Kennedy, la Stasi y el muro de la vergüenza
El Muro de Berlín en los primeros momentos de su construcción
El periodista estadounidense Greg Mitchell desvela en un libro los intentos de JFK por silenciar a los medios norteamericanos que informaban sobre las huidas por debajo del muro de Berlín. También reconstruye la peripecia de aquellos que arriesgaron su vida con tal de escapar de la RDA.
"En realidad Kennedy no apoyó la construcción del muro, sino que lo aceptó porque sentía que era una de las pocas oportunidades que tenía de evitar una guerra en un momento de gran peligro nuclear", explica Mitchell a El Cultural. Y lo cierto es que la construcción de aquella infame frontera en plena capital alemana tuvo un efecto positivo en las relaciones entre EE. UU. y la URSS. "Redujo las tensiones", dice el veterano periodista estadounidense, "aun a costa de herir a los alemanes".
Mitchell saca a la luz el cuestionable papel JFK en los intentos de huida de ciudadanos del Este que siguieron a la construcción del muro. Huidas tantas veces dramáticas. "JFK no hizo lo suficiente por apoyar a los que querían huir ni presionó en absoluto a los soviéticos para que permitieran que más personas cruzaran la frontera", dice. Y de esto, en realidad, se ocupa su libro, cuya adaptación cinematográfica, que será dirigida por Paul Greengrass, el director de la saga de Bourne, ya está en marcha.
Interior de uno los túneles de Berlín
Los túneles se ocupa sobre todo de unos hechos concretos, pero que tienen que ver con la política de "stand-off" que JFK mantuvo en aquel momento de la Guerra Fría: la prohibición gubernamental -no oficial, claro- de la cobertura mediática de los intentos de huida por debajo del muro de Berlín. Kennedy se sirvió para ello de la ayuda de Dean Rusk, su secretario de Estado.En un tiempo en que los desencuentros entre Trump y la prensa copan los titulares de esa misma prensa que se siente atacada, el libro de Mitchell muestra que la relación de JFK con los medios no era, en el fondo, tan distinta. Aunque aquí cabe un matiz, afirma: "Es verdad que JFK odiaba tanto a los medios como la mayoría de los presidentes, aunque no tanto como Nixon y Trump".
Como se cuenta en el libro, JFK tomó medidas sin precedentes que coartaron la libertad de prensa y obstaculizaron el trabajo de los periodistas. Un ejemplo: con el fin de evitar que se informara sobre las huidas, llegó a ordenar que se pinchara el teléfono de un destacado reportero del New York Times.
El libro está lleno de historias de héroes, de víctimas y de verdugos, y de maquinaciones políticas. Está la historia de Harry Seidel, célebre ciclista de Alemania del Este. Huyó a Occidente y poco después sacó de la RDA a su mujer y a su hijo. Desde entonces se dedicó a ayudar a decenas de personas a cruzar a través de los túneles. Su coraje le valió el sobrenombre de draufgänger, el temerario. O la de Piers Anderton, corresponsal de la NBC en Berlín que llegó a colaborar, al menos en una ocasión, en las huidas desde Berlín Este. Él fue quien concertó con los constructores la grabación en exclusiva del túnel de Bernauer Strasse, que se acordó previo pago del equivalente a 150.000 dólares americanos de hoy. Anderton ya había tenido problemas con las autoridades norteamericanas por informar de los ataques a que las tropas de la RDA sometía a los convoyes estadounidenses que llevaban suministros a la Alemania occidental. La Casa Blanca no quería que nada pusiera de relieve su vulnerabilidad en Europa.
Peter Fechter, muerto tras ser tiroteado cuando intentaba escapar de Berlín Este
El libro es también la historia de ciertos lugares berlineses, como la Heidelberger Strasse, conocida como la "calle de las lágrimas", y que estaba recorrida por algunos de los primeros túneles que se construyeron.
@albertogordom