Elisa-Victoria_por-Cecilia-Diaz-Betz

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Letras

Elisa Victoria y el sombrío evangelio humano

Sin excesos ni maniqueísmos, la escritora habla en 'El evangelio' del ser humano con sus zonas sombrías, con su herencia amarga

26 abril, 2021 09:16

El evangelio

Elisa Victoria

Blackie Books. Barcelona, 2021. 312 páginas. 22 €

1. Aprendí mucho acerca del mundo en un coche estacionado, mientras esperaba a que mi novia de entonces, y ahora hermana, acabase su turno en Telepizza. A través de un ventanal, la veía lavar platos o barrer el suelo con ansiedad de cierre. Luego, sentada en el asiento de copiloto, me contaba la jornada con una lucidez tierna, pese a disponer de muchas razones para la crueldad: las minúsculas dinámicas de poder, las alianzas inesperadas, los placeres insólitos de un trabajo mecánico… No ceso de recordar esos momentos desde que leí El evangelio, la conmovedora novela de Elisa Victoria (Sevilla, 1985).

Su protagonista y narradora es una estudiante precaria de Magisterio que se gana un sueldo en Telepizza en la España “rica” de 2006. A Eulalia le roban el corazón los niños y las pornstars, también sus escasas amigas. Eulalia se comunica malamente con las personas, observa, entiende todo, se siente inerme, necesita creer que algo o alguien puede salvarse ahí fuera y también dentro, en los pulmones y la genitalia que le queman. El personaje es una maravilla, y deberíamos escuchar su voz como si fuera la una de la madrugada, cuando recién acabó su turno de noche en una cadena de comida rápida. Cuando se necesita más que nunca una fe, pero es más difícil y hermoso encontrarla.

2. En 2019, Victoria participó en las extintas Conversaciones de Formentor con un breve texto acerca de El enebro, de Barbara Comyns, que leyó para el público. Yo colgué unos segundos de la intervención en mi cuenta de Instagram: “Tengo miedo”, dice en el vídeo, “de convertirme en un monstruo repugnante en este mundo que considero terrible, por eso me consuela mucho que haya personas compasivas como Barbara Comyns”. Autora que mira a otra autora, reconocía en Comyns una extraña capacidad para descifrar lo humano en lo terrible.

Sin excesos ni maniqueísmos, Elisa Victoria habla aquí del ser humano con sus zonas sombrías, con su herencia amarga

Es la misma capacidad que desborda en El evangelio, un libro sin excesos ni giros narrativos fáciles, sin maniqueísmos ni concesiones. Por culpa de un descuido, Eulalia hace sus prácticas de maestra en un colegio privado católico. Allí descubre nuevas dinámicas de poder, agujeros negros del sistema educativo, mecanismos represivos, los límites de la fe en conflicto con la ortodoxia. Por supuesto que la novela arroja una mirada crítica a la Iglesia, pero no imaginen un festival anticlerical: aquí se habla del ser humano con sus zonas sombrías, tristes, con su herencia amarga. Por lo demás, solo dos o tres pasos podrían convertir estas páginas en cuento gótico, relato de terror o leyenda urbana maligna; a Elisa Victoria no le hace falta, su aparente realismo de diálogos con acento basta y sobra para que queden flotando espectros terribles a tu alrededor.

3. El primer libro de Elisa Victoria fue Porn & Pains. En él, hablaba de actrices porno asociándolas a su propio estado de ánimo, al desgarro de la adolescencia o la juventud, a la boca del lobo de la edad adulta. Hace poco, descubrí que la preciosa, finísima pornstar Stephanie Sadorra (Jenni Lee, su nombre artístico) vive desde 2019 como vagabunda yonqui bajo un puente de Las Vegas. Qué desolación, qué cosas
de mierda hace el mundo con nosotros.

La narradora de El evangelio sabe que a los niños a su cargo les esperan toda clase de rendiciones, que ella misma ya ha cedido tanto, que “todos los trabajos son prostitución”. El evangelio de Eulalia es la compasión al mirar cada realidad de frente, sin paños calientes. Por eso, sus personajes hablan un lenguaje tan reconocible, su humor huele a lejía sobre ácido úrico y un gesto mínimo como compartir dos cigarrillos tiene la densidad hermosa de un tratado moral. Eulalia, protagonista de El evangelio, no es escritora o no dice serlo, pero goza de todos los recursos y el tipo exacto de inteligencia que hay que exigir a una gran escritora. Son los de Elisa Victoria, que me ha dejado temblando.