Milena Busquets y la aventura de vivir
En 'Gema', la escritora relata, a través de una voz creíble e interesante y con un intimismo confesional depurado y exigente, la muerte de una amiga
23 febrero, 2021 09:18En Gema, una narradora anónima en primera persona procede a “investigar” las circunstancias que rodearon la muerte prematura, con solo quince años y a causa de una fulminante leucemia, de la amiga de infancia cuyo nombre encabeza el libro. La referencia indirecta aunque trasparente a la madre de Milena Busquets (Barcelona, 1972), Esther Tusquets, e indicios varios referidos a la familia de la notable escritora y editora catalana fallecida hace un decenio, desvelan la palmaria identificación de la narradora con la autora del relato. Vuelve, pues, Busquets a la autoficción sobre la que sostuvo su anterior novela, la merecidamente exitosa También esto pasará, aunque ahora con un intimismo confesional más depurado y exigente.
El trabajo de rememoración al que sirve de detonante el deseo de iluminar las zonas opacas en el recuerdo de dicha muerte se expande también a la trayectoria vital de la cuarentañera narradora, quien, al reconstruirla, reporta una concreta estampa colectiva. Aunque sin el propósito sociológico de la vieja narrativa realista, Gema muestra las características de un grupo social específico, una clase acomodada, selecta, de comportamientos libres y nutrida por gente del mundillo intelectual y artístico (escritores, actores, editores…). Los descendientes de la revulsiva gauche divine de los amenes franquistas.
'Gema' es una novela limpia, libre de retórica verbal y de vehemencias psicológicas, donde Busquets aporta una voz creíble e interesante
El cuadro se acota al ámbito de lo familiar y próximo. La narradora no lo pinta, sin embargo, con perspectiva abstracta. Lo hace con aquilatada selección de datos concretos: los hijos, los amantes, las amistades o el trabajo. La narración de Busquets selecciona algunos pivotes particulares de la existencia. Por sus páginas desfilan la necesidad de precisar la incierta memoria, el recuerdo de los padres, la necesidad de despedirse de quienes nos faltan, el entorno gratificante de los hijos o el recurso a los allegados de ayer y de hoy para soslayar la soledad.
En esa madeja de vivencias ocupan un lugar preeminente el amor y la complejidad de las relaciones sentimentales. La muerte —Gema, pero también los padres fallecidos— y el amor —la titubeante relación actual con un apuesto actor de teatro y también con otras parejas anteriores— vienen a ser el núcleo de la reflexión existencial de Busquets.
Podría decirse que poco de nuevo, salvo por los detalles anecdóticos menudos, aporta la rememoración de la autora. La literatura ya lo ha dicho casi todo de la experiencia humana. La novedad e interés esperables residen en la forma. Y es aquí, en su modo leve, limpio, conciso, libre de retórica verbal y de vehemencias psicológicas, donde Busquets aporta una voz creíble e interesante. Gema se configura como un lúcido, cálido y emotivo reportaje de la aventura de vivir. Su historia, cuyo tono directo le confiere un grado absoluto de autenticidad, postula una lección de vida por el equilibrio entre desazones y reafirmación vitalista.