión".

En realidad el libro habla solo de novelas (The Novel Cure, es su título original), pues, dice Elderkin, "sólo una narración prolongada puede transportarnos más allá del propio libro". El ensayo, afirma, "puede estimularnos intelectualmente, excitarnos o aportarnos claridad", y la poesía "es capaz, por supuesto, de inducir un determinado estado emocional, de la calma al éxtasis".

@albertogordom

Celos

La venus de las pieles
Leopold Von Sacher-Masoch
El libro que dio nombre al masoquismo, y que explora el atractivo de la dominación sexual, es en verdad, dicen las autoras, un remedio contra los ataques de celos. "En sus páginas se muestra claramente su naturaleza autoinflingida", escriben. Y ello porque al final de esta novela-confesión el narrador se da cuenta, y el lector con él, de que su relación no ha sido más que "una autotortura".

Cobardía

Matar a un ruiseñor
Harper Lee
"Matar a un ruiseñor sigue siendo una de las condenas más feroces del racismo que ha dado la literatura", escriben Berthoud y Elderkin. La novela ganó el Pulitzer en 1961 y hace que "aceptes tu miedo y te lances" de la mano de Harper Lee, que se "sitúa al mismo nivel que su personaje" al defender públicamente a los negros del sur de Estados Unidos.

Exceso de consumismo

American Psycho
Bret Easton Ellis
Esta novela, dicen las escritoras, "hará que no quieras saber nada más de los productos de diseño". El muy materialista Patrick Bateman, seguidor de todas las normas sociales, confiesa en un momento del libro que, "lejos de ser un buen chico", es "un jodido psicópata malvado". Así su historia nos alerta de "un mundo que ha perdido sus valores".

Contra la crisis

Las aventuras de Augie March
Saul Bellow
La inolvidable historia de Augie March, un pícaro que intenta salir adelante en la Gran Depresión, es perfecta contra el desánimo que provoca la austeridad. "El oportunismo de Augie, su capacidad para ver el lado cómico de todo y su fanfarronería relajada "son bienes muy valiosos -escriben las autoras- en estos tiempos de recortes".

Abatimiento

La insoportable levedad del ser
Milan Kundera
La novela de Kundera ayuda al decaído "dando expresión a su dolencia", se lee en el Manual. Teresa, la protagonista, sufre un tormento mental que se desencadena por el carácter mujeriego de su marido. La enseñanza, dicen las autoras, está en el hecho de que Teresa, representada como alguien a quien le pesa la vida, "quiere sobreponerse a su tristeza, y al final encuentra cómo hacerlo".

Dolor de espalda

El sanador místico
V. S. Naipaul
Entre los mucho males físicos que, sorprendentemente, puede curar la literatura está, dicen las autoras, el dolor de espalda. En concreto, te ayudará el sanador místico de V. S. Naipaul, el pandit de Ganesh, que libró a un niño de una nube negra muy grande que lo iba a matar. Y es que "puede curar cualquier cosa; no solo el cuerpo, también el espíritu".

Estrés

El hombre que plantaba árboles
Jean Giono
Contra el estrés, historias sencillas. Como la del pastor de Jean Giono, que vive en una casa de piedra en una zona desierta de Francia. "Casi no se puede considerar una novela", escriben Elderkin y Berthoud, pero lo que es seguro es que "llevará tu alma a un estado de serenidad" gracias a un personaje que "sólo tiene lo que necesita" y se pasa las tardes separando bellotas para plantarlas.

Acúfenos

Libertad Jonathan Franzen
Los acúfenos son esos pitidos constantes en los oídos por lo general incurables. Las autoras proponen una solución extravagante: leer a Franzen para "construir un muro de sonido interno" gracias a la técnica del escritor, que consiste en "meterlo todo", como un "parloteo incesante" salpicado de "jerga callejera, nombres y referencias".