Jesmyn Ward: "El racismo todavía es un mal sistémico en Estados Unidos"
Jesmyn Ward. Foto: Beowulf Sheehan
El pasado no enterrado da forma al presente. Ésta es la letanía que recorre La canción de los vivos y los muertos (Sexto Piso), la última novela de Jesmyn Ward, que le ha valido su segundo National Book Award. Una historia sobre dolor y pérdida que logra demoler cualquier mito residual sobre una América posracial.
Esta cicatriz continúa sangrando en La canción de los vivos y los muertos (Sexto Piso y simultáneamente en catalán Edicions del Periscopi), una oscura epopeya familiar ambientada en el Mississippi contemporáneo que lidia con la raza, la pobreza y las secuelas de la violencia pasada. Una suerte de homenaje al Mientras agonizo de Faulkner, también una familia rural pobre que se embarca en un viaje en carreta, donde tres voces se imbrican para narrar la historia: la de Jojo, un adolescente mestizo con un padre en la cárcel, su madre Leonie, una drogadicta atormentada por el fantasma de su hermano Given, muerto 15 años atrás, y Richie, el fantasma de un niño muerto en los años 40 en un campo de trabajo.
Pregunta.- Escribe historias con un contexto y unos personajes muy definidos, ¿cuál es su fuente de inspiración?
Respuesta.- Mi ficción no es autobiográfica, pero describo lo que me rodea. Las personas que viven en el Mississippi rural y forman mi comunidad, gente pobre y negra del Sur. Ellos son mi inspiración. Quiero decir la verdad sobre este lugar, sobre esta gente que ha sido invisible durante tanto tiempo. Es un honor para mí escribir sobre ellos.
P.- ¿Cuál es la responsabilidad de un autor para sondear realidades incómodas? ¿Hasta qué punto ser una escritora negra y del Sur condiciona su escritura?
R.- Todo acerca de quién soy como escritora ha sido conformado por crecer y vivir en el Sur. Veo la desigualdad y la dura realidad de las vidas que las personas que amo viven, y quiero representar eso, para que tenga una presencia. Siento cierta responsabilidad: si elijo escribir sobre estas personas, tengo que ser honesta sobre lo que están viviendo. Ahí entran realidades incómodas, claro, porque muchos de ellos luchan con el dolor, la pérdida y la muerte. Cuando escribo trato de dar dignidad a mis personajes, que los lectores entiendan cómo son sus vidas.Cuando escribo trato de darles dignidad a mis personajes, que los lectores entiendan cómo son sus vidas"
P.- Ha sido acusada de localismo en sus historias, ¿cómo se consigue que un marco y unos personajes tan definidos trasciendan hasta lo universal?
R.- Toda buena literatura utiliza el poder de lo específico para tener un impacto universal. Si el escritor presenta los personajes de manera tan vívida, con tanto detalle, que se vuelven reales para el lector, sus historias se convertirán en las historias de los lectores. Me esfuerzo por recordar esto en cada pieza que escribo. Además, me gusta pensar que mis libros tienen poder, peso y belleza duradera, sin importar mi color o los colores de mis personajes.
Raza e identidad
P.- Sus protagonistas suelen ser adolescentes, ¿por qué?R.- Estoy realmente interesada en los niños que tienen que soportar las cargas de los adultos. Y no solo tienen que soportar cargas interpersonales, como tener una madre negligente o criar a sus hermanos menores, sino que el racismo sistémico que existe en Estados Unidos también les afecta. Jojo fue el germen de la novela. Tenía mucha curiosidad sobre cómo sería para un niño mestizo de 13 años crecer hoy en el Sur, enfrentarse a la historia de la esclavitud y a esa herencia mixta.
R.- Ser mestizo significa que Jojo tiene que luchar con los diferentes aspectos de su identidad de una manera muy personal. No puede escapar, especialmente cuando su familia blanca ni siquiera los reconoce a él, a su hermana o a su madre. Creo que las personas de raza mixta deberían ser capaces de interpretar su identidad de la forma que quieran, abarcando uno o los dos aspectos. Jojo está un poco limitado, porque cuando los demás interactúan con él lo tratan simplemente como negro. Así que él se aferra a eso.
P.- ¿Cómo enfocó el personaje de Leonie?
R.- Dudé mucho si dotar al personaje de la pérdida de un hermano, no quería que los lectores confundieran mi dolor y mi pérdida con los de Leonie. La forma en que resolví esta vacilación fue hacer realidad a Given, y hacer que su pérdida fuera real para Leonie, para que su dolor asumiera su propia vida. La forma en que Leonie aborda todo lo difícil en su vida, incluido su dolor, es el germen de su adicción y sus dificultades. No puede soportar la pérdida, no ha encontrado una manera de seguir adelante. Así que ataca con ira a sus hijos o consume drogas para sobrellevarlo.
