Marcos-Ricardo Barnatán: "Borges me reafirmó en mi voluntad de ser escritor por encima de todo"
Tras el éxito de su recuperada 'Antología de la Beat Generation' (Chamán), el escritor acaba de lanzar el primer tomo de sus memorias, 'El Príncipe de Alepo' (Del Centro Editores)
11 diciembre, 2022 01:47¿Qué libro está leyendo estos días?
Acabo de terminar Montevideo de Enrique Vila-Matas, magnífico libro, y releo Las Elegías de Duino, de Rilke, en la versión de Juan Rulfo.
¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
Abandono muy pocos libros porque suelo seleccionar mucho el libro que leo. No me dejo seducir fácilmente, y no me gusta sufrir cuando leo.
¿Con qué personaje le gustaría tomarse un café mañana?
Me hubiera gustado conocer a Marcel Proust, al escritor y al personaje de En busca del tiempo perdido, pero también a muchos otros como al poeta Mallarmé.
¿Recuerda el primer libro que leyó?
El primero fue el Upa!, un libro para aprender a leer, aunque el que recuerdo de la infancia es sin duda Robinson Crusoe; era un niño solitario que se identificaba mucho con el naúfrago.
¿Cuáles son sus hábitos de lectura: es de tableta, de papel, lee por la mañana, por la noche...?
Siempre leo literatura en papel, nunca he leído un libro digital. De joven leía mucho antes de dormir, ahora que soy un señor mayor leo de día, a cualquier hora del día.
Cuéntenos una experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.
Descubrir la obra literaria de Borges me reafirmó en mi voluntad de ser escritor por encima de todas las cosas. Es mi maestro hasta hoy, que lleva 36 años muerto.
¿Por qué, pese al tiempo transcurrido, ni ha querido cambiar una palabra de El Príncipe de Alepo?
Si, no he querido corregir al que escribió El Príncipe de Alepo, ese señor que se parece mucho a mí, quizá porque lo que no conté ahí lo estoy contando en otro libro en el que estoy ahora, Malsana Memoria, que dará que hablar.
De todos los fantasmas que recorren sus páginas (su abuelo, sus primos, Borges, Eduardo Arroyo, Cabrera Infante…), ¿a quién echa más de menos?
Siento mucho las ausencias, en primer lugar la de mi madre. También la de grandes amigos que ya no están como Eduardo Arroyo, Cabrera Infante o Javier Marías.
¿Por qué Sabato nunca le resultó simpático?
Porque era un señor difícil, ególatra, deprimente, sin sentido del humor. Escribió una gran novela, Sobre héroes y tumbas, y era un pésimo pintor.
Si hoy se encontrara al Marcos-Ricardo Barnatán joven y efervescente poeta que viajó a Europa, ¿qué consejo le daría, de qué o sobre quién le advertiría?
A ese muchacho inocente le recomendaría que no sea como yo, que no se deje embaucar, que tenga muchos más enemigos que yo.
¿El tiempo ha sido justo con los poetas beat?
Creo que sí, Allen Ginsberg es hoy un icono de la literatura norteamericana.
¿Entiende, le emociona el arte contemporáneo?
He sido crítico de arte militante durante mucho tiempo, y el arte contemporáneo me interesa y me emociona cuando es bueno. Hoy se vende un arte superficial, frívolo y bastante analfabeto, y eso no deja de irritarme.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
Tengo una pequeña pero intensa colección de arte español, pero también alguna joya extranjera como el dadaísta Marcel Jancó. Me gustaría recuperar una escultura de Martín Chirino que tristemente perdí.
¿Cuál es la última exposición que ha visitado?
La de dibujos de Juan Muñoz de este verano en el Centro Botín de Santander, un artista con el que me reconcilié.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
Soy español y soy argentino. A veces los dos que soy no nos ponemos de acuerdo. Cabrera Infante decía que nos une todo menos el idioma, y tenía razón. España es apasionante, provoca sentimientos encontrados. “No nos une el amor sino el espanto, por eso será que la queremos tanto.”
Proponga una medida para mejorar nuestra situación cultural.
Al ministro de cultura: por favor, salve la casa de la poesía, la casa de Vicente Aleixandre.