Muere el escritor Juan Eduardo Zúñiga
El autor de 'La trilogía de la Guerra Civil' y 'Flores de plomo' ha fallecido hoy a la edad de 101 años. “Soy un escritor lento -compartió en una ocasión-, impulsado por el placer de narrar, de encontrar una historia, las palabras exactas y el sonido de una frase”
24 febrero, 2020 17:22“Soy un escritor lento, impulsado por el placer de narrar, de encontrar una historia, las palabras exactas y el sonido de una frase”. Así se definía a sí mismo Juan Eduardo Zúñiga. Premio Nacional de las Letras Españolas en 2016, el escritor, traductor y crítico ha fallecido hoy. Acababa de cumplir 101 años el pasado 24 de enero.
"Era caprichoso en las comidas -en Hylogui le quitaban los tropezones de la paella-, contertulio de pocas palabras y andarín de rutas sorprendentes a horas insólitas -recordaba su íntimo amigo Manuel Longares para El Cultural por su 100 aniversario-. De lejos, dirigiéndose a ti con las manos atrás, se confundía con la silueta de Valle-Inclán por la calle de Alcalá hacia la Granja del Henar; de cerca era menos intimidante, incluso al transmitir lecciones de historia o referirse a costumbres ante las que, si le soliviantaban, evitaba exhibir su discrepancia".
Caviloso observador del mundo, Zúñiga era a un tiempo un narrador simbolista, hermético, fantástico y elusivo, que supo retratar la dura posguerra española como si de una leyenda rusa se tratara. Solía refugiarse en la imaginación para "ampliar el foco, la mirada, sin prescindir de la veracidad", pues sabía, como sus maestros Chejov y Turgenev, que al situar a los personajes en un espacio y un tiempo indefinidos conquistaba "una gran libertad de evocación". Narraba como vivía, tranquilamente, sin rencores ni olvidos. Y prefería los relatos a las novelas, "porque, en principio, esa es la medida de mi respiración”.
Nacido el 14 de enero de 1919 en Madrid, Zúñiga cursó estudios de Bellas Artes y Filosofía y Letras. Se especializó en el siglo XIX y en las literaturas eslavas, en particular en ruso y búlgaro. "Mis primeras lecturas fueron autores rusos -compartió en una ocasión al respecto-. Era casi un niño cuando leí los cuentos de Pushkin pero la lectura de Turguénev, siendo ya adolescente, significó para mí un deslumbramiento, yo quería escribir como él". Entre los numerosos estudios y ensayos como especialista en literaturas eslavas que publicó destacaron: la biografía de Turguénev titulada Los imposibles afectos de Ivan Turgueniev (1977); varios ensayos sobre escritores rusos como Chéjov; y numerosos artículos acerca de la cultura búlgara. También tradujo a importantes novelistas y poetas de los países del Este, y a autores portugueses, como Urbano Tavares Rodrigues o Mario Dionisio. Gracias a esta labor se le concedió en 1987 el Premio Nacional de Traducción por la versión castellana de las obras del escritor portugués Antero de Quental.
A sus primeras novelas Inútiles totales (1951) y El coral y las aguas (1962), siguieron títulos como Flores de plomo (1999), una crónica basada en datos históricos de la noche en la que Mariano José de Larra se suicidó. En 1980 publicó el primer título de su famosa trilogía sobre Madrid y la Guerra Civil: Largo noviembre de Madrid (1980), La tierra será un paraíso (1986) y Capital de la gloria (2003). Este último título mereció el Premio de la Crítica de Narrativa en castellano y el Premio Salambó. Entre otras obras, publicó además el ensayo Los artículos sociales de Mariano José de Larra (1967), El anillo de Pushkin (1983) o las colecciones de relatos breves Misterios de las noches y los días (1992) y Brillan monedas oxidadas (2010).
Entre sus muchos reconocimientos, Juan Eduardo Zúñiga recibió el Premio Nacional de las Letras Españolas en 2016, por "una vida dedicada a las letras en las que ha sido un maestro tanto en el género del cuento, realista y fantástico, como en el ensayo literario y la traducción". Además obtuvo otros galardones como el Premio de la Crítica de Narrativa en castellano (Asociación Española de Críticos Literarios) en 2003 por Capital de la gloria, Premio Nacional a la Mejor Traducción en 1987 por Poesías y prosas selectas, de Antero de Quental [Juan Eduardo Zúñiga y José Antonio Llardent] (Portugués - Castellano) [Ex Aequo] y Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid en 2003.