P.- La crítica relaciona su obra con la de Faulkner, Toni Morrison o Eudora Welty. ¿Está de acuerdo o es un poco reduccionista?
R.- Es un honor ser comparada con estos escritores. Todos ellos lucharon con problemas de identidad, desigualdad y pérdida en su trabajo, y trataban de entender el corazón oscuro del Sur de Estados Unidos. Con el debido respeto, estoy siguiendo su ejemplo. Y procuro agregar mi parte a la tradición de la literatura sureña: personajes negros cuyas vidas internas son reales y variadas como las personas con las que crecí.
P.- Hoy en día el racismo parece un tema superado, pero en sus textos vemos que no es así, ¿qué permanece hoy en día?
R.- El gran problema es que en Estados Unidos no solo existe el racismo interpersonal, sino también el racismo sistémico. Raramente se reconoce, y por eso es tan difícil de eliminar. Sabemos que los afroamericanos alcanzan los niveles más altos, incluida la presidencia, y que hay una clase media sustancial, pero esto se ve contrarrestado por un racismo sistémico que continúa deshumanizando, marginando y empobreciendo vidas negras. Está en todas nuestras instituciones: nuestro sistema de justicia, educativo, de atención médica, de vivienda...
El peso del pasado
P.- ¿Cómo le afecta el clima político actual?R.- Hemos retrocedido. Es agotador vivir con esto todos los días, pero hago lo que debo hacer. Peleo. Nuestros horrores actuales no me han silenciado todavía. No sé si lo harán. En todo caso, la atmósfera política actual me ha enojado y exasperado aún más, y eso me llevo a mi escritorio, a mi ordenador, a mis libros. Igual que en el siglo pasado, muchos todavía piensan que las vidas negras valen menos.
Para Ward, los que están en el poder en Estados Unidos "invierten en borrar el pasado, negando su impacto en el presente. Siguen insistiendo en que el racismo no existe. Que todos nacemos con las mismas oportunidades". Sin embargo, cree que si las personas escriben sobre esclavitud, es porque existe un rechazo a esa narrativa oficial. Ahí reside el otro eje de la novela, que gira en torno a la prisión de Parchman, hoy la Penitenciaría Estatal de Mississippi, donde desde principios de siglo las autoridades recluyeron a la población negra, muchos niños de 12 y 13 años, para que trabajaran los campos de forma gratuita hasta la extenuación y en ocasiones incluso la muerte.A nivel político hemos retrocedido mucho. Es agotador vivir con esto todos los días, pero hago lo que debo. Peleo"
P.- Parchman es un personaje más del relato...
R.- Parchman es el peso de la historia influyendo en el presente, moliendo a los que están a su alcance. Como escritora, siento que siempre lucho con esta idea del peso de la historia y cómo la historia influye en el presente. Quiero traer esas historias olvidadas al presente para que el sufrimiento de esas personas borradas sea reconocido.
P.- ¿Cómo nace el personaje de Richie?
R.- Cuando descubrí que niños tan pequeños como Richie fueron acusados de delitos menores como vagancia y enviados a Parchman para volver a esclavizarlos, tenía que escribir sobre él. Pero quería que tuviera una agencia que se le negara en la vida, y pudiera interactuar con Jojo en el presente. La única forma en que pude lograrlo fue convertirlo en un fantasma.
P.- Otro de los ganadores de la temporada literaria en Estados Unidos, Lincoln en el Bardo, de George Saunders, también se adentra en un mundo espiritual, ¿es una coincidencia?
R.- Estamos en un momento difícil en la historia. Muchas personas en el poder intentan reescribir el pasado y el presente para adaptarlo a su narrativa. Escribir sobre los espíritus es una manera de contrarrestar eso, porque a las personas del pasado se les permite estar presentes en el momento y contar sus propias historias. Que coincidan estos planteamientos es una señal de que muchos estamos luchando con el peso del pasado.
P.- Su próxima novela estará ambientada en una Nueva Orleans esclavista. ¿Escribirá algún día una novela ajena al Sur?
R.- Es la primera vez que escribo una obra de ficción histórica, así que intentaré hacer que el mundo y los personajes sean únicos, complicados y presentes. Es un mundo difícil de describir, pero quiero hacerlo visible para los lectores. Vivir con la presencia constante de racismo y pérdida es una experiencia emocionalmente devastadora. ¿Y quién sabe dónde me llevará la escritura? Sí, podría escribir fuera de mi región y cultura, pero ya veremos.