Las cosas en su sitio
Daniel Fernández Rodríguez
16 noviembre, 2018 01:00Daniel Fernández Rodríguez
La sombra de Jaime Gil de Biedma es alargada; pero si se elude el afán multiplicador, puede ser germen de registros reveladores y austeros. Sucede con Daniel Fernández Rodríguez (Barcelona, 1988), que en este libro pone las cosas en el sitio del autorretrato desde el sano cansancio de uno mismo, atisbado en el trazo del poema inaugural "Querido compañero".El espejo ofrece el "rostro soñoliento y triste y solo" que desbroza la espesura confesional. El poema "Los novelistas" muestra la existencia como "actores principales, figurantes" que desconocen "qué ha sido de nosotros". La vida es fingimiento mientras declinamos el amor "como se piensa el mar o la mañana". En "Otoño", sabemos que "tus alas en la tarde yo las quiero / para ocultar mi rostro de hombre solo", con un delicado y dinámico erotismo en Judith. "Cabelleras sangrantes en la playa, domingos de horas rotas", sirven de preámbulo para "La ciudad", "cuando todos los padres eran reyes", en el que el niño de ayer acabará encontrándose con el hombre que escribe dentro del espejo.
HOJAS
Como una hoja de noviembre caprichosa
cuando al caer va revoltosa sepultando
la rúbrica fugaz del último amarillo
hasta perderse entre los restos del otoño:
desprenderse en silencio una mañana,
ir dando tumbos y posar
el cuerpo en algún otro
cuerpo,
entre los brazos firmes del abrazo anónimo,
y juntos ver pasar los pasos de la vida.